Djokovic, cambiar para que todo siga igual

Fue un partido con triple premio: Novak Djokovic gan¨® 6-2 y 6-3 el Masters 1.000 de Par¨ªs-Bercy ante Milos Raonic, con lo que celebr¨® su victoria 600 en el circuito y su 20? trofeo de la categor¨ªa. El resultado, f¨¢cilmente explicable a trav¨¦s de las roturas que logr¨® el serbio en el arranque de las dos mangas, retrat¨® tambi¨¦n el hambre insaciable del n¨²mero uno mundial, que se jugar¨¢ el trono con Roger Federer en la Copa de Maestros. Nole lleg¨® a Par¨ªs tras estrenarse como padre y sin competir desde la gira asi¨¢tica. Nada de eso pareci¨® incomodarle: se reincorpor¨® a su din¨¢mica ganadora como si nada hubiera cambiado en su vida.

Raonic pag¨® ese esp¨ªritu irreductible del campe¨®n. Djokovic se jug¨® los tobillos persiguiendo cada pelota, y redujo a cenizas el famoso servicio de su contrario. El canadiense, que disputaba su segunda final de un Masters 1.000 y celebraba su clasificaci¨®n para el torneo de maestros, solo consigui¨® nueve saques directos, y, sobre todo, vio c¨®mo el serbio reduc¨ªa al 65% su ¨¦xito en los puntos ganados con el primer saque. Para Raonic eso es algo parecido a jugar sin raqueta. Significa que le nieguen sus mayores virtudes y que le enfrenten con su mayor defecto, que es el juego de fondo. Aunque sobre la l¨ªnea ha dado un paso adelante, que le permite mantenerse vivo en el peloteo, sigue a una distancia sideral de Djokovic, con Rafael Nadal el rey del alto ritmo en el peloteo.

"Me hizo la vida dif¨ªcil", fotografi¨® Raonic. "Neutraliz¨® mi saque. Incluso cuando consegu¨ª abrir la jugada sobre su rev¨¦s, se mov¨ªa muy bien, me jugaba muy profundo".

El aspirante, sin embargo, vendi¨® cara su piel. Raonic se procur¨® cuatro bolas de break y nunca le perdi¨® la cara al encuentro. Aunque no sum¨® ninguna de sus opciones de rotura, volvi¨® a dejar se?ales de que va ganando cuajo para batallas futuras. A los 23 a?os, el tenis que viene debe ser suyo. Le queda, en cualquier caso, un largo camino para enfrentarse a pecho descubierto con tenistas como el serbio, que lleva 27 triunfos consecutivos en partidos bajo techo: campeones como Djokovic no se van solos, hay que destronarlos. O se les expulsa o siguen reinando.