Antiguos favoritos en acci¨®n

Si es usted un lector asiduo de esta columna, debe de saber que no me entusiasmo f¨¢cilmente ante la perspectiva de presenciar un partido de baloncesto. Esto se debe a que he jugado a este deporte durante nueve a?os de mi vida por dinero; antes de eso, lo jugu¨¦ durante cinco a?os con una beca; y antes de eso, lo jugu¨¦ durante ocho a?os por diversi¨®n. Esperar que me entusiasme ver baloncesto es como esperar que a un cardi¨®logo jubilado le entusiasme ver una operaci¨®n de coraz¨®n. Es posible que este rasgo m¨ªo le resulte irritante, que piense que deber¨ªa interesarme un poco m¨¢s el tema sobre el que escribo. Pero tambi¨¦n es posible que contemple mi renuencia a entregarme a una vida de espectador de baloncesto desde la misma ¨®ptica positiva que yo. Como soy capaz de controlar mi entusiasmo, debe de saber que cuando me entusiasmo, es por alguna raz¨®n. Como hoy, cuando escribo que estoy entusiasmado con las eliminatorias de la NBA.

El a?o pasado, cuando escrib¨ª acerca de las eliminatorias, dije que su caracter¨ªstica m¨¢s notable era qui¨¦n no jugaba. La temporada de la NBA hab¨ªa sido un acontecimiento repleto de lesiones, y los equipos que alcanzaron la cima fueron aquellos que se libraron de perder jugadores a manos de la cat¨¢strofe traumatol¨®gica. El a?o pasado fue una carrera sembrada de minas. Este a?o, a alguien se le ocurri¨® limpiar la pista con antelaci¨®n. Y las eliminatorias ser¨¢n las beneficiarias de esta previsi¨®n.

Deber¨ªa moderar el entusiasmo que ha contaminado esta columna como un hongo a un queso feta mencionando que es posible que, a pesar de todo, las lesiones estropeen las eliminatorias. Por ejemplo, los Spurs ¡ªel equipo al que la gente le gustar¨ªa ver ganar un ¨²ltimo campeonato antes de que el cuerpo de Tim Duncan le traicione¡ª no utilizan ligamentos el¨¢sticos ni huesos que se recuperen con rapidez.

Pero a¨²n no ha pasado. Por ahora hemos gozado de unas eliminatorias como no hemos visto en los ¨²ltimos tiempos, y como es probable que no volvamos a ver. Por una vez, no hay un claro favorito. Los Heat todav¨ªa no han sido relevados como propietarios del t¨ªtulo, pero el equipo tiene fallos; este a?o han sido derrotados en cuatro ocasiones por el antes humilde Brooklyn. Los Pacers, que hace poco se supon¨ªa que ser¨ªan el azote de los Heat, est¨¢n consumidos por conflictos internos que hacen que el equipo resulte tan operativo como el Congreso de Estados Unidos. Los Thunder podr¨ªan ser los favoritos, pero seguramente dependan demasiado de un par de jugadores. Los Clippers y los Rockets son imprevisibles. Los Bulls podr¨ªan quedar fuera en la primera ronda o podr¨ªan jugar la final de la conferencia. Y lo mismo pasa con los Golden State Warriors. Pero la raz¨®n principal por la que deber¨ªamos estar atentos a estas eliminatorias es esta: tendremos otra oportunidad de ver a algunos de los antiguos favoritos en acci¨®n; hombres a los que pens¨¢bamos que el Padre Tiempo ya habr¨ªa abatido, como Duncan, Ginobili, Nowitzki, Garnett, Pierce y Allen. Cielos, hasta es posible que se deje ver un tal Jermain O¡¯Neal. Es un momento emocionante para ver la NBA. Incluso para m¨ª.