M¨¢s dignidad que f¨²tbol
La derrota del Athletic en Oporto reduce mucho sus opciones de seguir en el torneo
El Athletic se jugaba la Champions en Oporto, pero le obsesiona la Liga. La ilusi¨®n, aunque a veces exija trucos de ilusionismo, estaba en Europa; pero el miedo habita en el espacio dom¨¦stico de la Liga. Y sabido es que cuando se trata de elegir entre el cielo y el suelo, el miedo, que es libre, te ata los pies a la tierra porque al final es el objetivo de cada a?o, y Europa es un premio que se recibe con much¨ªsima dificultad. Valverde sabe que su armario no necesita mucho alcanfor para proteger los escasos trajes rojiblancos y Almer¨ªa (la cita del s¨¢bado) es, a priori m¨¢s factible que la pelea con los dragones de Lopetegui, un t¨¦cnico discutid¨ªsimo en Oporto donde le discuten el pedigr¨ª para gobernar el tama?o de un equipo tan grande.
El Athletic, precavido, si acaso asustado, apel¨® a algunos desheredados de las alineaciones titulares como Guillermo (un delantero centro, ayer en la banda), San Jos¨¦ (un central, ayer de medio centro) o Etxeita (habitual inquilino de la grada).
Oporto, 2-Athletic, 1
Oporto: Fabiano; Danilo, Martins Indi, Maicon, Alex Sandro; Casemiro (Quaresma, m. 71) Brahimi, Herrera; Mart¨ªnez, Quintero (Nieves, m. 64), y Tello (?liver Torres, m. 82). No utilizados: Aboubakar, Marcano, Adri¨¢n, Andr¨¦s.
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Etxeita, Laporte, Balenziaga; San Jos¨¦ (Be?at, m. 46), Iturraspe; Rico (Gurpegui, m. 73), Susaeta, Guillermo; y Aduriz (Muniain, m. 46). No utilizados: Viguera, Aurtenetxe, Herrer¨ªn, Iraola.
Goles: 1-0. M. 44. Herrera. 1-1. M. 54. Guillermo. 2-1. M. 75. Quaresma.
?rbitro: Damir Skomina (Eslovenia). Amonest¨® a Maicon, San Jos¨¦, Danilo, Susaeta, Rico, Gurpegui.
Unos 50.000 espectadores en el Estadio do Drag?o.
Contener al Oporto, significa cortarle las alas. Tello y Quintero son dos malabaristas, a veces excesivos, pero siempre peligrosos y Brahimi, por detr¨¢s, ejerce de lanzador de cuchillos. Al Athletic le cost¨® entender el lenguaje ofensivo del conjunto portugu¨¦s, que se basa en la movilidad de los tres medias puntas. Las p¨¦rdidas de bal¨®n en su campo eran una invitaci¨®n a que el Oporto afilase el bistur¨ª.
Con San Jos¨¦ multiplicando las p¨¦rdidas de bal¨®n y Aduriz condenado al olvido, el Athletic se enred¨® en la mara?a del Oporto, que le asust¨® m¨¢s que le golpe¨®. Porque quien dio primero fue el Athletic con un disparo al poste de San Jos¨¦ que silenci¨® al Oporto, pero no al estadio, que tiene en Lopetegui un motivo para entrenar la garganta. Quiz¨¢s fue un espejismo, pero aplac¨® al drag¨®n unos instantes hasta que ech¨® fuego a la le?a en el ¨¢rea de Iraizoz con un penalti de Laporte a Jackson Mart¨ªnez que el diplom¨¢tico colegiado esloveno convirti¨® en un detalle sin importancia. De Marcos, despu¨¦s, reban¨® un disparo a bocajarro del colombiano. Eran malas se?ales para un Athletic m¨¢s complaciente que rabioso. Y lleg¨® el gol de Herrera como cae la fruta cuando se mueve demasiado el ¨¢rbol. Y al borde del descanso, cuando uno piensa m¨¢s en el agua que en el bal¨®n.
El gol, sin embargo, activ¨® al Athletic. Con Aduriz en la ducha, el joven Guillermo recuper¨® su perfil natural de delantero centro y el primer bal¨®n que le lleg¨® en profundidad lo convirti¨® en gol en un ejercicio de soltura e inteligencia. El equipo de Valverde se apoder¨® por primera vez del bal¨®n y el Oporto, anonadado, encaj¨® el golpe con m¨¢s dificultad de la prevista. Fue el momento del Athletic, cuando enfrente ten¨ªa once ¨¢nimas en pena y un estadio revuelto con su equipo. Ah¨ª le falt¨® pegada para tumbar a su rival.
El conjunto de Valverde se jugaba la Champions, pero le obsesiona la Liga
La entrada de Quaresma fue como un apret¨®n de manos entre el p¨²blico, el t¨¦cnico y el equipo. No es que Quaresma convirtiera su presencia en un prodigio. Su gol fue el aprovechamiento de la en¨¦sima p¨¦rdida de bal¨®n innecesaria en las zonas calientes del campo. Esta vez le toc¨® a De Marcos y lo aprovech¨® el internacional portugu¨¦s para ratificar el liderato del Oporto en el grupo H y casi, casi, secuestrar el pasaporte europeo de un Athletic que cay¨® con m¨¢s dignidad que f¨²tbol.
Ni la apuesta inicial result¨® tan temerosa ni la final tan temeraria ni el Oporto tan temible. Lo malo es que entre medio del bocadillo hab¨ªa poca cosa. Y la que hubo se la comi¨® el equipo portugu¨¦s, m¨¢s hambriento aunque menos necesitado que su rival.
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