Messi se ir¨¢ si no gana el Bar?a
El delantero necesita convencerse de que el equipo azulgrana aspira a recuperar la senda victoriosa
A los mejores jugadores del Barcelona se les plantea de forma reiterativa la misma pregunta, como si fuera un acto de fe, muy necesario en momentos de incertidumbre: ¡°?Esperas acabar tu carrera en el Bar?a?¡±. La respuesta se da por descontada y solo se abunda en caso de que no sea suficientemente rotunda, momento en que se abren las especulaciones, como pasa ahora con Messi.
El serial Messi se abri¨® en mayo, cuando antes de empezar el Mundial de Brasil el delantero argentino afirm¨® en Rosario: ¡°Muchas veces dije que el Bar?a es mi casa, pero si no me quieren o dudan de m¨ª, no tengo problemas en irme¡±. El pen¨²ltimo cap¨ªtulo tambi¨¦n se dio en Argentina, en una entrevista a Ol¨¦. Messi reiter¨® el martes: ¡°Si bien dije que me gustar¨ªa quedarme all¨¢, a veces no todo se da como uno quiere¡±.
Tambi¨¦n se ha sabido que Messi se hab¨ªa planteado abandonar el Bar?a hace un tiempo y que, si decidi¨® continuar, fue por la intervenci¨®n de Tito Vilanova cuando ya no era entrenador del Camp Nou. Antes de morir, Tito intercedi¨® ante el presidente, Josep Maria Bartomeu, para retener al 10.
La intervenci¨®n del padre, Jorge Messi, que ha relativizado las palabras de su hijo Leo, no ha resuelto unas dudas sorprendentes si se atiende a la mejora de contrato que firm¨® en mayo y que, de acuerdo con algunas fuentes, le garantizan unos ingresos anuales cercanos a los 20 millones de euros netos hasta 2018. La continuidad del 10, al igual que la del presidente Bartomeu y del entrenador Luis Enrique, depende de los resultados a corto plazo.
Messi es muy competitivo y no quiere convertirse en un perdedor, est¨¢ cansado de no ganar t¨ªtulos despu¨¦s de un a?o de sequ¨ªa, necesita conquistar trofeos para mantener su cartel y aspirar a ser indiscutiblemente el n¨²mero 1. A la espera de que bata el r¨¦cord de Zarra, no figura como favorito para el Bal¨®n de Oro y se ha discutido mucho que fuera elegido el mejor de la Copa del Mundo 2014.
Messi es muy competitivo y no quiere convertirse en un perdedor, est¨¢ cansado de no ganar t¨ªtulos
El 10 percibe que se murmura sobre sus galardones, se discute sobre su figura, se abren interrogantes sobre su capacidad para reinventarse como futbolista despu¨¦s de ceder terreno como goleador y candidato a la Bota de Oro. Messi acept¨® seguir en el Bar?a a cambio de que se armara una excelente plantilla que jugara para ganar la Liga y la Champions. Ha trascendido que apostaba por el fichaje de Ag¨¹ero y m¨¢s tarde expres¨® su satisfacci¨®n por la posibilidad de contratar a Higua¨ªn. No puso pegas, sin embargo, a la incorporaci¨®n finalmente de Luis Su¨¢rez. Ambos mantienen una buena relaci¨®n y ninguno de los dos se lleva mal con Neymar. Messi quiere cantar victoria y seguramente prefiere que las jugadas las acaben Neymar y Luis Su¨¢rez a que sean Cuenca o Tello. El nudo est¨¢ en la organizaci¨®n del juego para que la inversi¨®n sea rentable en la cancha, cosa que de momento no se ha dado todav¨ªa ante rivales del calado del Real Madrid o del Paris Saint Germain.
Messi queda a la expectativa, necesita constatar que el equipo se bate bien y aspira a los mejores ¨¦xitos, quiere comprobar que Luis Enrique es capaz de generar las mejores condiciones para su triunfo particular y el colectivo, la receta que dej¨® escrita Guardiola.
El Bar?a todav¨ªa no ha roto a jugar despu¨¦s de ponerse a correr con Luis Enrique. Los ¨²ltimos partidos han provocado cierta zozobra y la hinchada est¨¢ a la espera de ver la respuesta ante equipos exigentes como el Sevilla, el Valencia y el PSG. Messi mira y se da cuenta de que, de momento, a su amigo Cesc las cosas le van de maravilla en el Chelsea. Tampoco encuentra consuelo ahora en su colega Pinto. Y anda temeroso con la respuesta de la hinchada, que le aplaude m¨¢s que nunca en el Camp Nou, consciente quiz¨¢ de que necesita confianza, la misma que le transmite Luis Enrique. Messi no rota ni se le cambia, sino que es el propio jugador quien regula sus esfuerzos.
A Messi le duelen especialmente las cr¨ªticas, le escuece que se hable m¨¢s de sus n¨¢useas que de sus goles, no entiende por qu¨¦ se cuentan los kil¨®metros que corre cada partido, se siente escrutado como ninguno en la cancha y en la vida p¨²blica. A su entender hay un agravio comparativo en su litigio con Hacienda: su contencioso ha sido aireado mientras otros jugadores han podido ajustar sus cuentas en silencio con la Agencia Tributaria.
Messi es v¨ªctima del mejor Messi de la misma manera que el Bar?a lo es del mejor Bar?a. No encuentran el punto de inflexi¨®n, la manera de revertir las cosas, ahora mismo indefinidas, complicadas por la ausencia de liderazgo en el Bar?a. El reto de Bartomeu de llegar a las elecciones de 2016 depender¨¢ sobre todo de la activaci¨®n de Messi. El recuerdo de la salida de Ronaldinho atormenta al 10. El problema es que el equipo se mont¨® a partir de Messi y hoy Messi duda y, si duda Messi, duda el Bar?a.
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