El reloj angustia a Federer
Al borde de los 33 a?os, el genial suizo se inclina en octavos de final frente a Gulbis
Este es un genio que lucha contra las leyes de la naturaleza, un tenista de leyenda que le echa un pulso a la guada?a del tiempo. Camino de los 33 a?os, que cumplir¨¢ en agosto, Roger Federer cedi¨® ayer 7-6, 6-7, 2-6, 6-4 y 3-6 ante el let¨®n Ernest Gulbis en octavos de Roland Garros. Su derrota no provoc¨® ning¨²n terremoto, ni sacudi¨® los cimientos del torneo. En los ¨²ltimos cuatro grandes, el campe¨®n de 17 torneos del Grand Slam ha perdido antes de cuartos en tres ocasiones, y solo en la que avanz¨® m¨¢s lejos se inclin¨® ante un rival de renombre: con la excepci¨®n de las semifinales que perdi¨® este invierno en el Abierto de Australia (Rafael Nadal), sus otros verdugos han sido tenistas que ni siquiera estaban entre los 15 mejores del mundo (Gulbis, Tommy Robredo y Sergiy Stakhovsky). Una losa para Federer, un padre de cuatro ni?os que sabe que lucha contra una estad¨ªstica implacable: en lo que va de siglo XXI, solo Andre Agassi fue capaz de celebrar un torneo del Grand Slam despu¨¦s de los 32 a?os, y en las ¨²ltimas 42 temporadas nadie levant¨® los brazos pasada la frontera de las 33 primaveras.
¡°Esta es la m¨¢s decepcionante de todas esas derrotas¡±, admiti¨® el suizo, al que se le escap¨® el partido cuando fall¨® un remate franco que deb¨ªa haberle dado dos sets de ventaja (7-6, 5-3 y 40-15). ¡°Estoy muy decepcionado¡±, cont¨® con el gesto serio que acompa?a a la derrota. ¡°Siento muchos remordimientos. De mi lado, solo hubiera deseado jugar un poco mejor. No cerr¨¦ el segundo set y las cosas se pusieron duras¡±, a?adi¨®. ¡°Segu¨ª luchando, pero Ernest hizo un buen trabajo manteniendo el ritmo con el saque y con el rev¨¦s. Deb¨ª haberlo hecho un poco mejor desde el fondo de pista, ponerle m¨¢s presi¨®n, pero no supe c¨®mo durante mucho tiempo¡±, reconoci¨® sin reparos. ¡°F¨ªsicamente estaba bien, mentalmente estaba listo para la batalla, pero no consegu¨ª entrar en sus juegos al saque. Cuando penetras en un quinto set, los m¨¢rgenes son muy estrechos. Hay que crear oportunidades, y ¨¦l lo hizo mejor¡±.
Federer se despidi¨® de Par¨ªs sintenerun arranque de ¨¦pica. Aunque de un campe¨®n de su estatura se puede esperar cualquier cosa, porque para eso est¨¢ su sacrosanta hierba a la vuelta de la esquina y tiene un curr¨ªculo inigualable; los datos cuentan que no celebra un torneo de la m¨¢xima categor¨ªa desde 2012 (Wimbledon) y que no se asoma a la final de Par¨ªs desde 2011. Tras un buen arranque de 2014, los cinco sets volvieron a hac¨¦rsele demasiado largos y cedi¨® ante Gulbis, atrapado por una telara?a que antes solo consegu¨ªa imponerle Nadal.
¡°Federer es humano. Yo ten¨ªa un plan claro: jugar contra su rev¨¦s, porque ah¨ª comete errores y porque yo iba de mi tiro m¨¢s fuerte, el rev¨¦s cruzado, al m¨¢s d¨¦bil suyo¡±, explic¨® Gulbis, abucheado por el p¨²blico, que se volc¨® intentando rescatar al suizo (¡°?Roger! ?Roger!¡±, rug¨ªa la grada). ¡°Ganar a Roger Federer, a cinco sets, eso es muy grande para mi confianza¡±, se felicit¨® el let¨®n, el n¨²mero 17, tras citarse con Berdych. ¡°Intent¨¦ no mostrar muchas emociones, no darle muchas razones para silbar al p¨²blico, porque s¨¦ c¨®mo es el p¨²blico parisino, un p¨²blico duro¡ Apenas dej¨¦ una raqueta rota, pero eso para m¨ª no es mucho. Es una cuesti¨®n de respeto por las pistas. Rompo una por cada pista¡±, brome¨®.
Mientras Gulbis hac¨ªa chistes, los dos grandes candidatos al t¨ªtulo viv¨ªan con m¨¢xima seriedad la jornada. Novak Djokovic abus¨® en octavos de Jo-Wilfried Tsonga (6-1, 6-4 y 6-1), con lo que luchar¨¢ por las semifinales con Milos Raonic, que le dio un buen susto en el Masters 1.000 de, que le dio un buen susto en Roma. Rafael Nadal, por su parte, prepar¨® su partido de hoy con el serbio Lajovic (Eurosport, a las 13.00 aproximadamente) entre grandes precauciones. El n¨²mero uno, al que le duele la espalda, se entren¨® con el surcoreano Lee Duck-hee, una promesa del tenis, que es sordo. Apenas sac¨® tres minutos, solo en una direcci¨®n, y sin aplicar la intensidad que distingue a los que est¨¢n libres de dolores. As¨ª afronta Nadal la defensa de su templo: a punto de cumplir 28 a?os, preocupado por su espalda, y con Gulbis record¨¢ndole lo que ya sabe desde hace mucho. Su N¨¦mesis ya no es Federer, sino Djokovic.
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