¡°Ellos han preparado mejor el partido¡±
Navarro critica el planteamiento de Orenga y parte del pabell¨®n pide al final la dimisi¨®n del seleccionador nacional
Jug¨® Francia como quiso. Sucumbi¨® Espa?a sin respuesta. Fue una noche de escalofr¨ªos disputada entre sobresaltos y resuelta entre el drama y el asombro. Fue un dilema de identidad en el que Pau Gasol tard¨® en encontrarse y el equipo nunca logr¨® entenderse. Como si el organismo del grupo hubiera interiorizado los s¨ªntomas de su l¨ªder, el todo y las partes se perdieron la telara?a de Collet. Como si Pau fuera el alma y el cuerpo de la selecci¨®n su soledad final reflej¨® el hundimiento y la impotencia del conjunto de Orenga. ¡°Ellos han preparado mejor el partido. Nosotros no lo hemos preparado bien. Es un fracaso¡±, resumi¨® Juan Carlos Navarro. 20 de 66 en tiros de campo, 28-50 en la batalla del rebote. Un cataclismo sin referentes cercanos que, como en 2007, acab¨® con Pau encabezando el poema (insuficientes sus 17 puntos y 8 rebotes). Entonces hubo medalla, aqu¨ª no. Parte del pabell¨®n estall¨® contra el seleccionador: "?Orenga dimisi¨®n!".
Para el resto de la humanidad el partido dur¨® 40 minutos, para Pau m¨¢s de cuatro horas. Faltaba una hora y media para el comienzo del choque cuando salt¨® a la pista. Con gesto serio, porte tranquilo y unos flamantes cascos blancos como ¨²nico tocado, el p¨ªvot se dirigi¨® al banquillo, se ajust¨® las zapatillas y comenz¨® lo que parec¨ªa el examen definitivo para determinar la dimensi¨®n de sus problemas en el aductor y su participaci¨®n en el choque de cuartos ante Francia. Super¨® la prueba, pero Espa?a sucumbi¨® a La Marsellesa.
Acompa?ado de su inseparable fisioterapeuta, Joaqu¨ªn Juan, y por espacio de 14 minutos, Pau inici¨® el entrenamiento previo al partido con unos desplazamientos laterales, despu¨¦s unas carreras al trote, m¨¢s tarde unas pausadas entradas a canasta, acto seguido unos ejercicios con unos tensores y, por ¨²ltimo, unos sprints a lo ancho de la pista. Concluida la faena y sin veredicto aparente, se retir¨® por el mismo pasillo por el que hab¨ªa salido y prolong¨® la incertidumbre hasta las 21.31. A esa hora se anunci¨® por megafon¨ªa la salida de la selecci¨®n espa?ola y, a la carrera, detr¨¢s de Calder¨®n y Felipe, apareci¨® Pau. Calent¨® con la misma intensidad que sus compa?eros, sin el vendaje en la rodilla derecha que luc¨ªa desde el segundo partido del torneo, y se lanz¨® a por Francia. Gan¨® el salto inicial, pero a partir de ah¨ª empez¨® a jugar contra el rival y contra sus sensaciones.
Su primer viaje al banquillo lleg¨® antes que nunca, a los seis minutos tras una falta sobre Diaw, y sus primeros puntos le costaron sudores. Apenas dos tiros libres en el primer cuarto. Apenas dos canastas al descanso. Destemplado y desubicado, los p¨ªvots franceses le sacaron pronto de la zona y del partido. Nunca acab¨® de sentirse dentro. Cada gesto de Pau, por m¨ªnimo que fuera, movilizaba a cuatro efectivos del banquillo de Espa?a. Se desdoblaban toallas, se remov¨ªan botiquines, se agitaban las sillas, se pon¨ªa toda la intendencia a su disposici¨®n. Pero sobre la pista se jugaba a lo que quer¨ªa Francia.
Tard¨® m¨¢s de tres minutos en anotar Espa?a y m¨¢s de seis en llegar los primeros puntos de los p¨ªvots de Orenga. No hubo ni una sola carrera con la que romper la espesura y tan s¨®lo hubo un triple (1 de 11 en el primer cuarto) con el que desatascar el per¨ªmetro. Los 28 puntos al descanso eran la menor anotaci¨®n de la selecci¨®n desde el 20-31 ante Rusia en las semifinales de los Juegos de Londres. Pero en el tercer cuarto, Espa?a ensay¨® la redenci¨®n que nunca lleg¨®.
Un parcial de 0-6 con cuatro puntos y un tap¨®n de Pau iniciaron la remontada. Un alley-oop del Chacho y Rudy y un nuevo tap¨®n de Pau cerraron el parcial con un 7-15 para Espa?a que equilibr¨® las fuerzas. La pareja Rodr¨ªguez-Fern¨¢ndez levant¨® de sus asientos a los 13.673 espectadores que abarrotaban el Palacio, pero quedaba faena por delante. Solo Navarro acompa?aba a Pau en la anotaci¨®n y Francia no daba se?ales de derretirse en la caldera.
El marcador reflejaba un 51-45 para les bleus, quedaban cinco minutos para el final y un tap¨®n de Gobert sobre Pau silenci¨® a la marea roja. No hubo milagro para Espa?a.
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