Fractura emocional
![A Marcelo se le escapa el balón.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MBTADOUUFIIZJZGTRRYKAPLTJ4.jpg?auth=dcb4cd34e6a3b88b9922455e0cf980ed03d1991112d80a790bd1dd65ff5710f9&width=414)
Desde el Mundial de Corea y Jap¨®n 2002 a hoy, lo que m¨¢s cambi¨® en el an¨¢lisis del juego es la cantidad de datos que se pueden extraer de cada partido. Pita el ¨¢rbitro y, como en la pantalla de Matrix, una lluvia interminable de n¨²meros se descarga en el disco r¨ªgido a la espera de que alguien pase por ah¨ª a intentar encontrarles sentido. Si uno se sienta frente a esa inmensidad sin una idea clara de lo que busca, puede deambular horas y horas sin encontrar nada, como si recorriera un vertedero de la estad¨ªstica. Si, en cambio, lo que uno pretende es confirmar o negar intuiciones, el paisaje cambia.
El dato m¨¢s curioso sobre Brasil antes de su semifinal de este martes era que sus centrales y laterales contaban con la mayor cantidad de toques de bal¨®n de su equipo en el torneo (en Argentina, por ejemplo, lideran esa tabla, por orden, Mascherano, Di Mar¨ªa, Gago y Messi, y en Alemania Kross, Lahm y Schweinsteiger). Un dato que refleja a las claras los problemas del equipo de Scolari para crear juego una vez superada la primera l¨ªnea.
Joachim L?w arranc¨® con una consigna precisa: dejarle la pelota a Dante y David Luiz
Joachim L?w arranc¨® con una consigna precisa: dejarle la pelota a Dante y David Luiz y esperar a que Brasil construya por el medio, su zona m¨¢s gris. Alemania, acorde a su historia, es un equipo s¨®lido y equilibrado en sus l¨ªneas y cuenta adem¨¢s con uno de los mejores porteros del mundo (Neuer), pero, sobre todas las cosas, lleg¨® a este torneo con un funcionamiento en el centro del campo (sea con Lahm all¨ª o sin ¨¦l) sencillamente impecable. Algo que Brasil omiti¨® deliberadamente desde el inicio, apostando todo a la euforia del himno y a un ataque abierto desde Hulk a Bernard y desde Oscar a Fred, como si su posibilidad de llegar a la final sin Neymar pasara exclusivamente por arrollar a Alemania en un arranque fulminante.
El plan dur¨® 11 minutos, que fue lo que tard¨® M¨¹ller en aprovechar una cortina en un c¨®rner. Su celebraci¨®n, de una contenida euforia teutona, acentu¨® el contraste. M¨¹ller levant¨® su pu?o como si en vez de un gol en semis del Mundial en el Mineir?o hubiera conseguido entradas al cine.
Los siguientes 12 minutos, Brasil los jug¨® como si se trataran de los ¨²ltimos 30 segundos. No hay datos estad¨ªsticos que puedan explicar la debacle que sufri¨® Brasil tras el segundo gol. Cuatro goles en menos de seis minutos disolvieron el castillo de arena emocional sobre el que se levantaba esta selecci¨®n Brasilera. Un equipo que empez¨® a fisurarse con aquel rodillazo de Z¨²?iga y se quebr¨® definitivamente en el mismo momento en que Klose se erigi¨® en el m¨¢ximo goleador de la historia de los Mundiales.
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