Ayer, hoy, ahora Cristiano
La estrella portuguesa ha entendido que tiene una responsabilidad dentro y fuera del campo y ha abdicado un poquito para darlo a los otros
Antonio Sim?es gan¨® la Copa de Europa con el Benfica en 1962 y fue miembro de la selecci¨®n de Portugal que acab¨® tercera en el Mundial de 1966. Actualmente es escritor
El f¨²tbol tiene 17 reglas. La segunda determina c¨®mo debe ser el bal¨®n. Esf¨¦rico, de cuero o de un material apropiado, de entre 68 y 70 cent¨ªmetros de circunferencia y de entre 410 y 450 gramos de peso al inicio del partido. Esta puntualizaci¨®n es la clave: ¡°al inicio del partido¡±. Hace 40 a?os, cuando yo jugaba, el bal¨®n pesaba lo mismo que ahora ¡°al inicio del partido¡±. Luego, con la humedad de la hierba, con la lluvia o el barro, las viejas pelotas de cuero se volv¨ªan pesadas, resistentes, tercas.
Hoy fabrican balones de materiales nuevos para facilitar que entren dentro de las porter¨ªas. Muchas de las cosas que cambiaron empleando nuevas tecnolog¨ªas se hicieron contra el portero. Los porteros, cuya funci¨®n es impedir que entre la pelota, han sido la gente que m¨¢s sufri¨® este proceso. Ellos son las v¨ªctimas. Los verdugos, los que han prosperado en el nuevo orden, son los jugadores que combinan fuerza y t¨¦cnica. El primero en esta categor¨ªa es Cristiano Ronaldo.
Hace cuatro a?os su pensamiento era sencillo: ¡®Yo primero, despu¨¦s el bal¨®n, despu¨¦s yo con el bal¨®n, despu¨¦s el partido y despu¨¦s mis compa?eros. Ahora no.
El bal¨®n ha cambiado y Cristiano tambi¨¦n. Hace cuatro a?os, cuando acudi¨® al Mundial de Sud¨¢frica, su pensamiento era sencillo: ¡®Yo primero, despu¨¦s el bal¨®n, despu¨¦s yo con el bal¨®n, despu¨¦s el partido y despu¨¦s mis compa?eros¡¯. Esa era su idea. Trabajaba y empe?aba sus pensamientos en ser el mejor del Mundial. Ahora no. Ahora ¨¦l quiere el bal¨®n, quiere jugar el partido y quiere ayudar a los compa?eros para ser el mejor del Mundial a trav¨¦s del equipo. Su comprensi¨®n del juego, y de s¨ª mismo, es m¨¢s completa. Sus acciones individuales est¨¢n ligadas, comprometidas, con los compa?eros. Eso no suced¨ªa en 2010 porque no era la misma persona. Hoy, a sus 29 a?os, no s¨¦ si es m¨¢s hombre porque ha mejorado como futbolista, o si es mejor futbolista porque es m¨¢s hombre.
Portugal puede jugar mejor en Brasil porque Cristiano ha crecido. ?l puede no haber jugado mejor desde el Mundial de Sud¨¢frica pero su actitud mejor¨®, es m¨¢s maduro, menos egoc¨¦ntrico. Cundo le escucho hablar percibo que en su discurso ha permitido un espacio para la humildad y esto es se?al de que la inteligencia se abre paso en su cabeza y en su cuerpo. Ha comprendido que ¨¦l tiene su importancia y tiene que ayudar al equipo a jugar bien. Ya no parece pensar siempre en ¨¦l, y en que es el equipo el que tiene que ayudarlo a ¨¦l a ser el mejor. Est¨¢ preparado para dirigir a todos sus compa?eros: ¡®?Seguidme! ?Venid conmigo! ?Quiero encontrar el camino para que todos tengamos ¨¦xito!¡¯.
Cambi¨® la mirada de Cristiano sobre los dem¨¢s y sus compa?eros le miran con otros ojos. Todos le ven como un est¨ªmulo para jugar mejor. Hace cuatro a?os contemplaban a Cristiano y dec¨ªan: ¡®A ver si ¨¦ste hace una jugada y metemos un gol¡¯. Ahora cuando le ven piensan: ¡®Si ¨¦l juega bien jugamos mejor todos¡¯.
Cristiano ha entendido que tiene una responsabilidad dentro y fuera del campo. Comprende que muchas cosas dependen de ¨¦l pero ha abdicado un poquito para darlo a los otros. Eso se traduce en una cosa importante para la historia de Cristiano cuando termine su carrera, que es crear simpat¨ªa con la gente para que la gente lo respete. Esta es la cosa m¨¢s importante que se queda cuando terminamos de ser jugadores profesionales.
Cristiano merece toda nuestra admiraci¨®n porque su obra es la consecuencia de un sacrificio ¨²nico. ?l es el m¨¢s trabajador de los grandes futbolistas de la historia. Eus¨¦bio era un jugador m¨¢s culto. Ten¨ªa una relaci¨®n mucho m¨¢s genuina con el partido, menos rebelde, lo que hac¨ªa conectaba m¨¢s con el equipo.
Cristiano vive el partido como un desaf¨ªo personal
Lo mismo que Di St¨¦fano. Eran gente muy conocedora de los principios del f¨²tbol. Cristiano vive el partido como un desaf¨ªo personal. Continuamente examina el juego con acciones, a veces, ego¨ªstas. Alcanza su objetivo con una frecuencia ins¨®lita por tener una condici¨®n atl¨¦tica fuera de lo com¨²n. El 50% lo consigue por talento y el 50% por trabajo. Eus¨¦bio lo logr¨® todo por talento. Todo por cultura. Todo por f¨²tbol. En Cristiano hay una parte que no es f¨²tbol, es trabajo f¨ªsico. Si Cristiano no fuera un atleta excepcional no podr¨ªa jugar as¨ª al f¨²tbol. Hay jugadores que no necesitan ser grandes atletas para ser gigantes. Messi, por ejemplo. Messi, como Eus¨¦bio, nacieron para estar entre los mejores jugadores de siempre. Cristiano est¨¢ entre ellos por la combinaci¨®n de talento con esfuerzo sistematizado. Esto tiene un m¨¦rito moral. Ser un muchacho trabajador lo hace digno de aprecio. ?l no puede despreciar eso. No puede destruir la admiraci¨®n que le profesa la gente. En Sud¨¢frica era un ¨ªdolo pero no era una referencia. Sus seguidores quer¨ªan una referencia. Los ¨ªdolos se deben al talento pero las referencias se gestan con comportamiento.
T¨¦cnicamente, lo m¨¢s maravilloso en Cristiano no se relaciona con sus compa?eros sino con la expresi¨®n de su individualismo. La coordinaci¨®n que posee cuando hace cosas en movimiento, principalmente a gran velocidad, es su impronta m¨¢s singular. La maestr¨ªa de su golpeo en carrera, con el empeine, o con la parte exterior del pie, es incre¨ªble. Todos somos capaces de hacer muchas cosas con la pelota a velocidad reducida o cuando paramos para controlar. Cristiano lo hace a gran velocidad. Ah¨ª demuestra una intuici¨®n ¨²nica, un momento de magia. Esa conexi¨®n de gestos es su gran facultad y le permite meter goles desde posiciones que no son ni las m¨¢s favorables ni las m¨¢s ortodoxas. Su condici¨®n de atleta de excepci¨®n desmitifica los principios que requiere la mec¨¢nica adecuada para chutar a puerta. Es un gesto propio. Un don que Cristiano ha descubierto en s¨ª mismo y, como siempre en su carrera, ha entrenado para perfeccionar. Es su particular fijaci¨®n con el trabajo. No abandona las cosas porque perciba el talento. Donde ¨¦l percibe la capacidad, all¨ª trabaja porque quiere ser mejor: el mejor futbolista, el m¨¢s famoso, el que tiene el mejor coche, el mejor reloj. ?l debi¨® darse cuenta de que para ser el mejor no le llegaba ni con la vocaci¨®n ni con la condici¨®n natural. Desde entonces trabaja para tener m¨¢s de lo que Dios le dio.
As¨ª regresamos a la pelota. Esta nueva pelota de materiales impermeables es m¨¢s favorable a los efectos que Cristiano imprime que la pelota que us¨¢bamos 40 a?os atr¨¢s. Si Eus¨¦bio jugase hoy seguramente ser¨ªa mucho mejor de lo que fue, y lo mismo le pasar¨ªa a Di St¨¦fano, Beckenbauer o Pel¨¦ con las condiciones de equipamiento, entrenamiento y alimentaci¨®n. Todos ser¨ªan mejores jugadores y mejores rematadores. Con estas condiciones actuales, es menos dif¨ªcil chutar la pelota y darle el efecto que se pretende. La bola tiene el mismo peso pero es menos resistente a la fuerza que le imprime el chut.
Los ¨ªdolos se deben al talento pero las referencias se gestan con comportamiento
El chut en carrera, esa obra maestra de Cristiano que provoca en la pelota el efecto de subida y bajada repentina, habr¨ªa sido imposible conseguir en mi ¨¦poca. En invierno, cuando llov¨ªa y la pelota se hac¨ªa plomiza, era imposible utilizar estas t¨¦cnicas modernas. Ahora el bal¨®n es d¨®cil. Tanto que muchas veces desvirt¨²a la acci¨®n. Si hoy la bola no obedece al gesto t¨¦cnico es por culpa del jugador; si no obedec¨ªa hace 40 a?os era porque no estaba preparada para eso.
La pelota se puede rematar a porter¨ªa y tambi¨¦n se puede entregar a un compa?ero. En este ¨²ltimo caso, los efectos no han cambiado. La relaci¨®n de Cristiano con el pase revela su posici¨®n ante el juego y la vida. Cuando ¨¦l pasa la pelota lo hace bastante bien y esto revela un talento. Pero pasa poco la pelota. Tiene los pases dentro pero con frecuencia su egocentrismo le ha impedido manifestarse. Quiz¨¢s eso cambie. Despu¨¦s de haber conseguido todos los r¨¦cords y los t¨ªtulos imaginables, es posible que se encuentre en disposici¨®n de exteriorizar lo que atesora. Tranquilamente, ¨¦l podr¨ªa sentarse y pensar que el f¨²tbol le ha dado todo, compa?eros, entrenadores, gente que le adora. Ahora depende de ¨¦l decir: ¡®Dios, ya que me has dado todo, ahora d¨¦jame dar un poquito de mi trabajo a los dem¨¢s¡¯.
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