El ¨²ltimo viaje de Marco Pantani
Un libro desmonta la denuncia de que El Pirata muri¨® asesinado y no de sobredosis de coca
A Marco Pantani le gustaba Charlie Parker, su saxo roto, y leer la biograf¨ªa del Che, y en el bolsillo llevaba siempre el libro, pero la ¨²ltima vez que pis¨® la calle, cinco d¨ªas antes de morir, lo hizo ¡°m¨¢s muerto que vivo¡±, y no como el Che ni como el Charlie Parker de Todas las cosas que eres, aquel que se pas¨® la vida buscando algo que hiciera a su coraz¨®n latir mucho m¨¢s deprisa, y que nunca supo lo que era. El 9 de febrero de 2004, a las 13.25, Marco Pantani se baj¨® de un taxi en el viale Regina Elena de una R¨ªmini triste y desierta y recorri¨® a pie 1.000 metros de la calle, que ol¨ªa a Mediterr¨¢neo e invierno, como un yonqui buscando su camello, como el Lou Reed de Estoy esperando al hombre,"sucio y enfermo", con 10.000 euros en la mano. Unas horas despu¨¦s, encontrado al fin un camello que dudaba, los 10.000 euros se hab¨ªan transformado en 100 gramos de coca¨ªna. El 14 de febrero, San Valent¨ªn, a las nueve de la noche, el conserje de un hotel del mismo viale Regina Elena, logr¨® desatrancar la puerta, bloqueada desde el interior por una pila de muebles y electrodom¨¦sticos, y entrar en la habitaci¨®n 5D, en la que yac¨ªa muerto desde hac¨ªa casi 10 horas el ¨²ltimo gran ciclista de leyenda. Llevaba sin competir desde junio de 2003, desde que qued¨® 14? en su ¨²ltimo Giro.
Su ¨²ltimo gasto fue 10.000 euros en 100 gramos de coca cinco d¨ªas antes de morir
"Muri¨® por una intoxicaci¨®n aguda de coca¨ªna con el consiguiente edema cerebral y pulmonar agravado por las persistentes lesiones del miocardio debidas a un abuso prolongado de la sustancia". As¨ª se lee en la autopsia firmada por el pat¨®logo Giuseppe Fortuni. As¨ª, esto y m¨¢s cosas, se lee en Delito Pantani. ?ltimo kil¨®metro (Secretos y mentiras), un libro en el que Andrea Rossini, un periodista que investig¨® el caso desde el primer d¨ªa, narra los ¨²ltimos d¨ªas y a?os de la vida de Pantani y que desmonta minuciosamente, punto por punto, el ¨²ltimo intento de convertir tambi¨¦n la muerte del corredor en un mito: la denuncia presentada por su madre, Tonina Pantani, por supuesto homicidio. La acusaci¨®n, investigada por la Fiscal¨ªa de Forl¨¬, que ha contado con tanto apoyo medi¨¢tico en Italia que ayer mismo, horas antes de la presentaci¨®n del libro en el mismo R¨ªmini invernal y melanc¨®lico, la Brigada de Homicidios de la polic¨ªa italiana que investig¨® la muerte denunci¨® el "linchamiento medi¨¢tico" a que se hab¨ªa visto sometida y se ratific¨® en que la conclusi¨®n de su investigaci¨®n, la de que Marco Pantani hab¨ªa muerto solo y de sobredosis accidental, es la ¨²nica posible.
"No hay elementos que puedan hacer pensar en un homicidio", dice Rossini, quien piensa que la madre, Tonina, quiso que se reabriera el caso v¨ªctima de un dolor insoportable que le impide aceptar que su hijo pudo haber emprendido solo el viaje a la destrucci¨®n; y que la reapertura, solicitada el 24 de julio pasado, justo el d¨ªa en que Vincenzo Nibali se convert¨ªa en el primer italiano que ganaba el Tour despu¨¦s del mismo Pantani, ha contado con tanto eco en la prensa, sobre todo en La Gazzetta dello Sport, portavoz de la teor¨ªa del complot, por la necesidad de hacer sobrevivir la imagen del corredor convirti¨¦ndola en efigie en una especie de proceso de beatificaci¨®n. "Pero no hay ni c¨®mo ni qui¨¦n ni por qu¨¦".
La madre sostiene que desconocidos le obligaron a beber droga disuelta en agua
Al c¨®mo, el abogado de la familia, Antonio de Rensis, intenta responder que unas personas desconocidas entraron en la habitaci¨®n y obligaron a Pantani a beber coca¨ªna disuelta en agua, y despu¨¦s salieron dejando la puerta atrancada por dentro. El resto de la denuncia es una lista de "errores" de los investigadores, que intentaron tapar la verdad. De qui¨¦nes pod¨ªan desear matarlo y por qu¨¦ no hay se?ales.
No era la primera vez que Pantani se encerraba varios d¨ªas para ahogarse en coca¨ªna, una adicci¨®n que comenz¨® el verano de 1999, como b¨²squeda de una cura imposible para la depresi¨®n que le produjo la exclusi¨®n, por un hematocrito alto (otra historia de complot, seg¨²n las ¨²ltimas denuncias que pretenden que el crimen organizado tuvo algo que ver), de un Giro que ya ten¨ªa ganado. Le conden¨® su orgullo, el sentimiento de verg¨¹enza y humillaci¨®n.
Los ¨²ltimos d¨ªas, cuenta Rossini, antes de encerrarse con 100 gramos de coca que esnifar¨ªa, fumar¨ªa y hasta intentar¨ªa comer envuelta en miga de pan, Pantani hab¨ªa emprendido un viaje hacia la soledad absoluta rompiendo con todas las personas que hab¨ªan significado algo en su vida. A Christina, la novia danesa que le abandon¨® cuando lo vio sumergirse, la llam¨® por tel¨¦fono. Con sus padres y con su agente, Manuela Ronchi, hab¨ªa discutido violentamente el 31 de enero, cuando se neg¨® a acudir a una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n. "No ir¨¦ nunca, ah¨ª, solo se entra para morir, como El Chava. Quiero vivir a mi manera", les dijo. No volvi¨® a verlos. Se fue sin mirar atr¨¢s, sin maleta, sin tel¨¦fono m¨®vil. Se encerr¨® en un hotel de Mil¨¢n, donde soport¨® a palo seco varios d¨ªas el mono. Despu¨¦s, el 9 de febrero, en un taxi, un Mercedes E270 negro, viaj¨® a R¨ªmini, donde ten¨ªa una cita con el hombre.
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