Plata en la tormenta

El ep¨ªritu aventurero inspir¨® a Mireia Belmonte a meterse en la borrasca perfecta. Y la borrasca se la trag¨®. Se hundi¨®. Con honor, eso s¨ª. Se fue a pique con una medalla de plata y la seguridad de haberse atrevido a hacer algo que est¨¢ al alcance de un pu?ado de organismos elegidos. Ahora ya sabe que ella no es uno de esos casos extra?¨ªsimos. Sabe que tiene l¨ªmites y, por lo que parece, en la piscina del Vel¨®dromo de Berl¨ªn se ha divertido explor¨¢ndolos.

La nadadora espa?ola se apunt¨® a la extravagancia de competir en dos finales sucesivas, los 800 libre y los 200 estilos. El programa no preve¨ªa intervalo entre ambas pruebas de modo que todo se sucedi¨® de forma vertiginosa. Sin margen para descansar y limpiar los m¨²sculos de las toxinas que los atenazan despu¨¦s del esfuerzo. Sin tiempo para secarse. Ni para cambiarse el gorro. Tampoco para quitarse el agua de las gafas. Apenas lo justo para completar los 16 largos en 8m 21,22s, quedar segunda por detr¨¢s de Jazmin Carlin, salirse de la piscina y volver a tirarse para medirse a la mejor estilista del mundo en estos d¨ªas, la h¨²ngara Katinka Hosszu. Una osad¨ªa. Una extravagancia que puede resultar gratificante para alterar la monoton¨ªa de la competici¨®n pero que a Mireia le pes¨® como el plomo.

El cuerpo le fall¨® a los 850 metros. En el parcial de espalda de los 200 estilos se hundi¨®. Despu¨¦s de pasar tercera por el primer 50 acab¨® ¨²ltima, octava, al tocar la pared del 100. La carrera se fue sin ella, que qued¨® bogando entre las olas que dejaba el paso de las dem¨¢s, como un cascar¨®n, hueca, agotando sus ¨²ltimos recursos. Super¨® como pudo los ¨²ltimos 100 y toc¨® la placa en 2m 18,46s. Nueve segundos por encima de su marca en el Mundial de Barcelona del a?o pasado. Nueve segundos de agon¨ªa. Hosszu hizo 2m 8,11s. Una excelente marca que est¨¢ por debajo de lo que la propia Hosszu hizo en Barcelona. En la t¨®nica de estos campeonatos en los que resulta extra?o ver nadadores mejorando sus mejores tiempos.

Fred Vergnoux, el entrenador de Mireia, lo advirti¨® hace unos d¨ªas: la muchacha iba a Berl¨ªn sin estar del todo afilada. La nataci¨®n tiene ciclos que coinciden con las olimpiadas. Entre el pico de rendimiento demostrado en unos Juegos y el pico de los siguientes se produce un valle. Ahora mismo los nadadores se encuentran en su peor verano. Los meses que coinciden con el segundo a?o despu¨¦s de unos Juegos y cuando faltan dos para los siguientes. El nivel de los Europeos de Berl¨ªn es predeciblemente bajo y Mireia no es la excepci¨®n. Las pr¨®ximas Navidades se?alar¨¢n el final de la dispersi¨®n y el inicio de la preparaci¨®n de los Mundiales de Kaz¨¢n y, m¨¢s all¨¢, de Rio 2016. Mientras tanto, estos Europeos sirven para que el cuerpo conserve una base, para que no se pierdan los h¨¢bitos competitivos y el dep¨®sito de combustible no acabe de vaciarse. En este sentido, la nadadora de Badalona ha cumplido con creces.

La incursi¨®n de Mireia en los 800 libre fue brava. Marc¨® el ritmo de la prueba desde el primer metro. Pero, tambi¨¦n desde el primer metro, la persigui¨® Jazmin Carlin. Nadaron a ritmo de r¨¦cord de Europa, calle con calle, vigil¨¢ndose. La espa?ola como si castigara el agua, con los brazos rectos. Golpe a golpe. La galesa, clavando las manos, como un harp¨®n, sin perder la distancia. A medio metro de su objetivo. Mireia ganaba cent¨ªmetros en los virajes, con su notable nado subacu¨¢tico, y la galesa le recuperaba lentamente. Mireia pas¨® por el parcial de 400 metros en 4,7 minutos, un segundo m¨¢s r¨¢pido que en la final de los Juegos de Londres, cuando hizo su mejor registro. Entonces Carlin comenz¨® a recortar, cent¨¦sima a cent¨¦sima. Largo a largo. Mireia lider¨® la prueba hasta los 550 metros. Cuando perdi¨® la primera posici¨®n su situaci¨®n era insostenible. No dio muestras de tener una reserva, ese margen de energ¨ªa indispensable para acelerar. Carlin le sac¨® un segundo entre los 650 y los 700, dos segundos m¨¢s entre los 700 y los 750, y un segundo en el ¨²ltimo largo. Suficiente para desgastar psicol¨®gicamente al adversario m¨¢s tolerante.

Mireia sufri¨® para que la h¨²ngara Boglarka Kapas, que avanz¨® desde atr¨¢s entusiasmada, no le arrebatara la plata. Carlin hizo 8m 15,54s, la quinta mejor marca de todos los tiempos. Mireia se qued¨® en 8m 21,22s, a tres segundos de su mejor crono. Kapas termin¨® en 8m 22,6s. Si cada prueba es un indicio de lo que podr¨ªa suceder en los campeonmatos mayores, la espa?ola ya debe intuir que, o da un improbable salto de calidad, o en R¨ªo no se subir¨¢ al podio.