El grito homof¨®bico
El "?Puto!" de M¨¦xico es una peque?a coreograf¨ªa que exige de coordinaci¨®n y ritmo
La FIFA retir¨® su amenaza de sanci¨®n contra la Federaci¨®n Mexicana de Futbol en relaci¨®n con el grito de ¡°?Puto!¡± que la afici¨®n de ese pa¨ªs dirige en los partidos del Mundial contra el portero del equipo adversario, cuando ¨¦ste se dispone a ejecutar un saque de meta. Como se sabe, el motivo de la posible sanci¨®n era la supuesta agresi¨®n homof¨®bica que encerraba ese grito. La FIFA anunci¨® que iniciar¨ªa una ¡°investigaci¨®n¡± y al parecer no encontr¨® suficientemente denigratorio el vocablo ¡°puto¡±. Lo m¨¢s probable es que la rica polisemia de esa palabra los mare¨® y decidieron dejar las cosas como estaban.
Por mi parte quisiera llamar la atenci¨®n sobre los gestos que enmarcan ese grito. Mientras el portero toma impulso, los aficionados extienden sus brazos hacia adelante, sacudiendo las manos como chamanes que invocan un esp¨ªritu, al tiempo que emiten un ¡°Eeeeeeee¡± in crescendo, al final del cual, en coincidencia con la patada de despeje del portero rival, viene la atronadora exclamaci¨®n de ¡°?Puuutooooo!¡±.
No se trata de un simple grito lanzado desde las gradas, sino de una peque?a coreograf¨ªa que exige, como toda coreograf¨ªa, un m¨ªnimo de coordinaci¨®n y de ritmo. Sobre todo durante el ¡°?Eeeeeeee!¡± in crescendo se crea una conexi¨®n entre los que gritan y el portero rival, ya que de ¨¦ste y de nadie m¨¢s depende la duraci¨®n de esa exclamaci¨®n prolongada. As¨ª, aunque sea durante unos pocos instantes, la multitud se subordina a la voluntad del portero y depende de sus movimientos. Imaginemos qu¨¦ debe sentir ese portero al tener en vilo a cincuenta mil gargantas.
?Qu¨¦ pasar¨ªa si decidiera enga?ar a esos cincuenta mil en su contra y, en el ¨²ltimo momento, con una finta digna de Pirlo, se frenara de golpe y no pateara la pelota, para luego cruzarse de brazos y mirar hacia las tribunas con un gesto de burla? ?C¨®mo reaccionar¨ªa la gente? Estoy seguro de que se reir¨ªa a carcajadas, tom¨¢ndolo como una contra-broma. Porque de eso se trata, de una broma, de una coreograf¨ªa, de una fulminante puesta teatral, y es en este contexto l¨²dico en el que se grita la palabra ¡°puto¡±. Lo que ha hecho la FIFA para lanzar su acusaci¨®n de agresi¨®n homof¨®bica es aislar esa palabra de su contexto, de la escenograf¨ªa colectiva con la cual, al igual que con la c¨¦lebre ola, la multitud estelariza su propio espect¨¢culo. No es ning¨²n misterio que de un tiempo para ac¨¢ la multitud ha descubierto que la multitud es divertida y hay cada vez m¨¢s personas que asisten a los estadios para disfrutar del escenario y no del juego, del marco multicolor que rodea a la justa deportiva, m¨¢s que de la justa deportiva misma. Un grito colectivo, por m¨¢s grosero que sea, si es parte de una performance, no puede tomarse como una ofensa.
Distinto es el caso de tirarle un pl¨¢tano a un futbolista negro para recordarle que se parece a un mono. Ah¨ª no hay performance, ni escenario, ni conexi¨®n con el otro. El gesto genial de Dani Alves, que recogi¨® el pl¨¢tano que le tiraron de la tribuna y se lo comi¨®, nos gan¨® a todos porque recuper¨® la broma perdida, restableci¨® el juego que el triste lanzamiento desde la tribuna hab¨ªa matado. Dani Alves ignor¨® el pl¨¢tano como s¨ªmbolo de denigraci¨®n y lo transform¨® en una fruta suculenta. Hizo triunfar el sentido com¨²n, que es la base del sentido del humor.
Ese mismo sentido del humor que le falt¨® a la FIFA, desde que anunci¨® pomposamente que iniciar¨ªa una ¡°investigaci¨®n¡± sobre el asunto del t¨¦rmino ¡°puto¡±. ?Madre m¨ªa! Me gustar¨ªa saber qu¨¦ clase de investigaci¨®n fue esa y a qui¨¦nes comisionaron para realizarla. ?Se consultaron diccionarios para desentra?ar el ¨²ltimo matiz de la palabra bajo acusaci¨®n? ?Se cont¨® con la ayuda de ling¨¹istas y expertos en cultura popular? ?Se entrevistaron v¨ªa telef¨®nica a mexicanos de todos los estratos sociales y preferencias sexuales para configurar el uso preciso de esa expresi¨®n en nuestro pa¨ªs? Me imagino a unos pobres tipos trabajando hasta altas horas de la noche, aliment¨¢ndose de s¨¢ndwiches y caf¨¦, apremiados para elaborar a la mayor brevedad un reporte exhaustivo sobre el asunto. Como suele ocurrir con los reportes de esta clase, seguramente incluyeron al final unas recomendaciones, en las cuales probablemente sugirieron reemplazar la palabra ¡°puto¡± por expresiones de m¨¢s genuino aliento deportivo, del tipo ¡°?Vamos!¡±, ¡°Anotemos!¡±, o de plano ¡°?Goooool!¡±, aunque en esa zona de la cancha sea algo francamente inconcebible.
Igual que ha pasado con la ola mexicana, el ¡°?E-Putoooo!¡±dar¨¢ la vuelta al mundo y, personalmente, le deseo larga vida. Al contrario de muchos de mis colegas, no me parece una estupidez. Tiene gracia eso de conectarse con el portero rival, de subordinarse a sus movimientos, de querer espantarlo con un grito atronador que es mitad susto y mitad jolgorio. Y sue?o con el genial core¨®grafo que logre un d¨ªa fusionar el ¡°?E-Putoooo!¡± con la ola. Ese d¨ªa s¨®lo echaremos uno que otro vistazo a los partidos que, dicho entre nosotros, son cada vez m¨¢s aburridos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.