¡°La humillante derrota abre la ¡®caja negra¡¯ de la sociedad brasile?a¡±
Para el especialista en f¨²tbol, el 7 a 1 tiene un papel did¨¢ctico porque Brasil comienza a repensar la cruel necesidad de tratar a la selecci¨®n brasile?a como compensaci¨®n para sus frustraciones
Fl¨¢vio Campos era uno de los 200 millones de brasile?os que no pudieron dormir el pasado mi¨¦rcoles al intentar entender la amarga derrota de la Sele??o ante Alemania. Pero su tristeza iba m¨¢s all¨¢ del 7 a 1. La crueldad colectiva que se inici¨® antes mismo del final del partido en el estadio Mineir?o fue uno de los motivos de su insomnio. Las cr¨ªticas a los jugadores que, seg¨²n ¨¦l, son solo ¡°chicos¡±, el vandalismo en algunas ciudades y los insultos a la presidenta Dilma, mientras Brasil era humillado en el campo, eran s¨ªntomas de un pa¨ªs hu¨¦rfano de otras alegr¨ªas que no sean el f¨²tbol. ¡°Queremos que la selecci¨®n represente la fuerza, la virtud y la creatividad del pa¨ªs¡±, dice Campos, un soci¨®logo que coordina el N¨²cleo Interdisciplinar de Estudios sobre el F¨²tbol. ¡°Es perverso y cruel echar la culpa de nuestro fracaso a los chicos¡±.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢ usted asimilando la derrota ante Alemania?
Respuesta. Tengo dos tristezas, dos sentimientos. Uno con el propio resultado del partido. Es evidente que Alemania era la favorita, por el juego m¨¢s consistente y organizado. Pensaba que no iba a ganar Brasil. Pero siempre hay el imponderable en el f¨²tbol, pues ni siempre gana lo mejor. Siempre hay esperanza. Pero lo que hubo fue una masacre.
P. ?Y la otra tristeza?
R. Adem¨¢s de notar la falta de competitividad ante los alemanes, fue el significado que el f¨²tbol tiene como elemento de la cultura brasile?a. La humillante derrota abre la ¡°caja negra¡± de la sociedad. Vivimos una crisis de representatividad en Brasil, un momento en el que nuestra mirada colectiva es muy frustrante. La percepci¨®n es que el sistema pol¨ªtico representativo no funciona. Algunos piensan que hay que tirar todo. No es una casualidad que cuando la afici¨®n insulta a Fred [delantero de Brasil], empieza tambi¨¦n a insultar a Dilma [como en el primer d¨ªa del Mundial]. Y ese equipo, de chicos¡ Es una crueldad. Queremos que representen la fuerza y las virtudes, la valent¨ªa, la habilidad, la creatividad, la belleza que nosotros no tenemos en nuestros espacios sociales. Es como una compensaci¨®n. Y queremos que la selecci¨®n sea un remedio, una soluci¨®n para las cosas que no logramos resolver en el cotidiano. Es cruel. Nuestros jugadores tienen la edad de mis hijos. Neymar tiene 22 a?os. Es perverso y cobarde echar la culpa de nuestro fracaso a esos chicos, para que compensen lo que no entendemos en nuestra sociedad.
P. ?Es mucha presi¨®n para tan poca edad, y encima jugando en el Mundial, con la obligaci¨®n de ganar?
R. Gilberto Marigoni, candidato a gobernador de S?o Paulo del PSOL, tiene una definici¨®n para los Black Blocs interesante. Dice que son chicos que intentan ser h¨¦roes con sus m¨¢scaras y armas de destrucci¨®n. Es un sentimiento infantil de esa generaci¨®n. El discurso de David Luiz, que lloraba al decir que quer¨ªa ofrecer esa alegr¨ªa a Brasil, es una misi¨®n parecida a de los Black Blocs. Querer salvar el pa¨ªs es muy malo. No necesitamos un Mesias, necesitamos actitudes colectivas. Menos cobard¨ªa y menos hipocres¨ªa. Nuestra actitud como ciudadano s¨ª nos representa.
P. ?Este intento de encontrar a h¨¦roes es tambi¨¦n un intento de reconstruir un mito como Pel¨¦?
R. Mira c¨®mo se construy¨® la historia de Pel¨¦ y de esos chicos. El Mundial de 1958. El mejor jugador de ese a?o no fue Pel¨¦ ni Garrincha. La prensa que acompa?¨® el campeonato eligi¨® a Didi como lo mejor jugador de esa ¨¦poca. En muchos partidos no llega a ser un fen¨®meno. Pero era un excelente jugador. Cuando Suecia hizo su primer gol, Didi es la persona que anda calmamente y dice: ¡°vamos a jugar¡±. ?l era el l¨ªder, el que organizaba. Fue Didi y Gilmar quienes subieron a Pel¨¦ en sus hombros tras el partido. Lo que quiero decir es que Pel¨¦ fue uno de los mejores jugadores del mundo. Garrincha tambi¨¦n. Pero esos equipos tuvieron otros atletas muy importantes. Nosotros necesitamos los reyes, los salvadores de la patria, los fen¨®menos, los pr¨ªncipes. Pel¨¦ fue el rey. Ronaldo, el fen¨®meno. Y seguro que Neymar ser¨¢ algo semejante.
P. ?El resultado del Mundial influir¨¢ las elecciones?
R. Ya influy¨®, desde junio de 2013. Deshidrat¨® el apoyo a Dilma. Ella perdi¨® m¨¢s del 30% de apoyo en un a?o. Lo m¨¢s visible no es Petrobras, por ejemplo. Lo m¨¢s visible es el Mundial. Y la campa?a girar¨¢ alrededor de ello. Pero mira, la previsi¨®n catastr¨®fica no se concretiz¨®. Ning¨²n estadio desmoron¨®. S¨ª tumb¨® un viaducto de la oposici¨®n [en Belo Horizonte]. Pero parece que nadie se da cuenta. El alcalde es del PSB y el gobernador es del PSDB. Esta es la cuesti¨®n: la percepci¨®n que queda para la sociedad brasile?a. El mal intencionado echar¨¢ la culpa a Dilma.
P. ?Perder¨¢ apoyo con el 7 a 1?
R. Apuesto que s¨ª. Esa depresi¨®n tiene que ser descargada, y la derrota ser¨¢ explorada. Directa o indirectamente. Siete goles afectan a la gente. Es un h¨¢bito nuestro echar la culpa a alguien. La primera v¨ªctima fue Felip?o. La siguiente ser¨¢ Dilma.
P. Hasta los que m¨¢s estaban en contra al Mundial apoyaron al evento. ?Nadie resisti¨®?
R. Quienes estaban en los estadios eran de una clase media imb¨¦cil, reaccionaria, que no sab¨ªa ni siquiera c¨®mo apoyar al equipo en el estadio. Tuvieron incluso que ensayar una canci¨®n. Esa clase media blanca, muy inc¨®moda al tener que compartir espacios en los aeropuertos, fue claramente contagiada por la fiesta. Se ilusion¨®, y eso no es malo. Muchos aprendieron sobre qu¨¦ es el f¨²tbol. Y me gustar¨ªa que ese grupo aprendiera a asumir su responsabilidad social, para que haya una sociedad sin odio ni privilegios. Es un comportamiento que tiene que corregirse. Y ahora empiezan otras elecciones. Es otro partido. No es contra Alemania, sino contra nosotros mismo. Ese es el partido m¨¢s importante.
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