Serbia asombra al mundo

Francia y Serbia se jugaban una plaza en la final ante Estados Unidos y la escarapela honor¨ªfica de regente europeo. Ambos trofeos se los llevaron los balc¨¢nicos tras superar al verdugo de Espa?a, al que se le indigest¨® la colecci¨®n de elogios recibidos tras la gesta de derrocar al anfitri¨®n. Despertaron demasiado tarde de la siesta los franceses y su reacci¨®n fue un quiero y no puedo a contrarreloj. Camino al partido por el t¨ªtulo se hab¨ªa celebrado la ceremonia de coronaci¨®n de Milos Teodosic, un genio mundial que acelera con el combustible patri¨®tico y se crece a contra pron¨®stico. As¨ª superaron a Grecia y a Brasil, as¨ª silenciaron La Marsellesa. Suya fue la construcci¨®n del monumento y suyo el m¨¦rito de mantener el pulso para evitar que se lo destrozara el arrebato febril de Nicolas Batum.

El serbio firm¨® 24 puntos y lanz¨® a su equipo hasta el 46-61 con el que concluy¨® el tercer cuarto; el franc¨¦s protagoniz¨® un conmovedor intento de remontada con 35 puntos (8 de 12 en triples) y un parcial de 15-4 que llev¨® la pelea a la cornisa (82-84, m. 38). A pesar de imponerse en el ¨²ltimo cuarto por 39-29, se descolg¨® la campeona de Europa por obra y gracia de Teodosic. "Es el l¨ªder absoluto de este equipo y tiene que ser el MVP de este Mundial", dijo Djordjevic tras el partido.

El base del CSKA tramit¨® la semifinal con la determinaci¨®n del que se siente predestinado y llev¨® a su pa¨ªs a la pelea por el t¨ªtulo mundial 12 a?os despu¨¦s. Espoleado por la jefatura de Sasha Djordjevic, ¨ªdolo, referente y t¨®tem de su oficio, ilumin¨® a Serbia y ceg¨® a Francia. Gobern¨® el partido de principio a fin, imparti¨® clases de tiro, desmont¨® a su rival y mantuvo el equilibrio cuando la reacci¨®n francesa le llev¨® al alambre. Super¨® todos los miedos. Francia lleg¨® tarde porque equivoc¨® el plan.

De inicio utiliz¨® a sus p¨ªvots para percutir y Serbia para distraer. Raduljica y Bjelica eran el medio, Diaw y Gobert el fin. El trabajo de las torres balc¨¢nicas lo aprovech¨® Markovic para destartalar la zona francesa con penetraciones el¨¦ctricas y Teodosic para tomar medida al aro rival con lanzamientos certeros. As¨ª comenz¨® a hacer camino el conjunto de Djordjevic ante un enemigo embotado por su pretenciosa estrategia (10-20, m. 8). El plan serbio era m¨¢s abarcable y adem¨¢s encontraba retroalimentaci¨®n desde el banquillo. Cuando perd¨ªa fuelle la primera unidad aparec¨ªan la cabeza de Krstic, las piernas de Jovic y las manos de Kalinic para mantener el impulso.

En el bando franc¨¦s se extravi¨® Diaw, se atasc¨® Batum, se ofusc¨® Heurtel, se empantan¨® el ataque y se destens¨® la defensa. Entre la galbana sobrevenida y la autocomplacencia bien ganada por la haza?a ante Espa?a, los de Collet entraron en un atolladero mientras Serbia cog¨ªa carrerilla (15-30, m. 18). Comenz¨® el t¨¦cnico franc¨¦s a pulsar teclas sin encontrar el interruptor; prob¨® a Fournier y Jackson como revulsivos, cambi¨® marcas, intensific¨® las ayudas, aument¨® la presi¨®n, dio cuerda a Diaw y Batum, pero no le funcion¨® nada. La culpa la ten¨ªa un jugador con alma de artificiero: Teodosic.

Se jugaba a lo que quer¨ªa Serbia y como quer¨ªa su talentoso base. ?l marcaba el ritmo y el comp¨¢s, ¨¦l ten¨ªa la batuta y el tiral¨ªneas, ¨¦l ten¨ªa el libro de instrucciones del partido y el mapa del tesoro hasta la final. Lleg¨® al descanso con 18 puntos y tres asistencias en 16 minutos de juego en su expediente, y regres¨® a la pista con la determinaci¨®n del que se siente inalcanzable. Lo fue durante 30 minutos, el tiempo que tard¨® en carburar Francia. Su ¨¦pico ¨²ltimo cuarto con 39 puntos (17 de ellos de Batum) no bast¨® para alcanzar la final. La fiesta era de Serbia y en mitad de su alegr¨ªa los gritos de "?Orenga dimisi¨®n!".