Poca diversi¨®n
Ante Senegal los jugadores espa?oles se sintieron muy inc¨®modos y su lenguaje corporal y sus caras distaron bastante del que llevan ofreciendo desde que comenz¨® el torneo.
Hay una cierta unanimidad alrededor de uno de los secretos de un equipo como la selecci¨®n espa?ola, que no es otro que su capacidad para disfrutar (y de paso hacer disfrutar) jugando y compitiendo. Esa felicidad indisimulada aporta un extra al que la mayor¨ªa de los equipos no llegan. Ante Senegal no apareci¨®, los jugadores espa?oles se sintieron muy inc¨®modos y su lenguaje corporal y sus caras distaron bastante del que llevan ofreciendo desde que comenz¨® el torneo. Finalmente, no influy¨® en el resultado, pues las diferencias entre los dos equipos son abismales, pero s¨ª en la sensaci¨®n que transmiti¨® el juego durante los cuarenta minutos.
No es f¨¢cil jugar ante un equipo como Senegal. Forman un grupo de enorme capacidad f¨ªsica puesta al servicio de un rigor t¨¢ctico menos destacable. Se emplean con intensidad, pelean todo lo que se puede pelear y en cuanto te descuides, terminas contagi¨¢ndote por su anarqu¨ªa. Le ocurri¨® a Espa?a, que sufri¨® las acometidas senegalesas en los rebotes, sobre todo en el primer tiempo, donde les robaron la cartera en diez ocasiones. Estas molestias tuvieron como consecuencia que no hab¨ªa transiciones limpias, el juego lo mismo se trababa que enloquec¨ªa y no hab¨ªa quien pusiese la necesaria dosis de cordura.
Espa?a estuvo rara, con falta de fluidez en la circulaci¨®n de bal¨®n y cometiendo errores impropios. Pero de la misma forma que sufri¨® las embestidas de los atl¨¦ticos jugadores senegaleses, supieron aprovecharse de su candidez, plasmada en los trece tapones que colocaron a sus rivales. Los p¨ªvots, cuando recibieron balones en condiciones, no tuvieron problemas para concretarlos en canastas (fue espectacular el porcentaje de dos puntos durante el primer tiempo) y en general fue m¨¢s un problema de ritmo que de producci¨®n.
Calder¨®n afin¨® su punter¨ªa, que incidir¨¢ en su confianza para llevar al equipo
Hubo dos noticias buenas, adem¨¢s del hecho de estar ya en cuartos, cosa que dado lo acostumbrados que estamos a llegar a lo m¨¢s alto, ya ni celebramos. El partido ofreci¨® la oportunidad de recuperar para la causa, siempre que Orenga lo considere oportuno, a dos cl¨¢sicos. Calder¨®n ha afinado por fin su punter¨ªa, que incidir¨¢ en su confianza para llevar al equipo. Despu¨¦s de un 0 de 8 en triples durante los primeros partidos del Mundial, lleva un 5 de 6 en los ¨²ltimos. Se me antoja que Calde va a ser una pieza crucial, m¨¢s si tenemos en cuenta que el Chacho Rodr¨ªguez busca pero no encuentra. El otro que reivindic¨® fue Felipe Reyes, al que solicitan se juegue donde se juegue, Granada o Madrid. Le cost¨® calentar, pero luego consigui¨® esa cl¨¢sica faena de puntos, rebotes imposibles y faltas recibidas.
No ofreci¨® mucho m¨¢s un partido donde todos sab¨ªan desde el principio lo que iba a terminar pasando al final. Hasta que lleguen lo partidos definitivos, donde por encima de todo se tratar¨¢ de ganar, Espa?a sigue jugando contra s¨ª misma, contra su aureola, contra los grandes partidos que nos suele regalar. Por eso puede ocurrir que en unos octavos de final de un Mundial, cuando unas cuantas selecciones ya se han ido para su casa, ganar por 33 puntos sea compatible con un discreto sabor de boca. Y es que cuando ellos no se divierten, nosotros tampoco.
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