3.000 ajedrecistas de 180 pa¨ªses en la costa del ?rtico
Magnus Carlsen, el fen¨®meno de 23 a?os, amenaza con ser el mejor jugador de la historia
Israel¨ªes y palestinos, rusos y ucranios, indios y paquistan¨ªes, ruandeses y congole?os, cubanos y estadounidenses, serbios y croatas, argentinos y brit¨¢nicos, griegos y turcos, iran¨ªes e iraqu¨ªes¡ Todos, hasta 3000 de 180 pa¨ªses, unidos por la pasi¨®n del ajedrez en Tromso (Noruega) para disputar la 40? Olimpiada de Ajedrez o participar en el 85? congreso de la Federaci¨®n Internacional (FIDE) o simplemente observar a gentes de tantas razas, religiones y edades, juntos en un inmenso pabell¨®n.
Ceremonia inaugural. Suena el himno de la FIDE (antes del noruego) y toda esa multitud se levanta como impulsada por un resorte para escucharlo con emoci¨®n. Ese momento ocurre cada dos a?os desde Par¨ªs 1924 (aunque la primera edici¨®n oficial fue Londres 1927) y permite que gentes de los lugares m¨¢s rec¨®nditos del mundo vuelvan a verse o vivan por primera vez una experiencia que repetir¨¢n cuantas veces puedan. Quien crea que la alianza de civilizaciones es ut¨®pica, que pase por una Olimpiada de Ajedrez. A diferencia de los Juegos Ol¨ªmpicos, donde los participantes est¨¢n separados por deportes en sedes distintas, aqu¨ª todos se ven cada d¨ªa durante dos semanas, y es rar¨ªsimo que surja alg¨²n conflicto por motivos pol¨ªticos o raciales.
La fiebre del ajedrez invade Noruega gracias a Magnus Carlsen, el fen¨®meno de 23 a?os que amenaza con ser el mejor jugador de la historia. El duelo que le coron¨® como campe¨®n del mundo frente al indio Viswanathan Anand el pasado noviembre en Chennai (India) provoc¨® un baj¨®n en la productividad de sus compatriotas (en algunas oficinas los jefes bloquearon el acceso a las p¨¢ginas de internet por donde se retransmit¨ªan las partidas) y dispar¨® las audiencias de los programas especiales de televisi¨®n con un amplio despliegue de enviados especiales. Adultos que jam¨¢s hab¨ªan jugado lo hacen ahora, y el Parlamento discutir¨¢ pronto la conveniencia de introducir el ajedrez como asignatura en todos los colegios p¨²blicos (tambi¨¦n lo har¨¢ el Congreso de los Diputados de Espa?a este oto?o). Adem¨¢s, los noruegos han descubierto que su nuevo ¨ªdolo nacional y el deporte mental sirven como plataforma de promoci¨®n tur¨ªstica del pa¨ªs. Los organizadores calculan que las partidas y resultados de la Olimpiada ser¨¢n seguidos a trav¨¦s de Internet por m¨¢s de cien millones de personas de los cinco continentes.
¡°Hasta hace pocos a?os, casi todas nuestras grandes figuras sal¨ªan de los deportes de invierno, de gran exigencia f¨ªsica. Eso influye en la enorme popularidad de Carlsen, que complementa el ideal de mente sana en cuerpo sano¡±, explica el alcalde de Tromso, Jens Johan Hjort, quien tambi¨¦n fue el sorprendente presentador de la ceremonia inaugural. Despu¨¦s llama al escenario al campe¨®n del mundo, aquel ni?o muy t¨ªmido que hace diez a?os, en la Olimpiada de Calvi¨¢ (Mallorca) ten¨ªa que aclarar al personal de seguridad que ¨¦l era el primer tablero de Noruega, no un aficionado infantil.
Ahora, tras dos contratos cumplidos con la marca de moda juvenil G-Star e innumerables entrevistas, sesiones de fotos y fiestas distinguidas, el joven Magnus tiene muchas tablas. Preguntado por las diferencias entre el ajedrez individual y por equipos, Carlsen explica: ¡°Soy un lobo solitario, pero tambi¨¦n disfruto jugando con la selecci¨®n de mi pa¨ªs. Somos cuatro y un suplente, y se suman los puntos de las cuatro partidas. La clave est¨¢ en crear un esp¨ªritu de equipo pero, al mismo tiempo, en no fijarte en las partidas de tus compa?eros, porque es muy probable que pierdas concentraci¨®n¡±.
En esta ocasi¨®n Carlsen no luchar¨¢ por las medallas porque su equipo no tiene tanta fuerza como Rusia, Ucrania, Armenia, China y otra media docena de selecciones fort¨ªsimas. Aunque los aficionados de todo el mundo estar¨¢n muy pendientes de los resultados de esos equipos, aparte del suyo, la prioridad de la inmensa mayor¨ªa de los participantes en la Olimpiada ser¨¢ pas¨¢rselo bien con gentes de toda raza y condici¨®n.
Excepto algunos, sometidos a una gran tensi¨®n. Son los que se juegan mucho en las elecciones a la presidencia de la FIDE, con dos candidatos. Ambos son rusos, pero es lo ¨²nico que tienen en com¨²n. El actual presidente, Kirs¨¢n Iliumy¨ªnov, lleva 19 a?os en el cargo pero es el favorito porque la eficacia de su equipo electoral ¨Cprotagonista de numerosos esc¨¢ndalos, componendas y sospechas de corrupci¨®n o manipulaci¨®n de los l¨ªmites legales- pesa m¨¢s que todos sus errores e incumplimientos; adem¨¢s est¨¢ fuertemente respaldado por el presidente Putin y todas las embajadas de Rusia. El aspirante a destronarlo, Gari Kasp¨¢rov, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, ha tenido que emigrar a Nueva York tras haber sido golpeado y detenido varias veces en Mosc¨²; est¨¢ apoyado por importantes empresarios de diversos pa¨ªses, pero los latinoamericanos le dan la espalda (argumentan que Iliumy¨ªnov ha cumplido sus promesas electorales), y ¨¦sa puede ser la clave de los comicios.
Sin embargo, las dur¨ªsimas negociaciones por los pasillos para lograr el voto de los pa¨ªses m¨¢s min¨²sculos del planeta apenas interesan a la gran masa de ajedrecistas desplazados a las orillas del Oc¨¦ano ?rtico. Adem¨¢s de preparar, jugar y analizar sus partidas, disfrutar¨¢n de catorce d¨ªas con s¨®lo tres horas de oscuridad cada noche. La pasi¨®n del ajedrez da para mucho.
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