El campe¨®n revienta la pelota en Brasil
Ha pasado Espa?a de la diversi¨®n al sufrimiento y los rivales ajustan cuentas, porque sin velocidad La Roja es vulnerable
No hay t¨¦rmino medio en Espa?a. Las derrotas se encadenan en la Copa del Mundo con la misma contundencia que antes se suced¨ªan las victorias, como si el f¨²tbol fuera una cuesti¨®n de rachas, y hasta cierto punto de azar, y no precisamente del juego, la bandera de los ¨¦xitos de la Roja. No importa la categor¨ªa del contrario, sino que los partidos se convierten en un ejercicio de impotencia para los chicos de Del Bosque, desfigurados y al mismo tiempo v¨ªctimas de la fatalidad y de un rosario de calamidades, irreconocibles en Brasil.
Afloran de golpe solo defectos y no hay manera de rescatar ninguna virtud, ni que sea para negociar un marcador digno, quiz¨¢ porque Espa?a no era un equipo convencional, aquellos que a veces ganan y otras pierden, sino que ten¨ªa una idiosincrasia admirable por singular, imposible de copiar y clonar. Nadie jugaba la pelota como la Roja. Atacaba y descansaba con el bal¨®n. El toque era r¨¢pido y preciso en horizontal y vertical, tan transparente que permit¨ªa discutir sobre su bondad, no sobre el marcador. Ocurre que con el tiempo el cuero se ha inflado hasta reventar y la selecci¨®n ha quedado desnuda en el Mundial.
Hay por tanto un problema de f¨²tbol y de jugadores m¨¢s que de club, por m¨¢s que se haya se?alado al Bar?a
Ha pasado Espa?a de la diversi¨®n al sufrimiento y los rivales ajustan cuentas porque cuando la bola no viaja con agresividad ni velocidad el equipo es vulnerable. No hay nada m¨¢s f¨¢cil que penalizar las carencias de Espa?a cuando no es Espa?a. Nadie quiere jugar como la selecci¨®n de Del Bosque, obligada a repensar el f¨²tbol. La dolorosa derrota dio las suficientes pistas para combatir el descreimiento a partir de certezas como la de Koke. No hay que agitar sino volver a jugar.
Aunque solo hubo las novedades de Javi Mart¨ªnez y Pedro en la alineaci¨®n, los cambios fueron significativos, sobre todo porque delataron la precariedad de Espa?a. Hay una cuesti¨®n de tono o de forma f¨ªsica, expresada en la suplencia de Piqu¨¦, que no ha tenido una buena temporada, y por otra parte un asunto de estilo, sintetizado en los 34 a?os de Xavi, s¨ªmbolo de la manera que entiende el f¨²tbol el equipo desde la Eurocopa ganada con Luis. La suplencia del volante del Bar?a, as¨ª como la titularidad de Diego Costa, explican de alguna manera la evoluci¨®n del juego en la selecci¨®n de Del Bosque.
Hay por tanto un problema de f¨²tbol y tambi¨¦n de jugadores m¨¢s que de club, por m¨¢s que se haya se?alado al Bar?a. No mezclan bien los internacionales y la organizaci¨®n colectiva se cae con la misma estridencia que las fichas de un domin¨® por un error individual nunca corregido. As¨ª lleg¨® el 1-0 de Chile: perdi¨® la pelota Xabi Alonso en la divisoria y ning¨²n espa?ol, ni el afamado Sergio Ramos, fue capaz de interrumpir la transici¨®n que culmin¨® Vargas despu¨¦s de regatear a Casillas. El fallo en cadena retrat¨® a Espa?a, falta de finura y profundidad, blanda en la contenci¨®n, siempre pendiente del retrovisor.
La p¨¦rdida de seguridad defensiva ha agrandado las dudas y la falta de precisi¨®n ha rebajado la confianza propia al tiempo que ha aumentado la de los contrarios, incluso de Chile. Alexis y Vargas se sent¨ªan Van Persie y Robben. Los desajustes son manifiestos porque juega el equipo sin pausa, demasiado acelerado y ansioso, como si cada uno quisiera resolver en una jugada el mal de todos. El toque precipitado abon¨® la diseminaci¨®n. Las l¨ªneas se aflojaron, el equipo se alarg¨® y no hubo f¨²tbol por dentro y por fuera, falto de sincronizaci¨®n, imposible distinguir si los laterales eran extremos o defensas, sobre todo Jordi Alba.
Desbordados en la contra, el 2-0 de Chile lleg¨® a bal¨®n parado, despu¨¦s de un tiro de Aleix. Los rechaces dicen mucho de la posici¨®n de un equipo en la cancha, y los decisivos cayeron siempre a pies del plantel de Sampaoli. No le qued¨® m¨¢s remedio a Del Bosque que renunciar a la doble pareja Xabi Alonso-Busquets, su signo de identidad, y entregarse a la pujanza de Koke. Y con el rojiblanco se vio por momentos un punto de luz que contrast¨® con la salida de Diego Costa. Muy disminuido f¨ªsicamente, el ariete no fue el revulsivo al que aspiraba el seleccionador para espabilar a Espa?a, saciada de f¨²tbol y de t¨ªtulos, necesitada de hambre, obligada a cambiar sus s¨ªmbolos.
No jug¨® Xavi y no fue trascendente la actuaci¨®n de Casillas. La duda est¨¢ en saber si habr¨¢ futbolistas capaces de jugar al nivel del equipo que ambos han liderado hasta Brasil. Aparentemente solo Espa?a puede jugar como sabe Espa?a. No pareci¨® casualidad que el punto y final llegara en el m¨ªtico Maracan¨¢. Espa?a nunca fue un equipo com¨²n sino que ha sido v¨ªctima de su propia grandeza, la de un campe¨®n del mundo y doble de Europa.
194 minutos, siete goles en contra y uno a favor
Una pesadilla en 194 minutos. En ese tiempo, Espa?a baj¨® del cielo y cerr¨® su hist¨®rico ciclo de dos Eurocopas y un Mundial en seis a?os de leyenda. 194 minutos, descuentos incluidos, en los que Holanda y Chile descosieron a la campeona. Dos partidos en los que La Roja perdi¨® su estrella.
Dos partidos en los que Del Bosque ha contado con 17 jugadores: no han jugado todav¨ªa los dos porteros suplentes (Reina y De Gea), Juanfran, Albiol, Mata y Villa.
Dos partidos en los que Espa?a ha rematado 26 veces a puerta (tan solo 12 entre los tres palos) y ha recibido 21 disparos. Ante Chile, los de Del Bosque lo intentaron en 16 ocasiones, el que m¨¢s Sergio Ramos en cuatro ocasiones. En el primer partido, el central madridista busc¨® la porter¨ªa en dos ocasiones lo que le convierte, con seis remates en total, en el m¨¢ximo rematador del equipo con un disparo m¨¢s que Diego Costa.
Dos partidos en los que Espa?a ha tenido m¨¢s del 60% de la posesi¨®n y ha repartido 1.342 pases, pero se ha visto zarandeada por la intensidad de sus rivales, que sumaron 32 faltas por las 18 del conjunto de Del Bosque. Ante Holanda, Xavi fue el m¨¢ximo pasador con 81, ante Chile, con el arquitecto en el banquillo, tom¨® el relevo Jordi Alba con 82.
Dos partidos en los que el toque fiable de La Roja qued¨® desdibujado con 194 p¨¦rdidas de bal¨®n: 90 ante Holanda y 104 ante Chile. En el primer partido fue Iniesta el m¨¢s err¨¢tico con 13 perdidas, en el segundo el autor del gol de la coronaci¨®n en Sud¨¢frica perdi¨® 10 m¨¢s. Un total de 23, las mismas p¨¦rdidas que Silva, los dos jugadores m¨¢s desatinados en la entrega.
Dos partidos en los que ning¨²n jugador result¨® reconocible y Espa?a firm¨® su segundo Mundial con m¨¢s goles en contra de Espa?a: 12 en Brasil 1950 (8 a Ramallets y 4 a Eizaguirre) y 7 en Brasil 2014 (todos a Casillas).
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