Rojos en el cielo, rojos en el infierno
Llevan casi un cuarto de siglo mirando al resto del pa¨ªs por encima del hombro y les cuesta mucho darse cuenta de que ahora est¨¢n abajo. Hoy, muchos le echan la culpa al entrenador, David Moyes, olvidando quiz¨¢ la teor¨ªa de los ciclos y la realidad de que no son los ¨²nicos que tienen dinero para comprar la gloria. Es el Manchester United. El s¨¢bado le metieron cuatro al Aston Villa, pero para muchos hinchas ha sido la peor semana de su vida.
Acostumbrados a vivir en el cielo, los hinchas del United tienen que acostumbrarse ahora a las tinieblas del infierno. El martes, los eternos rivales ciudadanos, el City, les metieron tres en su tercera victoria consecutiva en Old Trafford. Para aumentar su calvario, los otros rivales a muerte, el Liverpool, se pusieron l¨ªderes tras comerse al Tottenham (4-0). Ahora es el rojo del Liverpool el que est¨¢ en el cielo, so?ando con el para¨ªso de los a?os setenta y ochenta. Lleva dos puntos de ventaja al Chelsea y cuatro al City (aunque tiene dos partidos menos) y los dos han de pasar por Anfield¡
Nada que ver con el panorama del Manchester United. Bajo el largo imperio de Alex Ferguson solo sab¨ªan ganar. Han conseguido con ¨¦l 13 de las 21 Premier disputadas, 10 m¨¢s que el Arsenal y 10 m¨¢s que el Chelsea. Han ganado tambi¨¦n dos Champions, cuatro Copas de Inglaterra, dos Mundiales de Clubes y tres Copas de la Liga. Ahora, clasificarse para la Liga Europa, esa competici¨®n que ning¨²n grande quiere jugar porque participar en ella es tener un certificado de fracaso, es su objetivo m¨¢s realista. Ni siquiera eso lo tienen f¨¢cil: el Everton les lleva seis puntos y tiene un partido menos.
Ni el m¨¢s optimista de los hinchas del United parece tener fe en las posibilidades de su equipo en la Champions
Ni el m¨¢s optimista de los hinchas del United parece tener fe en las posibilidades de su equipo en la Champions, entre otras cosas porque el martes recibe al actual campe¨®n y equipo de moda, el Bayern de Pep Guardiola. La hinchada parece m¨¢s preocupada por no salir tan escaldados como el Barcelona el a?o pasado que por pasar la eliminatoria.
Moyes est¨¢ en el punto de mira de la cr¨ªtica y parte de la afici¨®n. Tras los abucheos a ¨¦l y a su padrino, sir Alex, se someti¨® el s¨¢bado con bastante ¨¦xito al veredicto de la afici¨®n. Como si fuera un gladiador derrotado cuya vida depende de que el p¨²blico marque su destino con el pulgar hacia el cielo o el infierno, salt¨® al campo un par de minutos antes que los jugadores y le puso al mal tiempo buena cara mientras hac¨ªa el interminable pase¨ªllo que separa en Old Trafford el t¨²nel de vestuarios y los banquillos. Cosech¨® m¨¢s palmas que pitos. La gente se guard¨® los silbidos para la avioneta que se paseaba por el cielo con una pancarta pidiendo su cabeza.
Moyes no perdi¨® la cabeza, pero Mourinho estuvo a punto de perderla cuando sali¨® corriendo del banquillo para reprender a un recogepelotas que estaba perdiendo el tiempo y ayudando as¨ª a culminar la derrota del Chelsea ante el Crystal Palace (1-0). El portugu¨¦s acab¨® reprendiendo paternalmente al chaval sin llegar a mayores. El portugu¨¦s dijo luego que su equipo ha perdido la Liga porque depende de los errores ajenos. Esta vez pareci¨® que dec¨ªa lo que pensaba. El City le ayud¨® dej¨¢ndose dos puntos en su visita al Arsenal.
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