De la decepci¨®n a la revoluci¨®n
Brasil debe revisar todas su estructuras futbol¨ªsticas tras pasar del purgatorio al infierno con la humillante derrota ante Alemania. El modelo de la Liga local no funciona
Entre el 0-2 de Klose y el 0-5 de Khedira el martes en Belo Horizonte pasaron exactamente 400 segundos. Ni siquiera los forofos m¨¢s fan¨¢ticos han achacado los 7 minutos m¨¢s negros de la historia futbol¨ªstica brasile?a a la ausencia de Neymar o Thiago Silva. El Mundial de 2014 ha expuesto definitivamente las carencias balomp¨¦dicas del pa¨ªs do futebol, donde hace a?os que el deporte m¨¢s popular del planeta no funciona bien. Los hermosos y relucientes estadios construidos para la Copa lucen gradas semivac¨ªas en sus partidos de Liga. Los clubes, cuya deuda estimada es de casi 5.000 millones de reales [1.650 millones de euros], reclaman cambios en la planificaci¨®n de los diversos campeonatos nacionales para que la torcida vuelva a las canchas. Una asociaci¨®n de m¨¢s de 1.000 jugadores, Bom Senso F.C., lleva un a?o pidiendo un saneamiento general y una ¡°revoluci¨®n para construir un f¨²tbol que sirva para todo el mundo¡±.
La deuda de los clubes brasile?os se eleva a unos 1.600 millones de euros
En la Copa Libertadores, el trofeo m¨¢s preciado del continente, no hay ning¨²n equipo brasile?o clasificado para semifinales por primera vez desde que cambi¨® el sistema clasificatorio en el a?o 2000. La pelota inspira en la sociedad un nuevo sentimiento bipolar, fruto del despilfarro percibido en obras millonarias y los indicios de corrupci¨®n a gran escala de una federaci¨®n todopoderosa. La falta de talento desequilibrante en la sele?ao podr¨ªa ser no una causa, sino un s¨ªntoma de un problema mucho m¨¢s profundo.
El precio de las entradas aleja a los j¨®venes del f¨²tbol y vac¨ªa los estadios
El escenario es ¡°francamente complejo¡±, como se?ala Amir Somoggi, uno de los principales especialistas en marketing deportivo del pa¨ªs: ¡°La crisis existe. Su principal causa es la falta de visi¨®n gerencial del negocio. Hay grandes clubes, muchos hinchas, pero se centran s¨®lo en dos fuentes de ingresos: la televisi¨®n y los patrocinadores. El modelo de gesti¨®n no ha cambiado, depende demasiado de la televisi¨®n¡±. La Liga brasile?a es la sexta con m¨¢s ingresos del mundo, pero ocupa el puesto n¨²mero 18 (por detr¨¢s de Estados Unidos o Australia) en el r¨¢nking de asistencia media a los estadios. ¡°Los clubes son los principales responsables¡ Son entidades pol¨ªticas cuyos presidentes quieren hacer historia en dos o tres a?os, antes de la reelecci¨®n, y no hay planificaci¨®n a largo plazo¡±, contin¨²a Somoggi. ¡°S¨®lo piensan en poner el nombre de una empresa en las camisetas, no hay estrategias exhaustivas¡±.
Los clubes reconocen abiertamente el problema. El ya ex vicepresidente del Flamengo, Wallim Vasconcellos, estall¨® en abril pasado, un d¨ªa despu¨¦s de que su equipo venciera la Ronda Guanabara del Torneo Carioca en el renovado coliseo Maracan¨¢ ante apenas 12.000 aficionados (sobre un total de 80.000 asientos). ¡°El modelo est¨¢ matando a los campeonatos estatales. [¡]La televisi¨®n paga por un producto y no recibe un torneo atractivo. El modelo es malo para todo el mundo, los clubes peque?os no ya no tienen visibilidad, la TV est¨¢ insatisfecha, los patrocinadores tambi¨¦n, el p¨²blico no viene. Dentro de poco ya no va a valer la pena¡¡±
La mayor¨ªa de los equipos est¨¢n inactivos durante seis meses
La responsabilidad final recae en la Confederaci¨®n del F¨²tbol Brasile?o (CBF), considerada la entidad m¨¢s poderosa del pa¨ªs, aunque la organizaci¨®n de los campeonatos estatales (previos al Campeonato Brasileiro, que disputan los mejores clasificados) es competencia de las federaciones de cada Estado, como explica un portavoz autorizado a este peri¨®dico, y los precios de las entradas ¡°dependen de cada club. Cada parte debe asumir su responsabilidad. Este es un asunto muy delicado y con motivaciones pol¨ªticas¡±. ¡°No tiene sentido poner una entrada a 100 euros[32 EUROS], es incompatible con el poder adquisitivo del trabajador y el f¨²tbol es el deporte del pueblo", dice el exfutbolista y hoy diputado Bebeto. El periodista y bloguero del diario O Globo Carlos Eduardo Mansur resum¨ªa hace unas semanas el panorama: ¡°Si cuesta tan caro ir al Maracan¨¢, la distancia que separa al joven de su ciudad ser¨¢ la misma que le separa del Bayern de Munich: la televisi¨®n. En especial los j¨®venes m¨¢s pobres. Perderlos es un riesgo que el f¨²tbol brasile?o no puede correr¡±.
Una comisi¨®n parlamentaria podr¨ªa investigar a la federaci¨®n
Encabezado por nombres conocidos como Paulo Andr¨¦ o Z¨¦ Roberto, su propuesta de regeneraci¨®n incluye dos puntos fundamentales. Primero, la racionalizaci¨®n del calendario: el 85% de los 684 clubes brasile?os ¡°est¨¢n inactivos durante m¨¢s de 6 meses¡±, lo que impide la ¡°autosuficiencia financiera y deportiva¡± de los clubes del interior; mientras, los grandes clubes juegan ¡°demasiado partidos¡± (68 al a?o de media en competiciones nacionales, por 48 en Espa?a o 50 en Inglaterra), resultando en mayor n¨²mero de lesiones y una menor calidad del espect¨¢culo. Segundo, la regulaci¨®n financiera de los clubes y la implantaci¨®n de un modelo de saneamiento basado en el modelo fair play europeo que rebaje tambi¨¦n el coste de las entradas; seg¨²n sus cifras, un 85% de los futbolistas brasile?os cobran con retraso, reciben menos de 3 salarios m¨ªnimos (2.460 reales, 750 euros) y est¨¢n desempleados durante seis meses al a?o.
¡°Es la hora de que el f¨²tbol brasile?o sufra una revoluci¨®n", escrib¨ªa ayer el periodista deportivo Cosme R¨ªmoli. Por ahora, el desastre del Mineirao amenaza incluso con reactivar los intentos parlamentarios por crear una Comisi¨®n de Investigaci¨®n sobre la CBF, en un movimiento que tiene como cabeza de punta al hoy diputado Romario, azote de la clase dirigente del f¨²tbol brasile?o. Como afirm¨® el todav¨ªa presidente Marin hace s¨®lo dos meses, el f¨²tbol brasile?o estaba ¡°en el purgatorio¡± ante la posibilidad de ganar en casa el so?ado hexacampeonato: ¡°Si ganamos el Mundial, nos vamos al cielo. Si perdemos, todos nos vamos al infierno¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.