¡°O¨ª el grito del mono, me lo hacen en muchos campos¡±
Diop se encara con los cerca de 9.000 aficionados del Atl¨¦tico tras escuchar sonidos simiescos
¡°Es un tema que me afecta mucho¡±, explic¨® el mediocentro senegal¨¦s Pape Diop tras el partido sobre los insultos racistas recibidos. ¡°Cuando iba a sacar el c¨®rner, o¨ª el grito del mono y empec¨¦ a bailar para quitarle hierro. No tengo nada en contra de la afici¨®n del Atl¨¦tico, solo es una parte de esa afici¨®n. Me lo hacen en muchos campos. No s¨¦ si es racismo o falta de respeto, pero tiene que acabar esto¡±, a?adi¨®.
La fiesta se empa?¨® al final del encuentro. La casualidad hizo que Diop fuera a sacar un c¨®rner a punto de cumplirse los 93 minutos al rinc¨®n ocupado por los 9.000 hinchas del Atl¨¦tico desplazados al Ciutat de Val¨¨ncia para acompa?ar al l¨ªder. All¨ª recibi¨® gritos simiescos antes de sacar de esquina, justo antes de acabarse el partido. Su reacci¨®n fue encararse hacia esos aficionados en gestos ostensibles de celebraci¨®n. God¨ªn lo sinti¨® como una ofensa a sus seguidores y corri¨® a recrimin¨¢rselo a Diop, que estaba col¨¦rico. Se arm¨® una trifulca en la que los pacificadores fueron Diego Costa y Simeone. Exaltados los ¨¢nimos, con los jugadores del Levante festejando el triunfo en el centro del campo, una parte de la hinchada colchonera arremeti¨® contra ellos al grito de ¡°mercenarios, mercenarios¡±.
La tarde hab¨ªa sido pl¨¢cida y deportiva entre las dos aficiones, resignada la rojiblanca frente al muro defensivo de los futbolistas de Caparr¨®s. Al inicio, rugi¨® el Ciutat de Val¨¨ncia como si fuese el Calder¨®n cuando Alderweireld acudi¨® a sacar un saque de banda en el extremo derecho del ataque madrile?o. El fondo del Gol Alboraia, detr¨¢s de la porter¨ªa en la que Keylor Navas desvi¨® un disparo a bocajarro de Ra¨²l Garc¨ªa, era completamente rojiblanco, ba?ada la grada por un suave sol primaveral cada vez m¨¢s g¨¦lido.
Cada c¨®rner de Coke desde esa esquina era saludado con el entusiasmo y el c¨¢ntico de ¡°Atleeeeti, Atleeeeti¡±, pero la alegr¨ªa se quedaba congelada cuando cada centro al ¨¢rea era desactivado por la zaga granota, fort¨ªsima en el juego a¨¦reo. Otro trallazo de Alderweireld muy cruzado volvi¨® a encontrarse con la parada impecable de Keylor Navas, un portero en ebullici¨®n: cuanto m¨¢s interviene, mejor se siente. ¡°Keylor, Keylor¡±, vitore¨® la grada granota, en una de las mejores entradas de la temporada en el Ciutat de Val¨¨ncia (22.156 espectadores), encantada la hinchada levantinista y tambi¨¦n su equipo de ser jueces de la Liga.
Simeone dirigi¨® unos comentarios a Rub¨¦n Garc¨ªa, el mediapunta granota que, durante la semana, hab¨ªa dado la bienvenida a las primas ¡°por ganar¡±
La misma medicina, la horma de su zapato y un pu?ado de met¨¢foras m¨¢s para expresar las semejanzas entre dos equipos impregnados del esp¨ªritu de combate de sus respectivos entrenadores: Rub¨¦n cortando una contra atl¨¦tica con una faltita a Diego Costa, perdonada la tarjeta amarilla por parte del ¨¢rbitro, Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez, ante la indignaci¨®n de los jugadores rojiblancos, que rodearon al colegiado en sus protestas.
¡°?Cabeza, cabeza, tranquilidad!¡±, le dec¨ªa Simeone a sus jugadores, consciente de que esta era una piedra muy puntiaguda en el camino del Atl¨¦tico hacia el t¨ªtulo de Liga. Desde su zona de entrenadores, el argentino le dirigi¨® unos comentarios a Rub¨¦n Garc¨ªa, el mediapunta granota que, durante la semana, hab¨ªa dado la bienvenida a las primas ¡°por ganar¡± a pesar de la ilegalidad de las mismas. Sarc¨¢stico o no, Rub¨¦n le respondi¨® a Simeone con el dedo pulgar hacia arriba. El t¨¦cnico granota, Joaqu¨ªn Caparr¨®s, disculp¨® las declaraciones de Rub¨¦n por la candidez de los 20 a?os, un ni?o en uno de los equipos m¨¢s veteranos de la Liga. El ¡°culo pelado¡± del que hablar¨ªa Luis Aragon¨¦s representado por los cientos de kil¨®metros de Juanfran, David Navarro, Diop, Simao, Sissoko, Casades¨²s, Ivanschitz y Barral.
El himno atl¨¦tico son¨® con fuerza en el arranque de la segunda parte, impulsado por el hilo de Arda Tur¨¢n, un infiltrado entre el medio del campo y la zaga granota. El turco gener¨® una secuencia de ocasiones de gol resueltas por los cuerpos de los defensas levantinistas, siempre dispuestos a lanzarse al vac¨ªo para interceptar un tanto. Ya les pillaba lejos a los aficionados rojiblancos, en el otro fondo, el c¨²mulo de oportunidades desperdiciadas por sus jugadores en el segundo tiempo. O neutralizadas por el brillant¨ªsimo Keylor Navas, capaz de volar a su escuadra derecha para repeler un disparo de Alderweireld envenenado por la cabeza de un defensa. Presagio de que no era la tarde del Atl¨¦tico, por mucho que hubiese mejorado su juego en la segunda parte con las incorporaciones de Arda Turan y Adri¨¢n, desechado por la fortuna (tiro de Adri¨¢n al palo) y por la voracidad defensiva de los hombres de Caparr¨®s. El t¨¦cnico andaluz ten¨ªa previsto cerrar el choque a la contra, tal y como sucedi¨®. Para eso dio paso a Ivanschitz en el extremo izquierdo, para que el austriaco llenara de sutileza un pase al centro a Barral, que resolvi¨® por las bravas en los mismos morros de la hinchada colchonera.
¡°Hasta la muerte, Atleti hasta la muerte¡±, enton¨® la marea rojiblanca cuando entendi¨® que no era el d¨ªa de su equipo por mucho que hubiese estado toda la tarde jugando y centrando sobre la indestructible zaga granota. El ep¨ªlogo fue mucho peor: los gritos racistas de la grada visitante hacia Diop y los honorables gestos pacificadores del guerrillero Diego Costa.
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