¡°?Chaval, corres mucho, demasiado!¡±
Don Pancho era un tipo ca?¨®n. Ni se lo imaginaba Ra¨²l, un chavalillo al que hace 19 a?os Puskas dej¨® congelado en una habitaci¨®n del hotel Ramada de Budapest
Don Pancho era un tipo ca?¨®n. Ni se lo imaginaba Ra¨²l, un chavalillo al que hace 19 a?os Puskas dej¨® congelado en una habitaci¨®n del hotel Ramada de Budapest. Arrancaba noviembre de 1995 y el Real Madrid se citaba con el Ferencvaros en la Copa de la UEFA. Puskas fue citado por EL PA?S para un encuentro con Jorge Valdano, entonces entrenador, Arsenio Iglesias, por aquellos d¨ªas comentarista de TVE, y Ra¨²l, que comenzaba su despegue celestial.
El mito h¨²ngaro lleg¨® malhumorado, m¨¢s cascarrabias de lo que ya era, porque nadie le hab¨ªa procurado una entrada. ¡°Es igual, tampoco la he pedido...¡± Mientras rumiaba palabras castellanas ininteligibles, se sent¨® en la butaca de la habitaci¨®n, bajo la penumbra de una l¨¢mpara que amplificaba a¨²n m¨¢s si cabe su barriga. Arsenio le recordaba batallitas de la ¨¦poca y Valdano le felicitaba porque acababa de ser nominado m¨¢ximo goleador del siglo por la Federaci¨®n Internacional de Estad¨ªsticas del F¨²tbol. ¡°Yo no s¨¦ nada, eso son cosas de estos, los periodistas¡±. En ese instante, llamaron a la puerta y apareci¨® Ra¨²l, con la mirada timidilla, la barbilla ca¨ªda hacia a la desgastada moqueta, y forrado por un ch¨¢ndal de talla superior.
¡ª¡°Mire, don Pancho, este es Ra¨²l, la gran promesa del Real Madrid. ?Le ha visto jugar?¡±
¡ª¡°S¨ª, s¨ª, co?o, claro que te he visto y lo haces muy bien...¡±
A Ra¨²l no le dio tiempo a dar las gracias porque Puskas, Puskitas como le llamaba Di St¨¦fano, dispar¨® con el verbo como lo hac¨ªa con su prodigioso ca?oncito de la zurda.
¡ª¡°...Pero tienes un defecto chaval: Corres mucho, demasiado¡±.
A Ra¨²l se le desorbitaron los ojos y en la habitaci¨®n se hizo un silencio infinito hasta que lo quebr¨® el propio don Pancho, que se masajeaba y masajeaba la pelota. ¡°Oye, no te preocupes, que yo hice carrera sin apenas correr¡±. Ra¨²l, para su suerte, no le hizo mucho caso, todo lo contrario. Aquel esquel¨¦tico jugador que parec¨ªa tan retra¨ªdo lo ten¨ªa muy claro. Ha corrido y corre desde hace 20 a?os. No hay quien le pare, ni don Pancho ni nadie.
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