¡°Prohibidos perros y mujeres¡±
La admisi¨®n por primera vez de socias en Saint Andrews, la cuna del golf, deja atr¨¢s una historia de discriminaci¨®n que todav¨ªa sigue presente en otros grandes clubes
El pasado jueves se tambalearon los muros del conservadurismo en Escocia. Unos resistieron, ganador el no a la separaci¨®n del Reino Unido. Otros cayeron, aprobado el s¨ªa la admisi¨®n de socias en Saint Andrews, la cuna del golf, por primera vez en sus 260 a?os de historia. Si el unionismo sum¨® un 55% de apoyos, las tres cuartas partes de los 2.400 socios (todos hombres) que participaron en otra hist¨®rica votaci¨®n abrieron la puerta a sus colegas mujeres con un 85% de papeletas a favor. Atr¨¢s queda lo que en las entra?as del club se defend¨ªa como una tradici¨®n pero que fuera de sus salones era una discriminaci¨®n machista.
El golf es a veces un mundo cerrado al que le cuesta asimilar los nuevos tiempos. Y en pocos sitios como el escoc¨¦s campo de Saint Andrews puede respirarse ese poso de antig¨¹edad. Quitarle el polvo a unos estatutos de 1754 y modificarlos para admitir a socias ha sido como descorchar la botella del vino m¨¢s a?ejo. Asintieron los barones y una avanzadilla de 15 mujeres (previa recomendaci¨®n de al menos dos socios) tendr¨¢ asiento en la sede del Royal and Ancient, el organismo que rige las normas del golf junto a la PGA estadounidense.
La placa ya no est¨¢. Hace a?os que la guardaron. Pero esas palabras est¨¢n grabadas en la memoria de muchas mujeres que chocaron contra ella cuando pretend¨ªan entrar en la casa club de Saint Andrews. No dogs, no ladies. Prohibidos perros y mujeres. Quienes debieron darse la vuelta ante el cartel, y ante el personal de seguridad que se aseguraba de que se cumpliera la orden, lo recuerdan con resignaci¨®n. ¡°En 1979 se jugaba en Saint Andrews el PGA brit¨¢nico. Yo trabajaba para una agencia de viajes brit¨¢nica que organizaba el desplazamiento de los jugadores por Europa. A varios golfistas espa?oles y a m¨ª nos hab¨ªan invitado a cenar¡¡±, rebobina Mar¨ªa Acacia L¨®pez-Bachiller, hoy jefa de prensa del circuito europeo en Espa?a; ¡¡°yo hab¨ªa quedado con Manolo Pi?ero en la casa club. Cuando llegu¨¦ lo vi: no dogs, no ladies. Ni perros ni mujeres. No me dejaron entrar. Les dije que ten¨ªa cita con Pi?ero, pero me se?alaron el cartel. Ni perros ni mujeres. Estaba diluviando. Como mucho me dejaron cobijarme bajo el paraguas de la persona de seguridad. De ah¨ª no pas¨¦¡±. ¡°Ni siquiera dejaban pasar a nuestras esposas¡±, dice Pi?ero; ¡°¨ªbamos a las carpas fuera a comer con ellas. En otros campos hab¨ªa una peque?a casa club solo para mujeres¡±.
El ejemplo de Augusta y la condici¨®n ol¨ªmpica en los Juegos de 2016 han influido en el cambio
¡°Yo he podido jugar, pero no pod¨ªa entrar a tomar el t¨¦ o a cenar¡±, apunta Emma Villacieros, expresidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Golf. Villacieros era en 1954 una joven estudiante que, en el santuario escoc¨¦s, prob¨® la sensaci¨®n de jugar los 18 hoyos del Old Course, un campo p¨²blico abierto a todos. Al terminar quiso tomar caf¨¦ con su compa?ero de partido, que result¨® ser camarero en el club social, privado y solo para hombres. ¡°No le dejar¨¢n entrar¡±, le avis¨®. Ah¨ª estaba el cartel.
¡°Yo tambi¨¦n lo recuerdo¡±, cuenta Nuria Pastor, periodista que ha cubierto 99 grandes entre 1976 y 2013, la mayor¨ªa para La Vanguardia. ¡°Pon¨ªa No dogs, no pets, no ladies. Prohibidos perros, mascotas y mujeres¡±, puntualiza. ¡°Tambi¨¦n pasa en otros clubes en Inglaterra y en Estados Unidos. En el Open del 87, en Muirfield, intent¨¦ entrevistar a Seve, pero me dijeron No ladies. Ense?¨¦ mi acreditaci¨®n. No ladies. Hubo de salir Seve a hablar bajo la lluvia¡±. Pastor a?ade a la lista de agravios el comedor de Augusta, con una vitrina de trofeos, en el que se prohib¨ªa entrar a mujeres, y r¨ªe cuando revive el caso de una amiga que se disfraz¨® de camarera para burlar el veto en Saint Andrews. Fue otra periodista, la inglesa Liz Kahn, quien durante a?os hizo campa?a contra la norma.
Tres de los campos que acogen el Open Brit¨¢nico admiten todav¨ªa solo hombres como socios
Saint Andrews acogi¨® su primer Open Brit¨¢nico en 1873. El ¨²ltimo en 2010. El pr¨®ximo ser¨¢ en 2015. El ¨²nico grande que se disputa en Europa ha corrido por sus praderas en 28 ocasiones, entre ellas la victoria en 1984 de Ballesteros. Pero hasta 2007 no accedi¨® a que un torneo del circuito femenino europeo pisara sus greens. Fue el Open Brit¨¢nico, y lo gan¨® la mexicana Lorena Ochoa.
El cerrojo ante las mujeres ha tardado mucho en abrirse, y no es el ¨²nico que sigue oxidado. Otros tres campos que entran en la rotaci¨®n del British ¡ªMuirfield y Royal Troon en Escocia, y Royal St. George en Inglaterra¡ª solo admiten a socios hombres. ¡°Y en Royal Birkdale, donde gan¨¦ el British amateur en 1982, lo mismo: no se permiten perros ni mujeres, dec¨ªa la placa¡±, rememora Marta Figueras-Dotti. El aperturismo de Saint Andrews estrecha ahora el cerco sobre estos reductos.
El s¨ª en Saint Andrews no es casual, sino que tiene sus m¨¢rgenes entre el Masters de Augusta y los Juegos de R¨ªo 2016. Hace dos a?os que el Augusta National, otro basti¨®n de las tradiciones, acept¨® encargar chaquetas verdes para socias. Las visten Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado de EE UU, y la empresaria Darla Moore. El viento fresco cruz¨® el oc¨¦ano hasta Escocia. El olimpismo sopl¨® en la misma direcci¨®n. El golf regresar¨¢ a unos Juegos en R¨ªo (desde 1900 y 1904) y el movimiento ol¨ªmpico hizo saber lo que chirriaban unas restricciones como las de Saint Andrews. Tampoco escapa que los patrocinadores, pendientes de su imagen, empujaron lo suyo. El muro cay¨® tras 260 a?os.
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