Del orden y los entrenadores
A menudo, se dice que la NBA es una ¡°liga de jugadores¡±, con lo cual se quiere insinuar que los entrenadores no son tan importantes. Durante mucho tiempo me he resistido a esa conclusi¨®n simplista, porque creo que yo estoy m¨¢s enterado. Cuando me veo arrastrado a una discusi¨®n acerca de los entrenadores en la asociaci¨®n, explico que en mi carrera como jugador he visto muchos buenos y muchos malos. As¨ª que, por supuesto, s¨¦ distinguir entre los dos. Y por supuesto que influyen.
?ltimamente, sin embargo, mis argumentos se est¨¢n llevando m¨¢s palos que un boxeador novato. Muchos de los entrenadores que yo pensaba que eran malos ahora est¨¢n a cargo de equipos realmente buenos.
Los primeros en llamarme a filas a la NBA fueron los Hawks de Atlanta de Shareef Abdur Rahim y Theo Ratliff. El entrenador era un tipo simp¨¢tico, pero que no inspiraba en sus jugadores nada parecido al respeto. Daba la impresi¨®n de estar tan desbordado como un remero al que hubiesen ascendido al grado de capit¨¢n. Actualmente, Terry Stotts es el primer entrenador de los Trail Blazers de Portland, que cualquier d¨ªa pueden encontrarse entre el segundo y el cuarto puesto de la Conferencia Oeste.
Hacia el final de mi carrera estuve en un campo de entrenamiento con los Timberwolves de Minnesota, a los que entrenaba ¡ªineficazmente, creo¡ª Dwayne Casey. Uno de los ayudantes parec¨ªa igual de inepto. Su nombre era Randy Wittman. El director general del equipo daba la impresi¨®n de ser el m¨¢s in¨²til de todos. Era Kevin McHale.
Todav¨ªa no estoy preparado para admitir que los t¨¦cnicos de la NBA pr¨¢cticamente carecen de valor
Ahora, Casey es el h¨¦roe de Toronto. Sus Raptors se est¨¢n batiendo con los Wizards de Washington por la supremac¨ªa de la Conferencia Este. A los Wizards los entrena Wittman. En cuanto a McHale, dirige el banquillo de los Rockets de Houston, que parecen tener asegurado un puesto en los playoffs.
Entonces, ?en qu¨¦ me equivoco? ?Es que los entrenadores de la NBA no influyen tanto en los equipos? ?O es que mis juicios sobre cada uno de ellos individualmente son bestialmente err¨®neos? Bueno, un poco de las dos cosas. Y algo m¨¢s: una simple tendencia personal.
Para m¨ª, los jugadores de la NBA representan el caos, y los entrenadores, el orden. Una parte de m¨ª quiere que el orden triunfe sobre el caos. Por lo tanto, tengo inclinaci¨®n a desear que los entrenadores sean m¨¢s importantes de lo que son. Esta es una opini¨®n que se basa en mi propia escala de valores, no es un hecho.
?Estoy preparado, pues, para admitir que los entrenadores de la NBA pr¨¢cticamente carecen de valor? De momento, no. Porque si bien estoy dispuesto a aceptar que los entrenadores no tienen tanta influencia como le gustar¨ªa a mi cerebro amante del orden, sostengo que en la NBA hay entrenadores objetivamente ¡°buenos¡±, capaces de obtener con regularidad de sus equipos rendimientos mejores de lo que deber¨ªan. Sus nombres son Popovich, Thibodeau, Carlisle y, posiblemente, Spoelstra.
Adem¨¢s, la temporada de la NBA acaba de empezar. Todav¨ªa hay un mont¨®n de tiempo para fracasar; un mont¨®n de tiempo para que se nos recuerde que s¨®lo porque rara vez sean la soluci¨®n, eso no significa que los entrenadores de la NBA nunca sean el problema.
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