Espa?a sufre un descalabro mundial
Espa?a se hunde en la segunda parte ante Holanda porque todas las estrellas de Del Bosque estuvieron irreconocibles Habr¨¢ que ver si La Roja est¨¢ ante el ocaso de su mejor selecci¨®n
El gran campe¨®n se desangr¨® en su regreso a la escena que le hizo legendario y se llev¨® una zurra monumental tras un partido de los que dejan boquiabierto al universo. Peor que la peor pesadilla imaginable para una Espa?a que jam¨¢s desde 2008 hab¨ªa recibido en Eurocopa o Mundial m¨¢s de un gol. En Bah¨ªa, el colapso fue total, un infierno. Un cataclismo en toda regla. Espa?a recibi¨® una descarga holandesa de las que hacen ¨¦poca y en un ca¨®tico segundo tiempo acab¨® en el lodo. Y pudo ser mucho peor. El casta?azo, con esa diferencia de goles, deja a Espa?a con un camino con mucho m¨¢s que espinas. Su pase al segundo tramo del campeonato peligra a la primera.
Al equipo de Del Bosque de nada le sirvi¨® adelantarse en el marcador con un penalti que se sac¨® de la chistera Diego Costa. Holanda se veng¨® con sa?a de la derrota de hace cuatro a?os en Sud¨¢frica y con Robben al frente dej¨® a Espa?a en tanga, como un mu?eco de trapo a merced de un adversario que en el segundo tiempo fue la marabunta. No hubo espa?ol reconocible. Ni una migaja de ese equipo que ha competido de forma sublime desde la Eurocopa de Viena. Espa?a fue una hemorragia, calamitosa en todas sus l¨ªneas y termin¨® por los suelos, como un gui?apo. Casillas no era ni la peor sombra de Casillas, Ramos no era Ramos, Iniesta no era Iniesta¡ As¨ª, uno tras otro. Costa no fue una soluci¨®n y en la costa de Casillas todo fue un esperpento. Fue algo m¨¢s que una mala tarde; fue una sesi¨®n de terror.
El siniestro espa?ol puede ser de los que dejen huella. Habr¨¢ que ver si Espa?a est¨¢ ante el ocaso de la mejor selecci¨®n de su historia o el grupo a¨²n es capaz de levantarse de la lona tras un castigo semejante. Ante la repentina avalancha holandesa del segundo acto, el equipo de Del Bosque no tuvo tiempo ni de refugiarse en las cuerdas. Los oranje llevaban cuatro a?os rumiando un segundo asalto, pero ni en sus mejores sue?os pudieron imaginar lo de Bah¨ªa. Los chicos de Van Gaal terminaron con una vuelta al ruedo ante su parroquia, que se frotaba los ojos.
Resultaba incre¨ªble pensar que el gol del empate de Van Persie, al filo del descanso, pudiera tener un efecto tan devastador para un equipo como el espa?ol, curtido y que se les sabe casi todas. El tanto del capit¨¢n holand¨¦s fue el preludio de lo que iba a llegar. Ante un centro lateral de Blind, Piqu¨¦ no se escalon¨® bien con Ramos, el andaluz despeg¨® tarde y Casillas se qued¨® planchado ante la llegada del rival. La ejecuci¨®n de Van Persie, con un cabezazo en vaselina sobre Iker, fue soberbia. Dos pasos atr¨¢s del portero espa?ol y Holanda no hubiera cantado bingo.
Antes del vuelo de Van Persie, a Espa?a le hab¨ªa costado dar con las primeras teclas del partido. Quiz¨¢ porque no se esperara que Van Gaal subiera varios escalones su defensa de tres centrales y dos laterales y kilom¨¦tricos. El seleccionador holand¨¦s, sabedor de que para su adversario el centro del campo no es un apeadero cualquiera, quiso convertir en un zulo esa zona vital para La Roja. Ah¨ª cuece todo, pero el tapete del Arena Fonte Nova qued¨® reducido a un minifundio en el que no hab¨ªa forma de que corriera el aire. Espa?a no ten¨ªa metros para pensar y Holanda ten¨ªa a Diego Costa a varias cuadras de su portero. Al oriundo brasile?o ya le conocen en su tierra, le han tomado la matr¨ªcula y en cada intervenci¨®n es abucheado con estruendo.
Costa condicion¨® el juego espa?ol, que, en ocasiones, abus¨® de su referencia. Como le costaba la transici¨®n por falta de espacios, Piqu¨¦ puso el borroso guion inicial: la pelota en vuelo hacia el delantero de Lagarto, al que intentaban arrestar tres centrales, Vlaar y dos jovenzuelos como Martins Indi y De Vrij. Con Costa como diana, Espa?a no encontraba soltura, se ve¨ªa atrofiada, sin la chispa del toque que le distingue. Holanda, adem¨¢s, le puso en guardia con un mano a mano de Sneijder con Casillas, que el capit¨¢n espa?ol resolvi¨® con un manotazo a la pelota, un gui?o a Robben y sus tiempos en Johanesburgo. Otro espejismo de lo que estaba por llegar. M¨¢xime cuando Xavi filtr¨® un pase para Costa y este hizo lo imposible y mucho m¨¢s para que De Vrij picara como un pardillo. Alonso, tan err¨¢tico anoche en el pase, al menos acert¨® en el penalti. De inmediato, Silva se midi¨® a solas con el meta holand¨¦s, pero se qued¨® corto al querer elevar la pelota sobre su flequillo. En un parpadeo, el gol de Van Persie.
Por lo visto, el intermedio no sirvi¨® de sosiego. Holanda crey¨® en s¨ª misma y a Espa?a, a esta Espa?a de cuajo, se le aflojaron las piernas de forma misteriosa. Se resquebraj¨® en todas las zonas del campo y a gente como Robben y Van Persie no conviene darle ¨¢nimos. El primero se la deb¨ªa a s¨ª mismo, v¨ªctima de Casillas como se fue de Johanesburgo. En Bah¨ªa le gan¨® el duelo m¨¢s que con creces, hasta el punto de lograr que el capit¨¢n espa?ol se hiciera un nudo en el cuarto gol, el segundo de Van Persie, y le faltara contundencia en el tercero, el de De Vrij, por m¨¢s que tuviera algo de raz¨®n en reclamar falta de Van Persie. Holanda sacud¨ªa por todos los lados, Espa?a estaba fundida, sin que la entrada de Torres y Pedro supusiera un alivio.
A punto para el desguace, el campe¨®n solo confi¨® en que el tiempo menguara y menguara. Ahora le tocar¨¢ sentarse en el div¨¢n y mirarse al espejo. De ¨¦l depende discernir si es un problema de arrugas competitivas o solo un d¨ªa infernal. El tiempo dir¨¢, pero en Bah¨ªa no pudo defender ni su estilo. No tuvo tabl¨®n al que agarrarse.
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