Europa es la nueva casa de la Ryder
Los golfistas del viejo continente revalidan en Gleneagles el triunfo de hace dos a?os en Medinah y se han impuesto a Estados Unidos en ocho de las 10 ¨²ltimas ediciones
La victoria sab¨ªa a champ¨¢n metalizado en ese hist¨®rico trofeo que los golfistas europeos se pasaban de mano a mano. La copa se rellenaba tras cada sorbo que daban los campeones. Ah¨ª estaban McIlroy, Garc¨ªa, Bjorn, Kaymer, McDowell, Rose, Stenson, Donaldson, Dubuisson, Westwood, Poulter y Gallacher, los 12 vencedores europeos de la Copa Ryder, la octava en las 10 ¨²ltimas ediciones que el viejo continente gana a Estados Unidos, la tercera consecutiva, y la sexta de las siete disputadas en el siglo XXI. Una racha de victorias que ha reescrito la historia de esta competici¨®n que hasta 1979 no se abri¨® a todos los europeos. Desde que, gracias al empe?o de Seve Ballesteros, dej¨® de ser una pelea dom¨¦stica entre Estados Unidos y los golfistas de las islas, el cuento es otro.
Milagros hay pocos y en Medinah ya se cubri¨® el cupo. Estados Unidos necesitaba remontar cuatro puntos en los partidos individuales para recuperar el trofeo y el orgullo perdidos hace dos a?os. Tom Watson, el capit¨¢n, jug¨® a todo o nada y situ¨® a dos novatos en primera l¨ªnea de fuego. Spieth y Reed eran las dos primeras cartas del d¨ªa para unos puntos con tanto valor en el marcador como psicol¨®gico por la tendencia que crear¨ªan en la jornada. La jugada le sali¨® a medias (cay¨® el primero contra McDowell, gan¨® el segundo ante Stenson), pero supo a derrota porque en el tercer emparejamiento McIlroy pas¨® por encima de Fowler por 5 y 4. Por esas cuestiones de estrategia, Europa hab¨ªa repartido m¨¢s los pesos a lo largo de la plantilla entre la ma?ana y la tarde. Otros lugartenientes como Poulter, Garc¨ªa y Westwood aguardaban turno de cara al final. Su concurso apenas fue necesario porque las cosas quedaron claras mucho antes.
Los europeos han logrado ser un equipo m¨¢s que una selecci¨®n
McIlroy fue un hurac¨¢n. Cuatro birdies y un eagle en los seis primeros hoyos dieron al norirland¨¦s cinco golpes de ventaja sobre Fowler, que no pudo decir ni mu. Fue el sello del n¨²mero uno del mundo, una exhibici¨®n de tee a green de lo que parec¨ªa una m¨¢quina de jugar al golf. Ah¨ª estaba el ganador de los dos ¨²ltimos grandes, el Open Brit¨¢nico y el PGA, comandando a la tropa europea hacia la bandera estadounidense. Nadie ganaba dos majors y la Ryder en un mismo a?o desde que en 1977 lo consiguiera Tom Watson, el capit¨¢n norteamericano que daba vueltas a un papel con los resultados sin encontrar soluciones.
El de McIlroy era el tercer partido en juego, pero fue el primer punto en caer. Poco despu¨¦s se dilucid¨® el desenlace de la pareja que abri¨® el d¨ªa. Spieth hab¨ªa hecho valer su torrente de juventud (21 a?os) para ponerse tres arriba sobre McDowell, pero la veteran¨ªa manda a la hora de la verdad y con cuatro puntos seguidos entre los hoyos 10 y 13, el norirland¨¦s dio la vuelta a la hoja, anud¨® un punto psicol¨®gico para Europa y coloc¨® en la pizarra un 12-6 que ya se antojaba un muro demasiado alto para los visitantes.
Las c¨¢balas se situaron entonces en el cu¨¢ndo y en el qui¨¦n m¨¢s que en el qu¨¦. Las botellas se enfriaban en la nevera a la espera del momento en que se cantar¨ªa bingo. Rose y Kaymer hicieron un gui?o a Seve con dos golpes de malabaristas desde detr¨¢s de la maleza en la calle del 13, y el alem¨¢n rescat¨® su mejor versi¨®n embocando un chip majestuoso en el 16. Eran golpes que anunciaban ya a los campeones de la Ryder. Sergio Garc¨ªa se subi¨® al carro ganador y remont¨® ante un hueso como Furyk. El espa?ol pate¨® de ensue?o y coleccion¨® los aplausos de los vicecapitanes Olaz¨¢bal y Jim¨¦nez. Su eagle en el 16 puso de pie a Gleneagles. La hinchada brit¨¢nica reconoce en el espa?ol a un hombre Ryder, pasional, acalorado. El capit¨¢n Paul McGinley se lo reconoci¨® se?al¨¢ndole el coraz¨®n.
McIlroy fue un hurac¨¢n y enlaza la victoria a sus dos grandes este curso
El triunfo de Donaldson ante Bradley fue el pitido final. El marcador qued¨® grabado luego con un contundente 16,5-11,5. Cuando Dubuisson daba los ¨²ltimos golpes, los europeos lo celebraban cada uno a su manera. Jim¨¦nez saludaba desde el buggy con sus gafas de aviador, Olaz¨¢bal paseaba su barba y sus recuerdos, a McIlroy se le escap¨® el tap¨®n del champ¨¢n... Y Watson, un caballero, felicitaba a los campeones.
En esos abrazos y risas entre los europeos se adivinaba un sentimiento de equipo m¨¢s que una selecci¨®n de grandes jugadores, un pegamento que a Estados Unidos le ha costado conseguir porque la figura de Tiger Woods sobresal¨ªa demasiado sobre el resto. Que no ganaran ni un partido en foursomes, la modalidad que exige m¨¢s complicidad, fue significativo. No hay nada como ser un equipo.
¡°Volveremos, y seremos m¨¢s fuertes¡±, dijo Watson. Desde 1979, el balance es de 11-7 para Europa, que ha dejado de ser el hermano peque?o. Sus figuras brillan hoy en el circuito americano, el n¨²mero uno (McIlroy) y el tres (Garc¨ªa) del mundo son europeos, el mejor estadounidense es cuarto (Furyk), y tres de los ¨²ltimos cuatro grandes se han quedado en el viejo continente, la nueva casa de la Ryder.
Partidos individuales: G. McDowell gana a J. Spieth, 2 y 1. P. Reed a H. Stenson, 1 arriba. R. McIlroy a R. Fowler, 5 y 4. J. Rose y H. Mahan, empate. P. Mickelson a S. Gallacher, 3 y 1. M. Kaymer a B. Watson, 4 y 2. M. Kuchar a T. Bjorn, 4 y 3. S. Garc¨ªa a J. Furyk, 1 arriba. I. Poulter y W. Simpson, empate. J. Donaldson a K. Bradley, 4 y 3. J. Walker a L. Westwood, 3 y 2. V. Dubuisson y Z. Johnson, empate. Europa gana por 16,5 a 11,5.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.