El cruce inevitable

Cuando era peque?o, una de mis actividades recreativas favoritas era jugar a Tecmo Super Bowl, un videojuego de f¨²tbol americano para la Nintendo de mi infancia. Los jugadores de Tecmo pod¨ªan jugar uno contra otro o, en una funci¨®n que era puro Star Trek en 1991, cada uno de ellos pod¨ªa elegir a uno de los 30 equipos de la NFL y jugar una temporada completa de 16 partidos, la mayor¨ªa contra rivales informatizados. Mi hermano y yo nos pasamos muchos d¨ªas de verano intentando jugar una de esas temporadas, con uno de nosotros manejando el joystickmientras el otro miraba a su hermano jugar con la versi¨®n informatizada de los San Francisco 49ers o de los Green Bay Packers.

Esta diversi¨®n veraniega ten¨ªa un fallo terrible: como la m¨¢quina no era muy buena contra los rivales humanos, mi hermano y yo nos enfrent¨¢bamos inevitablemente en el ¨²ltimo partido, el Super Bowl. Nos habr¨ªamos ahorrado muchas horas de nuestras respectivas infancias si simplemente hubi¨¦semos jugado uno contra otro desde el principio.

Seg¨²n la opini¨®n generalizada, la Copa del Mundo de la FIBA de este a?o (ya no es el Mundial) se parecer¨¢ mucho a esas temporadas del Tecmo Super Bowl que mi hermano y yo jug¨¢bamos; el equipo estadounidense y el equipo espa?ol son tan superiores a los dem¨¢s que ser¨ªa mejor que EE UU y Espa?a se saltasen simplemente los encuentros previos y disputasen un partido.

Pero no estoy tan seguro de eso.

Espa?a-EE UU... olvidamos que otros pa¨ªses saben algo de este deporte

El equipo estadounidense de este a?o destaca m¨¢s por los jugadores que no juegan. No est¨¢n ni LeBron James, ni Kevin Durant, ni Carmelo Anthony, que est¨¢n demasiado ocupados con su lista de fiestas veraniegas como para jugar al baloncesto internacional. Y aunque pueda parecer que EE UU es capaz de superar la ausencia de dichas estrellas, este observador tiene sus dudas. Es cierto que Derrick Rose, Stephen Curry y Anthony Davis tienen todas las aptitudes que exigen las competiciones internacionales, pero EE UU ha seleccionado a algunos jugadores que yo no elegir¨ªa para un partido contra mi madre de 61 a?os y algunas de sus amigas: a DeMarcus Cousins, que por lo general es un lun¨¢tico, al extremadamente ego¨ªsta DeMar DeRozan, y a Rudy Gay, que solo ser¨ªa una opci¨®n v¨¢lida si viniese con una m¨¢quina del tiempo programada para 2008.

Y en cuanto al equipo espa?ol, pues s¨ª, los dos Gasol jugar¨¢n. Y tambi¨¦n lo har¨¢n Rudy Fern¨¢ndez, Ricky Rubio y todos los otros tipos sobre los que solemos o¨ªr hablar. Pero, como estoy seguro de que toda Espa?a se acuerda de otro Mundial (solo me limito a recordarlo), la condici¨®n de favorito es a menudo in¨²til y a veces es realmente una maldici¨®n. Cada vez que hay una competici¨®n internacional, nos olvidamos de que otros pa¨ªses saben algo del deporte en el que participan. Esos equipos contra los que tendr¨¢n que jugar EE?UU y Espa?a no est¨¢n controlados por una consola defectuosa de Nintendo de 1991.

Lo que resulta que es una noticia bastante buena. Esas temporadas del Tecmo Super Bowl que sol¨ªamos jugar mi hermano y yo eran muy, muy aburridas de ver.

Tengo el presentimiento de que el Mundial de la FIBA de 2014 no va a serlo.