El f¨²tbol o la guerra por otros medios
Ganar este torneo es un entorchado por el que compiten sobre todo Europa y Am¨¦rica Latina, antiguos colonizadores y colonizados
Si alguien dudaba de que el deporte, especialmente el f¨²tbol de selecciones nacionales, es la continuaci¨®n de la guerra por otros medios, ah¨ª est¨¢ el Mundial para probarlo.
De los 16 equipos clasificados para octavos de final, quedan 14: cinco latinoamericanos, cuatro de lengua espa?ola y religi¨®n todav¨ªa b¨¢sicamente cat¨®lica, Colombia, M¨¦xico, Costa Rica y Argentina; y uno lus¨®fono, el organizador Brasil, en el que ha dibujado grandes jirones el protestantismo evang¨¦lico; seis europeos: un ¨²nico representante de la latinidad mediterr¨¢nea, Francia, de familiaridades ling¨¹¨ªsticas con B¨¦lgica y Suiza; dos centroeuropeos, Alemania y Holanda, con los que siempre hay que contar; y Grecia, el ¨²nico pa¨ªs de Europa en el que la religi¨®n, ortodoxa constantinopolitana, es aun fuertemente oficial. Por ¨²ltimo, tres pistoleros por libre. EEUU, solo representante de la lengua inglesa; y dos africanos, cuya ¨²nica vinculaci¨®n es el Islam, pero uno ¨¢rabe, la afortunada Argelia, y el otro, el gigante nigeriano.
Pese a la existencia de un artefacto llamado Uni¨®n Europea ¨Cde la que solo est¨¢ ausente la confederaci¨®n helv¨¦tica- los europeos no creo que vean raz¨®n alguna para preferir la victoria de B¨¦lgica sobre Nigeria o viceversa. A Rajoy le habr¨ªa venido bien meter a Espa?a en la disputa del t¨ªtulo, pero Hollande no va a salir de la cat¨¢strofe en la que apacienta aunque Francia llegue lejos. Es en Am¨¦rica Latina, donde unidad y divisi¨®n juegan un papel pol¨ªtico de primer plano.
Es lugar com¨²n que Brasil necesita ganar ¡®su¡¯ Mundial. La calle acecha, solo temporalmente apaciguada, pero Dilma Rousseff, que tiene elecciones presidenciales en lontananza, ya se salv¨® por los pelos pasando de penalti por encima del esforzado Chile. Nadie dice que una derrota del combinado nacional deba costarle la elecci¨®n a la presidenta, pero s¨ª quitarle el sue?o con la probable reanudaci¨®n de la algarada callejera. M¨¢s de un 40% de brasile?os siguen diciendo que la plata del Mundial habr¨ªa estado mejor empleada en pan que en circo. Y un Brasil que fallara en su asalto al campeonato sufrir¨ªa un golpe simb¨®lico en sus sue?os ¨Cposiblemente, en cualquier caso, irrealizables- de liderar Am¨¦rica Latina. De inicio se le hab¨ªan puesto bien las cosas porque ning¨²n bolivariano (Ecuador, Bolivia y Venezuela) se clasific¨® para el torneo, con lo que ten¨ªa camino despejado de rivales pol¨ªticos. Pero entre los que s¨ª est¨¢n figuran dos eximios representantes de la mayor amenaza econ¨®mico-exterior para Brasil y su inoperante Mercosur, la Alianza del Pac¨ªfico, a la que pertenecen M¨¦xico y Colombia, y un tercero, Costa Rica est¨¢ pr¨®ximo a sumarse a ese bloque que mira al prometedor Pac¨ªfico de Asia. M¨¦xico, que ha anunciado su ¡®regreso¡¯ a Am¨¦rica Latina, no entiende que deba subordinarse a m¨¢s hegemon¨ªa que la propia; y Colombia es un caso de libro de c¨®mo pol¨ªtica y deporte juegan en la misma cancha.
El Gobierno del presidente Santos negocia en La Habana el fin de una guerra de 50 a?os, y un ¨¦xito en el Mundial, ?por qu¨¦ no, el triunfo absoluto?, impresionar¨ªan tanto a la ciudadan¨ªa como a los insurrectos de las FARC. La antigua guerrilla marxista y hoy narco-empresaria est¨¢ siguiendo el torneo con la misma devoci¨®n que Juan Manuel Santos y su gabinete en pleno. La paz en la guerra y la victoria deportiva ser¨ªan el broche de oro para que un presidente entrara en la historia con un pedigr¨ª inigualable.
Y, finalmente, est¨¢ la reiterada necesidad mundialista de Argentina, donde acaban de procesar por cohecho al vicepresidente Amado Boudou. Los males que aquejan a la presidenta Fern¨¢ndez son probablemente irresolubles por mucho f¨²tbol que se les aplique, pero ya un r¨¦gimen anti-democr¨¢tico argentino -lo que no es hoy el caso- pudo respirar aliviado cuando reba?¨® un Mundial.
El deporte es la versi¨®n incruenta, pero dolorosa, de la pol¨ªtica en su acepci¨®n m¨¢s b¨¦lica. Ganar este torneo es un entorchado, una vitola de modernidad, de desarrollo, de aspiraciones m¨¢s que emergentes; un marchamo de honor por el que compiten sobre todo Europa y Am¨¦rica Latina, antiguos colonizadores y colonizados. Es toda una mayor¨ªa de edad pol¨ªtica en el mundo.
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