El Atl¨¦tico gana cuando quiere jugar
La entrada de Arda y Griezmann dispara a los rojiblancos ante un Madrid colgado de Cristiano
Un cambio de cara encumbr¨® de nuevo al Atl¨¦tico en el Bernab¨¦u, donde ya es un coco, nada que ver con aquel equipo que se amilan¨® durante a?os y a?os. Hoy es un rival crudo para cualquiera y el Madrid no est¨¢ a salvo. Ni con su mejor cara ni en estos tiempos de reconstrucci¨®n tras el rastrillo veraniego de los fichajes. Mientras el Atl¨¦tico se limit¨® al juego silvestre cerca de su portero, estuvo cerca de la derrota ante un rival al que le bastaba con recurrir a Cristiano. Cuando se solt¨® las cadenas, ya en el segundo acto, y puso en la pasarela a Arda y Griezmann, el partido sufri¨® un revolc¨®n. De estar supeditado a Moy¨¢ a estar a los pies de jugadores con chispa y vista al frente. El equipo de Simeone gan¨® cuando quiso jugar. Al Madrid, poco consistente, no le sirvieron los arreones de CR, le falt¨® un f¨²tbol m¨¢s coral, alg¨²n gu¨ªa que articulara el juego. El equipo no est¨¢ cosido.
Madrid, 1-Atl¨¦tico, 2
Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Varane, m. 76), Pepe, Ramos, Coentr?o; Modric, Kroos, James; Bale (Isco, m. 71), Benzema (Chicharito, m. 62) y Cristiano. No utilizados: Keylor Navas; Nacho, Marcelo e Illarramendi.
Atl¨¦tico de Madrid: Moy¨¢; Juanfran, Miranda, God¨ªn, Siqueira; Ra¨²l Garc¨ªa, Gabi (Arda Turan, m. 60), Tiago, Koke; Ra¨²l Jim¨¦nez (Griezmann, m. 63) y Mandzukic (Mario Su¨¢rez, m. 77). No utilizados: Oblak; Ansaldi, J. Gim¨¦nez y Cerci.
Goles: 0-1. M. 10. Tiago. 1-1. M. 26. Cristiano, de penalti. 1-2. M. 76. Arda Turan.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Arbeloa, Modric, James, Chicharito, Miranda, God¨ªn, Siqueira, Gabi, Koke, Mandzukic y Mario Su¨¢rez.
Santiago Bernab¨¦u: 80.000 espectadores.
El Atl¨¦tico ha repescado la gloria sin ser un equipo versallesco, estilista. Lo suyo es la combusti¨®n, la tralla y la solidaridad a ultranza de sus mosqueteros. En Chamart¨ªn, en el s¨¦ptimo derbi del a?o, reprodujo todas esas virtudes, pero esta vez, hasta que movi¨® el banquillo, no tuvo una migaja de f¨²tbol, un jugador con ingenio, alguien capaz de tirar un regate, alguno que colonizara una jugada a partir de la pelota. Le falt¨® un poco de Arda, algo de Griezmann, ambos suplentes de inicio. Con ellos al rescate, uno y otro mejoraron por completo a los de Simeone. A partir de ellos, con querencia por el bal¨®n y mayor vocaci¨®n ofensiva, el Atl¨¦tico teji¨® su victoria. Sintom¨¢tico que llevara la firma de Arda, un buen pelotero.
Hasta los cambios, fuera de la periferia de Moy¨¢ el conjunto colchonero fue un equipo deforestado, con una columna de centrocampistas imprecisos, un supuesto atacante como Mandzukic m¨¢s predispuesto al pugilismo en zonas alejadas del gol que a enfilar el ¨¢rea madridista y un socio desvalido como Ra¨²l Jim¨¦nez, que ni rechist¨®. Sin nadie capaz de darle una salida, el Atl¨¦tico empotr¨® el trasero cerca de su portero y ah¨ª anid¨® a la espera de que menguara el tiempo o el juego le concediera una jugada a bal¨®n parado, suerte que domina como pocos. Por ah¨ª lleg¨® el gol de Tiago.
El gol no caus¨® la m¨¢s m¨ªnima sorpresa. Un calco del poder¨ªo rojiblanco cuando embiste en este tipo de jugadas y de lo esmirriado del Madrid para defender esas situaciones. Koke lanz¨® con maestr¨ªa un c¨®rner -la pelota golpeada con metralla y a medio vuelo-, Ra¨²l Garc¨ªa impidi¨® brincar a Cristiano y Tiago se adelant¨® a Benzema, que le marcaba a su espalda, de mala manera, como el defensa que no es. En diez minutos, el Atl¨¦tico ten¨ªa a rebufo a su vecino y a la hinchada rival dividida. Un sector la tom¨® con Casillas, lo que no es novedad. Nada hizo para ello el capit¨¢n, pero hay quien no le pasa una, ni siquiera cuando no tiene culpa alguna, como en el gol de Tiago. A los pitos respondi¨® con voces a favor otra parte de la hinchada. Cuesta creer que tras 15 a?os de muchos milagros haya cruces sobre Casillas.
Poco a poco, el Madrid encontr¨® el remedio de enclaustrar al campe¨®n de Liga. Con Kroos como el jugador bisagra que era Xabi Alonso y Modric en su radar, James merode¨® por la banda izquierda y, de forma inopinada, Cristiano se desplaz¨® a la derecha para asociarse con Bale, lo que supuso un estropicio para Koke, anulado por tanto tajo defensivo, y, sobre todo Siqueira, que se vio superado una y otra vez. CR cogi¨® el partido por el pecho. Primero provoc¨® un derribo de God¨ªn en el balc¨®n del ¨¢rea, que ejecut¨® Bale. La respuesta de Moy¨¢ fue estupenda. En breve, el portugu¨¦s cit¨® de nuevo a Siqueira, que dio marcha atr¨¢s, aterrorizado. Permiti¨® que Cristiano pisara el ¨¢rea. Le amag¨® y el lateral entr¨® al trapo como un parvulario. El luso firm¨® el penalti.
El Madrid, colgado de su estrella, encapsul¨® a su adversario, sostenido entonces por Moy¨¢, fant¨¢stico en un cabezazo de Benzema a pase de CR ante la mirada de Siqueira. El bal¨®n le bot¨® en sus narices, pero el portero reaccion¨® con una agilidad extraordinaria. El partido era del Madrid, sin alardes, pero con Cristiano en su salsa.
Simeone interpret¨® r¨¢pido que su equipo precisaba con urgencia un toque de corneta, alguien que diera vuelo al equipo. Ante el Madrid, aunque no est¨¦ en plenitud, cuesta un mundo resistir tan solo con una trinchera. Desgastado Mandzukic, extraviado Gabi y sin rastro de Ra¨²l Jim¨¦nez, el t¨¦cnico argentino ech¨® el lazo a Arda, Griezmann y Mario Su¨¢rez. El Atl¨¦tico fue otro. Con el paso al frente que le permitieron los dos primeros, capaces de retener la pelota, de encontrar espacios, de estirar al grupo, el equipo se defendi¨® a¨²n mejor. No hay mejor resguardo que alejar al contrario de tu ¨¢rea.
La crecida de Arda, autor del segundo tanto, fue encapotando al Madrid, que se qued¨® colgado de CR, sin otra r¨¦plica. Ancelotti despach¨® a Bale y Benzema, pero Isco y el debutante Chicharito no tuvieron peso. Como tampoco James, bullicioso y nada m¨¢s. A¨²n se busca, como busca Ancelotti c¨®mo reconstruir el mecano. El Madrid no dio con quien tocara las teclas para armonizar el juego, solo encontr¨® soluciones individuales, y no muchas. Su medio campo, sin Di Mar¨ªa y Alonso, todav¨ªa est¨¢ por enhebrar. El Atl¨¦tico, cuando solt¨® amarras, se lo hizo pagar. Ya sabe la diferencia entre atacar de espaldas o de frente. No hay color.
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