Carlos Soria no para nunca
El abulense, que corona a los 75 a?os el Kanchenjunga, su 12? ochomil, es un ejemplo de longevidad f¨ªsica gracias al entrenamiento continuo
Carlos Soria tiene 75 a?os y el menisco interno de la rodilla izquierda roto, sufre artrosis, le duele la espalda y est¨¢ operado de cataratas. Y este domingo coron¨® el Kanchenjunga (8.586 metros), la tercera monta?a m¨¢s alta del planeta y su 12? ochomil, nueve de ellos cumplidos los 60. Es por supuesto la persona de m¨¢s edad en hollar esta cima, como ya lo fue antes en el K2 (65 a?os), Broad Peak (68), Makalu (69), Gasherbrum I (70), Manaslu (71; 37 despu¨¦s de haberlo intentado por primera vez) y Lhotse (72). Otro r¨¦cord m¨¢s para un deportista singular, un caso ¨²nico de longevidad al m¨¢s alto nivel, aquel adolescente que descubri¨® los picos saliendo de excursi¨®n, so?¨® con ellos cuando trabajaba de tapicero y se escapaba en Vespa, puso su primera pica grande a los 51 y hoy, patrocinado desde 2011 por el banco BBVA, tiene a vista el reto de convertirse en la persona de m¨¢s edad en completar los 14 techos del mundo.
Sus 12 ochomiles
1990: Nanga Parbat (8.125m) 51 a?os
1994: Gasherbrum II (8.035m) 55 a?os
1999: Cho Oyu (8.201m) 60 a?os
2001: Everest (8.848m) 62 a?os
2004: K2 (8.611m) 65 a?os
2005: Shisha Pangma Central (8.008m) 66 a?os
2007: Broad Peak (8.047m) 68 a?os
2008: Makalu (8.465m) 69 a?os
2009: Gasherbrum I (8.068m) 70 a?os
2010: Manaslu (8.156m) 71 a?os
2011: Lhotse (8.516m) 72 a?os
2014: Kanchenjunga (8.586m) 75 a?os
El caso de Carlos Soria (?vila, 6 de febrero de 1939) es la demostraci¨®n de que la voluntad mueve monta?as. Y una maravilla para la ciencia de la preparaci¨®n f¨ªsica. En ese peque?o cuerpo (1,65 metros y 60 kilos) se esconde un alpinista con un gran fondo y que no deja de entrenarse ni un solo d¨ªa al menos durante dos horas y media. Su frecuencia cardiaca en reposo es de 45 latidos por minuto, cuando un hombre de su edad est¨¢ entre los 70 y las 75, y un deportista en plenitud como el ultramaratoniano Kilian Jornet est¨¢ en 34. En pleno rendimiento, como la subida al Kanchenjunga, Soria ronda los 148 latidos. El abulense escala en roca y en hielo, practica el esqu¨ª de fondo y la bicicleta de monta?a, y es muy estricto y met¨®dico con los horarios y la alimentaci¨®n. ¡°Muy disciplinado y trabajador¡±, explica Juan del Campo, su preparador f¨ªsico; ¡°¨¦l tiene claro que ha de hacer ejercicio todos los d¨ªas¡±. El menisco roto y la artrosis los compensa con una hora diaria de trabajo de fortalecimiento, trabajo con pesas y lastres, y tobilleras. Una pared con enganches en su casa le sirve para echar mano de los piolets, y desde hace un tiempo ha potenciado el equilibrio y la coordinaci¨®n (por ejemplo haciendo b¨ªceps con mancuernas sobre un coj¨ªn hinchable), facetas que hab¨ªa cultivado menos durante su vida. Cuando no est¨¢ de expedici¨®n, camina apenas un par de d¨ªas a la semana. Sube por ejemplo dos veces en bicicleta a Navacerrada en etapas de unos 50 kil¨®metros, y en casa simula cambios de ritmo en la est¨¢tica, un minuto fuerte y dos suaves, pasando de 110 a 145 pulsaciones.
¡°No descansa ni un d¨ªa. Si ha de dar una charla, se levanta a las seis para no perder la preparaci¨®n f¨ªsica¡±, cuenta Del Campo; ¡°lo m¨¢s importante a su edad es entrenarse lo m¨¢s posible. No puedes parar. Si paras, te has parado. Y a ¨¦l le encanta entrenarse. Su lema es ¡®nunca hay que parar¡±. Un cerro de su casa en Moralzarzal le sirve de puesta a punto. Tiene calculado que invierte una hora entre subirlo y bajarlo. ?l lo hace tres veces seguidas. Antes ha desayunado bien servido. Come ajo y toma miel en lugar de az¨²car. ¡°La dieta la hace de manera natural¡±, explica su preparador, ¡°no le cuesta privarse. Come mucho, pese a lo delgado que est¨¢. Puede comerse tres pl¨¢tanos seguidos. Lo quema todo¡±. El menisco roto lo solventa al fortalecer mucho los cu¨¢driceps, y casi nunca le molesta, si acaso m¨¢s en las bajadas.
No descansa ni un d¨ªa. Si ha de dar una charla, se levanta a las seis para no perder la preparaci¨®n f¨ªsica" Juan del Campo, preparador f¨ªsico
A favor de Carlos Soria est¨¢ que se conoce mucho a s¨ª mismo, sabe escuchar a su cuerpo, y una gen¨¦tica que le permite una gran capacidad de aclimataci¨®n. No en vano calcula que ha vivido en una tienda de campa?a por encima de los 5.000 metros unos cinco a?os de su vida. El ¡°efecto recuerdo de la altitud¡± es una gran baza a sus 75 a?os. ¡°Su caso demuestra la tendencia que hay a alargar la vida del deportista, a estar m¨¢s tiempo en el v¨¦rtice del sistema deportivo¡± explica Xabier Leibar, director del Centro de Alto Rendimiento del Gobierno vasco, y que ha trabajado con los alpinistas I?urrategui, Vallejo y Zabalza. La clave es el entrenamiento. Es el beneficio del ejercicio continuo toda la vida. Cuando lo dejas, el deterioro es m¨¢s f¨¢cil¡±.
Carlos Soria explica que su plenitud f¨ªsica lleg¨® a los 50. ¡°Entonces era imparable¡±, cuenta. En 1973 y 1975 hab¨ªa participado en las primeras expediciones espa?olas al Himalaya. A los 51 a?os holl¨® su primer ochomil, el Nanga Parbat. Hoy sigue manteniendo la misma filosof¨ªa de que ¡°la cumbre es el campo base¡±. Mientras baja al del Kanchenjunga, sigue asombrando a los 75. Tiene 12 ochomiles. Y le queda cuerda.
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