La melancol¨ªa de Isco
El malague?o regres¨® a casa, fall¨® un gol claro y nunca se encontr¨® a pesar de ser despedido con una enorme ovaci¨®n
A Isco se le amontonaron los recuerdos nada m¨¢s pisar el c¨¦sped de La Rosaleda. Hace tan solo un a?o, su M¨¢laga alcanzaba los cuartos de final de la Liga de Campeones tras eliminar al Oporto conducido por el fino centrocampista andaluz. Volvi¨® de titular de un Madrid donde Bale rompi¨® a jugar y Di Mar¨ªa hab¨ªa anunciado su ausencia con antelaci¨®n. Isco escuch¨® c¨®mo su nombre fue coreado por la grada cuando son¨® la alineaci¨®n del Madrid por megafon¨ªa y sinti¨® la caranto?a que le hizo Cristiano justo antes de empezar el partido. Isco jug¨® por la izquierda, en una zona en la que pareci¨® no sentirse c¨®modo. De los cuatro primeros balones que toc¨®, tan solo jug¨® con sentido uno, que lleg¨® al omnipresente Bale. El gal¨¦s ofreci¨® un curso de c¨®mo jugar en la banda, a pie cambiado, con conducciones prodigiosas y cambios de juego excelentes. No pudo mirarse en su espejo Isco.
Se march¨® agradecido, pero no feliz por su discreto partido
Su peque?o calvario en la banda pudo acabar en el minuto 31, cuando Di Mar¨ªa entr¨® en el campo por el lesionado Benzema. Isco se coloc¨® de falso nueve, esa demarcaci¨®n que parece inventada para la selecci¨®n espa?ola. Ausente y desconectado, apenas hubo noticias del futbolista malague?o, cohibido ante la actuaci¨®n de Bale en un primer tiempo muy bueno, el golpeo de Cristiano o el f¨²tbol el¨¦ctrico de Di Mar¨ªa. Curioso el caso del argentino, no es centrocampista ni lateral ni extremo, pero juega bien en todas esas posiciones. En la noche malague?a, su pase al ¨¢rea de volea tras cambio de juego de Marcelo despert¨® un murmullo de admiraci¨®n.
La melancol¨ªa de Isco encontr¨® su punto ¨¢lgido tras una jugada de Di Mar¨ªa. El argentino corri¨® 20 metros y asisti¨® a su compa?ero. Isco, solo ante Caballero, la lanz¨® fuera, por encima del larguero. La Rosaleda volvi¨® a corear su nombre. Fastidiado, agach¨® la cabeza m¨¢s de la cuenta y se desenganch¨® de la posici¨®n de delantero en busca del bal¨®n. Sin ¨¦l, sufre demasiado y no se parece en nada al que comenz¨® la temporada de manera fulgurante. Pasada la hora de juego, Isco abandon¨® la que fue su casa, sustituido por Jes¨¦. Atron¨® la tercera ovaci¨®n de La Rosaleda. Isco se march¨® agradecido, pero no feliz por su discreto partido. Quiz¨¢s como el de su Madrid, m¨¢s pendiente del cl¨¢sico que de lo que ocurr¨ªa en M¨¢laga, ofuscado en un segundo tiempo m¨¢s bien flojito, donde su rival tuvo opciones.
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