Devotos del f¨²tbol... y del trabajo
Berl¨ªn celebra el cuarto t¨ªtulo de Alemania bajo la lluvia
Minuto 25 y el silencio reina en Gina M. Los clientes de este bar del barrio berlin¨¦s de Prenzlauer Berg contienen la respiraci¨®n hasta que Higua¨ªn supera a Neuer. M¨®nica, una turista espa?ola que pasa unos d¨ªas en la ciudad, canta el tanto. Todos los dem¨¢s congregados respiran tranquilos. Es fuera de juego. Vuelve la concentraci¨®n. El centenar de espectadores que se han reunido para ver la primera final alemana de un Mundial en 12 a?os solo gritan cuando uno de los suyos se acerca a la puerta de Romero. El resto del tiempo, silencio.
La tormenta que ha ca¨ªdo sobre Berl¨ªn durante la tarde no impide que los m¨¢s valientes vean el partido desde la terraza. En el descanso, los espectadores explican c¨®mo acabar¨¢n el d¨ªa en caso de una victoria alemana. "No har¨¦ nada especial. Ma?ana me levanto a las siete", confiesa Toby. Ante la decepci¨®n del periodista por la respuesta, este berlin¨¦s de 36 a?os hace una concesi¨®n: "Puede que me pida una cerveza m¨¢s y brinde con amigos. Pero tengo dos hijos peque?os y no me puedo retrasar mucho". Sus compa?eros de mesa est¨¢n de acuerdo. Dicen que se ir¨¢n a la cama con una alegr¨ªa. Eso es todo. Mirko, el due?o, tampoco tiene grandes planes. "Pase lo que pase, tendr¨¦ que limpiar y recoger todo esto", asegura se?alando las jarras de cerveza que se ven por todas partes.
"No har¨¦ nada especial. Ma?ana me levanto a las siete", confiesa Toby en un bar
Jana tiene 42 a?os y tampoco es amiga de grandes celebraciones. ?Ir¨¢ a la Puerta de Brandenburgo, el lugar reservado para los grandes festejos deportivos? "Soy berlinesa de pura cepa. All¨ª son todos turistas", responde con cierto desd¨¦n. No tiene grandes recuerdos de 1990, la ¨²ltima vez que Alemania gan¨® un Mundial. "Yo vengo del Este y el muro acababa de caer. Ten¨ªa cosas m¨¢s importantes en las que pensar que en el f¨²tbol. Como viajar, por ejemplo. En la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana no pod¨ªamos hacerlo y ese a?o fui a Lloret del Mar" (Gerona), recuerda Jana.
Faltan pocos minutos para que termine la segunda parte. Aplauso de agradecimiento a Klose. El m¨¢ximo goleador de la historia de los mundiales (16 en cuatro ediciones) recibe un homenaje desde esta esquina berlinesa.
Pr¨®rroga. Cuando algunos ya dan por descontado que habr¨¢ penaltis, G?tze regala a Alemania su cuarta Copa del Mundo. La cuarta estrella. La quietud que ha reinado en el bar durante los ¨²ltimos 113 minutos se rompe. Gritos y abrazos. Los coches hacen sonar los cl¨¢xones y unos pocos clientes sacan un par de bengalas. Los alemanes celebran, pero de una forma tranquila. La ¨²nica que est¨¢ triste es M¨®nica, ac¨¦rrima seguidora del Atl¨¦tico de Madrid, porque "El Cholo Simeone esta noche tambi¨¦n estar¨¢ triste". Mirko, el due?o del bar, se alegra por la victoria, pero se queja de que el mal tiempo ha arruinado sus expectativas de negocio. "Esperaba tener unos 300 clientes. Y no s¨¦ si hemos llegado a los 100. De todo el Mundial, Alemania solo ha jugado un d¨ªa seco", se queja. La gran mayor¨ªa de los aficionados berlineses, unos 250.000, se concentraron en el parque de Tiergarten para ver el partido en pantallas gigantes, informa AFP.
Como por arte de magia, en el momento en el que la canciller Angela Merkel felicita a los campeones en la pantalla del Gina M., en Berl¨ªn empieza a llover de nuevo. La tregua del agua solo ha durado el tiempo del partido. El local empieza a quedarse vac¨ªo. Los clientes se van contentos. Ma?ana hay que trabajar.
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