Manucho castiga a Caparr¨®s

No fue justo porque el partido ten¨ªa una pinta de empate a cero que asustaba. Sin embargo, el f¨²tbol tiene a veces estas cosas. Joaqu¨ªn Caparr¨®s present¨® una alineaci¨®n en busca del empate y lo ten¨ªa en la mano. Con una alineaci¨®n defensiva, mantuvo el cero a cero gracias a una enorme fogosidad. El Rayo, que comenz¨® bien, se contagi¨® del ritmo del equipo andaluz y tambi¨¦n fue pragm¨¢tico. En el descuento, el Granada de Caparr¨®s fue cazado al contragolpe en una buena acci¨®n de Kakuta que Manucho convirti¨® en gol. Un golpe duro e inesperado, que provoca la cuarta derrota consecutiva de los andaluces y eleva a los altares a este buen Rayo de Paco. El f¨²tbol, que tiene estas cosas, se la jug¨® al experto Caparr¨®s, que perdi¨® cuando puso en el campo a sus mejores argumentos, Rochina y El Arabi. Que vio, tambi¨¦n, como dos minutos antes del final Ins¨²a tir¨® a Rochina cuando el delantero buscaba el ¨¢rea de To?o. Dos jugadas despu¨¦s, ning¨²n futbolista del Granada cort¨® el contragolpe letal del Rayo.

No pasa el equipo andaluz por su mejor momento. Ha perdido la frescura de las primeras jornadas, tiene miedo a soltarse y sufre una barbaridad con el bal¨®n. Todo lo contrario que el Rayo, r¨¢pido, ambicioso, muy bien dirigido por Trashorras y atrevido, muy atrevido. Una valent¨ªa que el equipo andaluz cort¨® con un f¨²tbol brusco e intenso, con un once sin sus jugadores m¨¢s determinantes.

Caparr¨®s opt¨® por un equipo sin sus internacionales, salvo el colombiano Murillo, que presion¨® una barbaridad en el campo del Rayo. Las dos propuestas depararon un partido duro, de mucha velocidad y escasa pausa. Con tanta carrera, apenas hubo un pase acertado. El Granada era un acorazado, repleto de medios defensivos, con Piti desactivado.

El Rayo lo intentaba m¨¢s, pero se fue amedrentando ante la agresividad del conjunto andaluz. El principal exponente, el gambiano Sulayman, una aut¨¦ntica fuerza de la naturaleza de 18 a?os que se llev¨® por delante a Bueno y Lic¨¤. El Granada se olvid¨® del bal¨®n para centrarse solo en morder y presionar, ejerciendo la intimidaci¨®n como principal argumento. El Rayo, impreciso, casi nunca pudo imponer su juego. Un parad¨®n de Roberto a tiro de Lic¨¤ fue lo ¨²nico potable de un primer tiempo muy discreto, donde el talento acab¨® acorralado por tanta demostraci¨®n de fuerza.

Apenas un par de acciones dieron algo de emoci¨®n al encuentro. Un tiro de Lic¨¤ desviado o dos buenas centros al ¨¢rea sacados por Baena y Amaya sortearon el nido de trampas en el que se convirti¨® el choque. El p¨²blico de Los C¨¢rmenes reclam¨® a los suyos m¨¢s f¨²tbol y Caparr¨®s lo intent¨® con la entrada de Rochina y el Arabi, inesperados suplentes.

El Rayo aguant¨® con sus centrales amonestados, pero ya sin f¨²tbol para ganar, sintiendo que el empate, objetivo local, no era tan mal bot¨ªn. Al menos, los madrile?os no mostraron la debilidad defensiva que les conden¨® ante el Barcelona, donde adelantaron mucho la l¨ªnea defensiva. Cuando todo el mundo daba por bueno el empate, lleg¨® el premio gordo. Un buen gol de Manucho, gran cambio realizado por Paco J¨¦mez, un t¨¦cnico que crece y crece.