Alemania aclama a su selecci¨®n en Berl¨ªn
La selecci¨®n alemana retorna a la capital y miles de personas se agolpan para recibir y celebrar la Copa con la Mannschaft
M¨¢s de medio mill¨®n de personas aclamaron este martes en Berl¨ªn al equipo alem¨¢n que se coron¨® campe¨®n del mundo en Brasil, en una rara expresi¨®n de j¨²bilo y orgullo patrio. La fiesta que comenz¨® a vivir la capital cuando aterriz¨® en el aeropuerto de Tegel el avi¨®n de Lufthansa que trajo al equipo en un vuelo especial y que fue bautizado con el nombre de Fanhansa Siegerflieger ¡ªjuego de palabras entre fans, vuelo y vencedores¡ª, se convirti¨® en una apoteosis en la famosa Milla del aficionado, donde unas 250.000 personas recibieron a sus h¨¦roes.
La dimensi¨®n de la fiesta ya se vislumbrada en el aeropuerto, donde cientos de aficionados se dieron cita para recibir a la selecci¨®n. El primero en bajar por la escalerilla fue el capital de la selecci¨®n, Philipp Lahm, quien alz¨® la copa dorada para regocijo de los hinchas. Todos los jugadores, incluido el equipo t¨¦cnico que dirige el entrenador Joachim L?w, se vistieron m¨¢s tarde con una camiseta negra que luc¨ªa como emblema el n¨²mero 1, dibujado en el pecho, para iniciar un recorrido triunfal abordo de un cami¨®n descubierto.
La euforia contamin¨® a varios jugadores, que se mofaron de sus adversarios argentinos
La fiesta, que fue transmitida en directo por cuatro estaciones de televisi¨®n germana y la CNN, mostr¨® que Alemania, un pa¨ªs acostumbrado a la disciplina y al rigor de las leyes que no permiten la extravagancia, es capaz de expresar sentimientos casi tropicales cuando se trata de celebrar un gran triunfo de la famosa Mannschaft que dirige L?w desde hace ocho a?os. Pocas veces como este martes, Berl¨ªn hab¨ªa dado rienda suelta a sus sentimientos para recibir a los campeones. Nunca antes la ciudad hab¨ªa recibido a una selecci¨®n que lleg¨® a Berl¨ªn como campeona del mundo. A bordo del cami¨®n descubierto, la selecci¨®n realiz¨® un largo recorrido por la ciudad hasta llegar a la emblem¨¢tica Puerta de Brandeburgo, donde hab¨ªa sido montado un enorme escenario tapizado con una alfombra de c¨¦sped artificial.
La alegr¨ªa se convirti¨® en delirio cuando irrumpieron en el escenario los primeros h¨¦roes del campeonato. ¡°Fue un largo camino hasta conseguir el t¨ªtulo, pero vali¨® la pena¡±, dijo el entrenador quien tuvo un gesto hacia el p¨²blico que fue aclamado por la multitud. ¡°Vosotros hab¨¦is sufrido y celebrado. Sin vuestro apoyo, no estar¨ªamos aqu¨ª. Todos somos campeones del mundo¡±, dijo L?w.
La presentaci¨®n de los campeones tuvo momentos de gloria y tambi¨¦n de iron¨ªa. Aunque durante el campeonato, los jugadores nunca cometieron el pecado de re¨ªrse de sus adversarios, la euforia del recibimiento contamin¨® a G?tze, Klose, Kroos, Sch¨¹rrle, Mustafi y Weidenfeller, que se mofaron de sus adversarios argentinos. Los seis jugadores ingresaron agachados al escenario y comenzaron a cantar: ¡°?As¨ª caminan los gauchos rumbo a la porter¨ªa!¡±. De pronto se alzaron y gritaron hacia la multitud, ¡°?As¨ª caminan los alemanes, as¨ª caminan hacia la porter¨ªa!¡±.
El autob¨²s realiz¨® un largo recorrido por la ciudad hasta llegar a la emblem¨¢tica Puerta de Brandeburgo
Risas del p¨²blico y m¨¢s gritos cuando otros seis jugadores, entre ellos Schweinsteiger y Neuer irrumpieron en el escenario con una mano apoyada en el hombro del jugador que les preced¨ªa, de la misma forma como lo hac¨ªan los jugadores de la selecci¨®n brasile?a cuando ingresaban al campo de juego en un intento para demostrar esp¨ªritu de equipo. ¡°Nosotros somos los campeones del mundo¡±, cant¨® Neuer, el portero de la selecci¨®n, mientras que Schweinsteiger, bautizado por la prensa alemana como el ¡°legionario¡± a causa de su resistencia en la final, record¨® a la multitud que el gran sue?o, que hab¨ªa comenzado hace ocho a?os en Alemania, por fin se hab¨ªa concretado: ¡°Ya estuvimos aqu¨ª en 2006, pero ahora es diferente. ?Ahora tenemos la maldita copa entre nosotros!" En el verano del 2006, la milla del aficionado se llen¨® de gente para felicitar a la selecci¨®n por el desempe?o que tuvo al alcanzar el tercer lugar, pero tambi¨¦n para agradecerle la realizaci¨®n de un milagro, que fue bautizado entonces como ¡°un sue?o de verano¡± por la revista der Spiegel.
El Mundial de f¨²tbol en Alemania, en 2006, cambio al pa¨ªs; convirti¨® a la canciller Angela Merkel en una hincha fan¨¢tica de la selecci¨®n y la comunidad turca se hizo alemana. La magia del f¨²tbol y el triunfo de Alemania en Brasil tambi¨¦n obr¨® otro milagro que no pas¨® desapercibido en los centros del poder pol¨ªtico alem¨¢n. Hasta la embajada de Estados Unidos en Berl¨ªn hizo una pausa y colg¨® un cartel en su fachada donde felicitaba a los nuevos campeones.
Los jugadores de la selecci¨®n, por su parte, se despidieron de la multitud con otro cartel donde se pod¨ªa leer: ¡°Obrigado fans. La cuarta estrella es nuestra¡±.
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