Un domingo negro
El Atl¨¦tico vence al Deportivo (2-0) en un encuentro que de inicio invitaba a la fiesta y acab¨® como un funeral
Un domingo negro. Repulsivo. Aflor¨® lo peor del f¨²tbol que representa esa radicalidad violenta que lo mancha cada jornada con su presencia consentida por los todos los estamentos. La manga ancha con la que se admite la presencia de ultras radicales en la mayor¨ªa de los estadios del f¨²tbol espa?ol se convirti¨® a las nueve de la ma?ana en un brazo asesino. Palos, navajas, botellas, barras de acero... El f¨²tbol convertido en una batalla campal previa.
Que m¨¢s da que jugara Sa¨²l en vez de Mario y marcara, que V¨ªctor Fern¨¢ndez alineara cinco defensas o que Mandzukic rematara al palo mucho antes de que Arda hiciera un gol de rebote. Nada tiene sentido con hechos tan inhumanos de por medio. El hombre es otra cosa y el f¨²tbol tambi¨¦n deber¨ªa serlo para acabar con tanto indeseable en sus recintos.
Una pelea concertada en las redes sociales en nombre de no se sabe qu¨¦ con la excusa de un partido. ?Extrema derecha contra extrema izquierda en pleno siglo XXI? Extrema mierda. Un juego cuyo horario se hab¨ªa establecido a las 12 de la ma?ana se convirti¨® en un funeral. Un domingo familiar virado a un domingo sangriento para no olvidar, pero s¨ª para actuar de una vez por todas contra tanto indeseable. Se llen¨® el Calder¨®n, pero hubo intervalos de tiempo en el que rein¨® en el ambiente un silencio abochornado de dudas, de entre seguir el juego y jalearlo y callar.
ATL?TICO, 2 - DEPORTIVO, 0
Atl¨¦tico: Moy¨¢; Juanfran, Gim¨¦nez, God¨ªn, Ansaldi; Tiago; Arda Turan, Koke, Sa¨²l (Cristian Rodr¨ªguez, m. 66), Griezmann (Cerci, m. 74); y Mandzukic (Ra¨²l Jim¨¦nez, m. 58).
Deportivo: Fabricio; Juanfran (Laure, m. 16), Diakit¨¦, Sidnei, Ins¨²a, Luisinho; Jos¨¦ Rodr¨ªguez, Wilk, Medunjan¨ªn (Cuenca, m. 63); Cavaleiro (Toch¨¦, m. 77) y H¨¦lder Postiga.
Goles: 1-0, m. 43: Sa¨²l remata una falta lanzada por Koke. 2-0, m. 55: Arda Turan, desde el borde del ¨¢rea tras un rechace en un saque de esquina.
Arbitro: Jos¨¦ Antonio Teixeira Vitienes (C. C¨¢ntabro). Amonest¨® a los locales Mandzukic (m. 33) y Gim¨¦nez (m. 39) y a los visitantes Juanfran (m. 13) e Ins¨²a (m. 40).
45.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
La hora del partido invitaba a que los ni?os acudieran de la mano de sus padres a un simple partido de f¨²tbol. Algunas de esas criaturas caminaban asustadas hacia el estadio mientras sus progenitores miraban desconfiados hacia los lados. Esa infancia desconcertada tuvo que escuchar el grito de ¡°asesinos, asesinos¡± que sali¨® del esquinazo que ocupaban los seguidores del Deportivo nada m¨¢s comenzar el encuentro, que nunca debi¨® disputarse. No se debe desviar el foco, porque los hechos han acaecido en Espa?a, pero s¨ª cabe recordar lo que la permisividad para con los violentos ha generado en pa¨ªses como Argentina. All¨ª, pocos padres se atreven a llevar al f¨²tbol a sus hijos a determinados estadios. Aqu¨ª todav¨ªa no sucede eso, pero las semillas est¨¢n ah¨ª y tienen brotes tr¨¢gicos como el acontecido. Ni la mayor¨ªa de los clubes, ni las instituciones deportivas y policiales han sido capaces de acabar con ese foco de infecci¨®n violento. Solo Florentino P¨¦rez y Joan Laporta se han atrevido con esas turbas violentas sac¨¢ndolas de un espect¨¢culo del que no son ni merecedoras ni bienvenidas.
La respuesta a tanta sinraz¨®n vino de una mayor¨ªa que ocup¨® sus asientos con la brutalidad acaecida a¨²n fresca en sus pensamientos. Cuando desde el fondo sur del Calder¨®n comenzaron los c¨¢nticos de apoyo al equipo, parte de los seguidores rojiblancos comenzaron a silbar en se?al de protesta. Tampoco salud¨® Simeone la primera vez que su nombre fue coreado desde el fondo sur. S¨ª lo hizo en el segundo tiempo. Deber¨ªa haberse ahorrado ese gesto, como realzarse el que hicieron dos seguidores, cada uno de un equipo al intercambiarse las bufandas en medio del partido cuando comenzaban insultos de un lado y otro.
Gan¨® el Atl¨¦tico, ?pero a qui¨¦n le importa?
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