Los Lakers sin Jerry Buss
Que los angelinos recuperen su influencia no est¨¢ ni mucho menos garantizado, y la raz¨®n podr¨ªa ser m¨¢s evidente de lo que pens¨¢bamos: hab¨ªa un hombre importante, ese hombre muri¨®, y ahora los Lakers son como cualquier otro equipo de la NBA
En nuestra condici¨®n de seres humanos hemos sido favorecidos con un ingenio tal que uno de nuestros ancestros dijo una vez: ¡°?Ves este grano de ma¨ªz? Cali¨¦ntalo y ver¨¢s c¨®mo estalla¡±. Sin embargo, tambi¨¦n somos propensos a caer en comportamientos animales, como se puede comprobar cada vez que dos personas llegan al mismo tiempo a la ¨²ltima caja libre del supermercado. El parecido de nuestro cerebro con el de los animales nos causa adem¨¢s otros problemas. Por ejemplo, tendemos a creer en las leyes de la est¨¢tica, es decir, que las cosas se quedar¨¢n como est¨¢n.
Los Lakers est¨¢n claramente descolgados de la carrera de las eliminatorias de la NBA, lo cual no es algo que se pueda decir normalmente a estas alturas del a?o. Tampoco es, pensamos, algo que se vaya a decir muy a menudo en el futuro. Los Lakers son los Lakers, prosigue nuestra l¨®gica, y el equipo siempre encontrar¨¢ el camino de regreso a los jugadores estrella y a las pancartas del campeonato. Pero esto podr¨ªa no ser l¨®gico. Podr¨ªa ser que nos estuvi¨¦semos comportando como animales entrechocando sus carritos en el supermercado.
Examinemos los hechos. A principios de temporada, los Lakers firmaron con Kobe Bryant, jugador de su marchita franquicia, una pr¨®rroga del contrato por la que se le pagar¨¢n 25 millones de d¨®lares cada una de las dos pr¨®ximas temporadas. El equipo tambi¨¦n tendr¨¢ el privilegio de financiar a Steve Nash los a?os de contemplaci¨®n de sus planes para cuando se retire del baloncesto mientras come sus comidas supervisadas en un sinf¨ªn de comedores del ¨¢rea metropolitana de Los ?ngeles. Y los Lakers han llegado a fastidiar tanto a Pau Gasol que est¨¢ considerando la posibilidad de retirarse del baloncesto (es broma, a menos que ustedes hayan o¨ªdo algo).
Hab¨ªa un hombre importante, ese hombre muri¨®, y ahora los angelinos son como cualquier otro equipo de la NBA
En la banda, todav¨ªa est¨¢n pagando a Mike Brown para que no entrene a su equipo. El actual primer entrenador, Mike D¡¯Antoni, parece que se encuentra tan a gusto en el banquillo como un sabueso con patines. Y los Lakers gestionaron rematadamente mal todo lo que ten¨ªa que ver con su (te¨®rica) posibilidad de recuperar a Phil Jackson para la causa. As¨ª que, ?ha sido solo una racha de mala suerte o interviene algo m¨¢s? Nuestros cerebros animales, que dan por hecho que los Lakers siempre ser¨¢n los Lakers, defender¨¢n la primera opci¨®n. Pero podr¨ªa ser la segunda.
Jerry Buss compr¨® los Lakers en 1979. Llev¨® al equipo a trav¨¦s de todas las ¨¦pocas que recordamos por un nombre propio: Kareem, Magic, Shaq, Kobe y Pau. Pero Jerry Buss falleci¨® en 2013. Para los Lakers nada ha vuelto a ser lo mismo desde entonces. La parte de nuestro cerebro que consideramos avanzada nos dice que una explicaci¨®n tan simple de los recientes problemas de los Lakers no puede ser v¨¢lida; que un solo hombre no puede haber sido tan importante para una franquicia deportiva como para que su ausencia signifique el fin de la imperecedera relevancia de esa misma franquicia. Pero, ?y si lo que est¨¢ en acci¨®n es nuestro cerebro animal?
En otro tiempo, los Lakers tuvieron un dominio absoluto en lo que se refiere a ser importante para la NBA. Y es posible que recuperen esa influencia, pero no est¨¢ ni mucho menos garantizado, y la raz¨®n podr¨ªa ser m¨¢s evidente de lo que pens¨¢bamos: hab¨ªa un hombre importante, ese hombre muri¨®, y ahora los Lakers son como cualquier otro equipo de la NBA. O eso, o estoy simplificando en exceso a los Lakers y aqu¨ª el animal soy yo.
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