Nadal, una remontada de sufrimiento
Tras ceder el primer set con dos dobles faltas, el espa?ol gana 4-6, 6-2 y 6-4 a Raonic y jugar¨¢ por la final contra Berdych
El viento que sopla insistentemente es testigo de c¨®mo Rafael Nadal vive peligrosamente para ganar 4-6, 6-2 y 6-4 a Milos Raonic en cuartos del Master 1.000 de Miami. Sin los brillos de las jornadas precedentes, el n¨²mero uno cede la primera manga con dos dobles faltas y se cita en la lucha por la final con el checo Tomas Berdych por pura cabezoner¨ªa (medianoche del viernes, Tdp; Kei Nishikori y Novak Djokovic jugar¨¢n la otra semifinal). Es una noche apasionante y sufrida, de las que se usan en el vestuario para valorar el estado de los mejores y medir si son atacables. Esos ojos observadores no ven a un Nadal brillante, sino a uno que vive agobiado por las ocasiones desaprovechadas en la primera manga (tres bolas de break) y que no encuentra continuidad en los golpes. Esos ojos ven, tambi¨¦n, a un Nadal fiero, dispuesto al sufrimiento, listo para las dificultades que le ofrecen el rival (tremendo sacador), la noche (frio y viento) y su falta de pericia en ciertos momentos (varios restos fallados sobre segundo saque). A un guerrero.
En el arranque, el saque de Nadal no hiri¨® al canadiense. Con su 1,95m, el n¨²mero doce mundial tiene brazos largos para restar. Al espa?ol le cost¨® explotar sus piernas pesadas con servicios al cuerpo o que le obligaran a trasladarse para golpear en posiciones inc¨®modas. Como el n¨²mero uno tampoco aprovech¨® sus opciones al resto durante la primera manga, Raonic creci¨® con el partido, en lugar de irse diluyendo, que es lo que les suele ocurrir a los sacadores cuando el mallorqu¨ªn les obliga a uno y mil esfuerzos. La presi¨®n fue traslad¨¢ndose del aspirante al favorito. Y llegaron esas dos dobles faltas que cambiaron el panorama. De repente, Nadal estaba obligado a una hombrada. Sin margen de error, el marcador fotografi¨® una reacci¨®n explosiva: 4-0 y bola de break para el espa?ol, que se llev¨® el partido al tercer set castigando los segundos servicios del canadiense.
Kei Nishikori y Novak Djokovic jugar¨¢n la otra semifinal
El campe¨®n de 13 grandes, que pareci¨® hacerse da?o en un pie intentando recuperar una pelota, construy¨® su propuesta sobre esa diana (gan¨® un impresionante 61%). Como el cansancio fue haciendo mella en Raonic, obligado una y otra vez a jugar pelotas que normalmente no le vuelven, Nadal fue abri¨¦ndose camino. Del tenista que sacaba a 232 kil¨®metros por hora en el inicio del encuentro se pas¨® a otro con problemas para poner el primer servicio en juego (55% al final del duelo), sin recursos para pelear desde el fondo, superado por el v¨¦rtigo de verse por delante del n¨²mero uno del mundo. Del Raonic s¨®lido, capaz de mirar de t¨² a t¨² a Nadal en los intercambios largos, se pas¨® a otro con el gatillo r¨¢pido, obsesionado con disparar primero, sin elaborar la jugada. Seg¨²n acumul¨® errores el canadiense sum¨® seguridades el espa?ol, que a¨²n as¨ª no encontr¨® su mejor versi¨®n. Al n¨²mero doce le pes¨® el escenario y la ocasi¨®n. Tuvo un momento de duda. Y mientras ¨¦l se hac¨ªa preguntas, su contrario empez¨® a encontrar respuestas.
Se lleg¨® entonces al tercer parcial. Aullaba el viento. Temblaban los tenistas. Con el marcador equilibrado, ya sin la presi¨®n de verse por delante, Raonic jug¨® con m¨¢s claridad. Con valent¨ªa. Busc¨® sus opciones con el drive y el servicio, atacando la red para dejar su sello en el partido. Acostumbrado a graduarse como el mejor en duelos marcados por el viento, a Nadal pareci¨® atragant¨¢rsele el encuentro. Cada vez que busc¨® ese golpe m¨¢gico que le distingue, ese instante cat¨¢rtico que le lleva a la victoria, encontr¨® la red o el pasillo. Entonces, se lleg¨® al 3-3. Dos veces sirvi¨® Raonic para sumar el juego. Dos veces le llev¨® Nadal al deuce. Apareci¨® una bola de break. Un servicio que rompi¨® la barrera del sonido... y un resto a los pies que abri¨® la puerta del break y cerr¨® a Raonic la del partido (4-3 y saque del espa?ol). Magia. Pasi¨®n. Puro Nadal.
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