Espa?a fue el Titanic
La mejor selecci¨®n espa?ola de la historia se marcha del Mundial tras caer ante Chile y cierra una etapa irrepetible La Roja requerir¨¢ un an¨¢lisis fino y preciso cuando pase la conmoci¨®n
La Espa?a que m¨¢s ha merecido un hasta siempre con todos los honores cerr¨® su relato de hadas de forma espantosa, con un chasco mundial. Una pesadilla de campeonato para el resto de los tiempos, como tambi¨¦n prevalecer¨¢n sus ¨¦xitos. Ante Chile, el campe¨®n sigui¨® en la lona, sonado por completo tras el desplome monumental con Holanda. No hubo campana que le salvara y el borr¨®n es de tal calibre que La Roja, sin tinte y rasgada, se convirti¨® en la primera selecci¨®n eliminada en Brasil, el mismo trance que la irrelevante Australia. Desde Francia 1998, el equipo no dejaba un Mundial por la trasera, en la primera ronda. Entonces, Espa?a ten¨ªa metabolizado hasta el hueso el pesimismo cr¨®nico.
Ahora resultaba impensable un petardazo semejante, pero el f¨²tbol es amn¨¦sico y ma?ana es ayer. A los cuatro a?os de Johanesburgo y solo a dos de la Eurocopa de Kiev, Brasil supuso el Titanic espa?ol.
Como el f¨²tbol no tiene alma, para desdicha espa?ola tuvo que ser en Maracan¨¢ donde le tocara pasar p¨¢gina sin consuelo alguno. Un desenga?o absoluto para una generaci¨®n que puso a Espa?a en la cima, de la que ha ca¨ªdo de forma s¨ªsmica. Una casta para el recuerdo infinito y un Mundial para el olvido. A ella le debe el f¨²tbol espa?ol haber conquistado no solo sus mejores trofeos, sino dejar un legado ¨²nico, el pensamiento propio en un pa¨ªs donde al f¨²tbol solo lo defin¨ªa la diversidad de los clubes. Gracias a estos bajitos aventureros que desde 2008 hasta hoy decidieron desafiar a la ortodoxia, Espa?a ha sido la ¨²ltima gran reserva del f¨²tbol. Con su testamento, la renovaci¨®n inevitable al menos ahora tiene un manual. Y pocos han inspirado m¨¢s ese formato que Xavi, de alguna forma, el gran ide¨®logo con botas de la Espa?a m¨¢s feliz. Tan triste fue el portazo en Brasil que el azulgrana pas¨® el que quiz¨¢ sea su ¨²ltimo partido a la sombra del banquillo. Comerse el marr¨®n del engorro que resta con Australia ser¨ªa peor a¨²n. El destino fue especialmente cruel con Xavi y alguno m¨¢s, como Iker y Alonso, otros dos de los iconos de la Espa?a con estrella.
Tan triste result¨® el portazo en Brasil que Xavi vio el partido desde el banquillo de Maracan¨¢
Del Bosque dio carrete a Pedro y Javi Mart¨ªnez en lugar de Xavi y Piqu¨¦. Como si el Bar?a, con sello de autor en esta selecci¨®n, y la propia Espa?a llevaran caminos paralelos. De la mano llegaron a la c¨²spide y del mismo modo ambos tendr¨¢n que proceder a la cirug¨ªa inmediata. Frente al rocoso y bien enhebrado equipo chileno, la selecci¨®n espa?ola subray¨® punto por punto que la masacre con Holanda no fue casual. El ocaso estaba a la puerta, ya fuera porque el grupo llegara marchitado a estas tierras o porque no se pudiera recuperar tras profundas secuelas de la primera jornada. O ambas cosas a la vez, lo que requerir¨¢ un an¨¢lisis fino y preciso cuando se despeje un poco la conmoci¨®n. Convendr¨¢ examinar con frialdad si la reforma pod¨ªa haberse anticipado, si realmente de Brasil fue exiliado alg¨²n jugador de mayor vuelo actual que los presentes.
Lo cierto es que en R¨ªo, desde el mismo arranque del partido, Espa?a fue un equipo con tiritona, de aquellos que se sienten vulnerables y dan todas las pistas al adversario. Una Espa?a desconocida, capaz de provocar alg¨²n esguince a la pelota en pases parvularios, sin el tonelaje de Chile, que con su resistencia vietnamita se impon¨ªa en cada pulso. Si ante Holanda estuvo pintona en el primer acto, con Chile de por medio no tuvo de casi nada, falto de chispa y de chicha, sin toque, tiqui ni remate. Al grupo espa?ol le temblaban hasta los cordones y ya al minuto la defensa se hizo un nudo y Alba casi bate a Casillas. Espa?a no encontraba el ritmo, Chile le hab¨ªa decretado prisi¨®n en todas las zonas del campo. La Roja no encontraba la manera de subordinar pases, su especialidad, y al choque perd¨ªa cada asalto. Varios le correspondieron a Xabi Alonso, y en una p¨¦rdida se origin¨® el primer gol sudamericano. El error de Alonso desencaden¨® una defensa ca¨®tica de la jugada, hasta que emboc¨® Vargas. Fue el propio Alonso el que estuvo a punto de remediarlo, pero Bravo le baj¨® la persiana con su salida sin demora.
El equipo subray¨® punto por punto que la masacre ante Holanda en el primer encuentro no fue casual
Espa?a no encontraba salvamento ni en los pretorianos ni en los reci¨¦n llegados, con Azpilicueta superado de nuevo por el peso de la cita, y Diego Costa en la proa del naufragio, sin hilo con nadie. Ar¨¢nguiz, al filo del descanso, puso la sentencia al estampar en la red el bal¨®n rechazado por Casillas tras una falta lanzada por Alexis. Entre el enjambre de jugadores en el per¨ªmetro del capit¨¢n espa?ol, la caz¨® un chileno. En ocasiones no todo sale mal, sino a¨²n peor.
Con 2-0 ya no hab¨ªa rescate posible. A Chile le bast¨® con mantener el tipo y no descuidarse ni a tiros. La voluntad espa?ola no alivi¨® su crepitar. Un acto con Holanda y un primer tiempo con Chile y al destierro inmediato. El segundo tramo con los de Sampaoli solo aceler¨® los obituarios de una selecci¨®n para la memoria eterna que se precipit¨® de mala manera al vac¨ªo. El ayer no suaviza el hoy y se agitar¨¢n las cr¨ªticas y los avisperos. Motivos ha dado el equipo, pero como sosten¨ªa el escritor brasile?o Nelson Rodrigues: ¡°Ay, de quien no cultiva sus santas nostalgias¡±.
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