El rechazo incandescente de Brasil
El 55% del pa¨ªs reprueba un Mundial cuyo coste total asciende a 10.000 millones de euros
Hasta la irrupci¨®n de Lula da Silva en la presidencia, hace 11 a?os, Brasil era un gigante durmiente inmerso en la pobreza. Su llegada espole¨® y catapult¨® al pa¨ªs, que pas¨® de ese estado basal a transformarse en un agente internacional activo y protagonista. Hoy d¨ªa, con la presidenta, Dilma Rousseff, al mando es la sexta potencia econ¨®mica del planeta. Una naci¨®n poderosa, puntera en biotecnolog¨ªa y rica en materias primas como minerales, soja y carne. Sin embargo, Brasil es un ente muy contradictorio. De forma paralela a su crecimiento se ha desarrollado el descontento generalizado en la sociedad, hastiada de la corrupci¨®n, la inseguridad y el aumento disparatado de la inflaci¨®n. Frente al nacimiento de una nueva clase media con mayor capacidad adquisitiva, inquieta y protestona, m¨¢s exigente, late todav¨ªa una pobreza resumida en los casi dos millones de personas que viven tiradas en las calles. Considera ese nuevo estrato social que se vive bien y que el pa¨ªs ha evolucionado, pero que se podr¨ªa vivir todav¨ªa mucho mejor.
La mecha prendi¨® hace casi un a?o, cuando se increment¨® en 20 centavos (0,07 euros) el precio del transporte p¨²blico en S?o Paulo. Hasta 1,2 millones de personas tomaron la Avenida Paulista, la arteria principal, para protestar.
Las obras de los 12 estadios que albergar¨¢n la cita, cifradas deinicio en 800 millones, se elevan ya a 2.700
Su expresi¨®n se acentu¨® en torno a la Copa Confederaciones de f¨²tbol y desde entonces envuelve a la Copa del Mundo que arrancar¨¢ el pr¨®ximo 12 de junio en la capital paulista. Brasil, un pa¨ªs que adora la pelota, rechaza ahora un Mundial. ¡°Amamos el f¨²tbol. ?C¨®mo no vamos a querer que la Copa se celebre aqu¨ª? El problema es el dinero que se ha invertido. ?Qu¨¦ sentido tienen las 12 sedes? ?Y la de Manaos? Despu¨¦s del torneo, all¨ª no va a jugar nadie¡±, denuncia Eduardo, torcedor del Santos, bajo un sol de justicia en los aleda?os del estadio Pacaembu.
Las obras de construcci¨®n o reforma de los recintos que albergar¨¢n los partidos del Mundial, cifradas al principio en 800 millones de euros, superan ya los 2.700. Una inversi¨®n total superior a la que efectuaron Alemania 2006 y Sud¨¢frica 2010 juntas.
A pesar de que el Gobierno intente camuflarlo, el malestar es evidente. Est¨¢ ahora mismo soterrado, pero basta con recorrer alguna ciudad para encontrar mensajes contrarios a la cita. ¡°N?o vai ter Copa¡± [No habr¨¢ Copa], reza un cartel instalado en los bajos del edificio Martinelli, en el coraz¨®n financiero de S?o Paulo. La indignaci¨®n tambi¨¦n se manifiesta en la conversaci¨®n de cualquier boteco (taberna). ¡°Es la Copa de la ¨¦lite, de los ricos, de la FIFA. Existen otras prioridades¡±, dice J?, vendedor del colorido mercado municipal. El presupuesto para el torneo asciende a unos 10.000 millones de euros. El mayor desembolso en la historia de estos eventos. Un 10% m¨¢s de lo estipulado en un inicio. Sin embargo, persisten los problemas de infraestructura en todo el pa¨ªs. Los proyectos de movilidad urbana, indispensables en un estado en el que el tr¨¢fico en un problema end¨¦mico, casi no han avanzado. Los aeropuertos est¨¢n inacabados y se colapsan con facilidad. El precio de los servicios se encareci¨® en 2013 en un 8,75% y el dispendio del dinero p¨²blico enerva a los habitantes, que reclaman m¨¢s recursos para la educaci¨®n y la sanidad.
Las protestas se han reducido por los actos violentos, pero solo un 36% de los brasile?os aprueba el torneo
Este a?o, las movilizaciones no se han detenido. Eso s¨ª, la afluencia de los participantes se ha reducido de forma considerable. A finales de enero, unas 2.500 personas tomaron parte en la jornada de protestas de S?o Paulo. Un joven result¨® herido de bala por la polic¨ªa y se produjeron 128 arrestos (de los 143 detenidos en Brasil). La semana pasada, el balance fue de 1.000 manifestantes y 54 detenidos. La causa de la disminuci¨®n de los participantes no es otra que la violencia. Durante los actos en la Copa Confederaciones 2013, el grupo Black Bloc se infiltr¨® entre los manifestantes e impuso su discurso anarquista con la quema de s¨ªmbolos, ataques a entidades bancarias y enfrentamientos directos con las fuerzas del orden.
La mayor¨ªa del pueblo quiere desmarcarse. ¡°El sentimiento de que vamos a tener una gran fiesta comienza a predominar¡±, arguye la vicealcaldesa de la ciudad, N¨¢dia Campe?o. ¡°Defenderemos las manifestaciones pac¨ªficas y actuaremos contra las violentas. En Europa y Rusia hay guerras civiles. ?C¨®mo no va a haber problemas aqu¨ª? Somos un pa¨ªs pac¨ªfico y tolerante, pero existe una desigualdad importante. Brasil tiene 16.000 kil¨®metros de fronteras, pero no libramos ninguna guerra con nadie¡±, defiende el ministro de Deportes, Aldo Rebelo, ante un grupo de periodistas invitados a Brasil.
180.000 agentes se encargar¨¢n de la seguridad, r¨¦cord en un Mundial
La seguridad es uno de los puntos que m¨¢s inquieta al Gobierno brasile?o. Por ello ha dise?ado un complejo entramado que integra a las 12 ciudades que acoger¨¢n el Mundial y en el que participar¨¢n 180.000 agentes, un n¨²mero r¨¦cord. La c¨¦lula principal est¨¢ fijada en Brasilia. Se activar¨¢ el 23 de mayo y permanecer¨¢ hasta el 18 de julio, cinco d¨ªas despu¨¦s de la Copa. Trabajar¨¢ 24 horas al d¨ªa y su coste es de 260 millones de euros. Junto a R¨ªo y Salvador, que recibir¨¢n la mayor cantidad de visitantes, preocupa sobremanera el foco de Belo Horizonte. All¨ª instalar¨¢ su cuartel general Argentina (Messi ya ha alquilado una lujosa villa para sus familiares por valor de 55.000 euros, en el lujoso complejo de Lagoa Santa, donde vive Ronaldinho) y hasta ah¨ª se desplazar¨¢n alrededor de 600 barras bravas, con un amplio historial delictivo, liderados por el jefe de la de Independiente.
El gran conflicto, el quiste, subyace sin embargo en casa. Con las elecciones presidenciales del 5 de octubre y los Juegos de R¨ªo 2016 en el horizonte, la popularidad de Rousseff ha ca¨ªdo en picado. El Mundial y la cita ol¨ªmpica requerir¨¢n un gasto total de unos 19.000 millones de euros. En contraposici¨®n, el impacto econ¨®mico ser¨¢ limitado, seg¨²n un informe de la agencia Moody¡¯s. De los 600.000 turistas que se esperan, la expectativa ha disminuido a la mitad. Solo la hosteler¨ªa, el comercio y la alimentaci¨®n, por un periodo breve, sacar¨¢n tajada.
¡°Es la Copa de la ¨¦lite, de los ricos, de la FIFA. Ahora mismo existen otras prioridades¡±, lamenta un aficionado
La FIFA s¨ª que est¨¢ haciendo negocio. Hasta ahora, sus ingresos se estiman en unos 1.000 millones de euros. Una encuesta reciente efectuada por el instituto Datafolha revela que el 55% de los brasile?os cree que el Mundial traer¨¢ consigo m¨¢s perjuicios que beneficios. Solo un 36% se muestra optimista. ¡°Nac¨ª en 1958. ?Claro que quiero que el Mundial se celebre aqu¨ª! Todos sabemos que el pa¨ªs no est¨¢ del todo preparado, pero es nuestra oportunidad de demostrar al mundo c¨®mo somos. Aunque hayamos dejado todo para el final, como casi siempre, organizaremos una Copa del Mundo espectacular¡±, se?ala Jo?o, vendedor de helados en el parque de Ibirapuera.
Son las dos caras de Brasil, un coloso parad¨®jico. Aquel pa¨ªs que venera el f¨²tbol y ese otro que ahora reclama m¨¢s atenciones. Las brasas siguen incandescentes. Al menos hasta que ruede el bal¨®n y salte al c¨¦sped su ej¨¦rcito m¨¢s reconocible. El futbolero, la todopoderosa Canarinha.
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