El Rayo aprovecha su momento

El Almer¨ªa se rindi¨® ante la evidencia. Es un equipo potente, bien trabajado y r¨¢pido, pero no tiene gol. Su f¨²tbol atrevido ante el Rayo no tuvo premio, por m¨¢s que durante una hora de partido sometiera a su rival y gozara de numerosas ocasiones de gol. Sus delanteros, tan potentes como ineficaces, se toparon con el meta Cristian, en buen momento, y, tambi¨¦n, contra su evidente falta de calidad. El Rayo, que sufri¨® una barbaridad, lleg¨® mejor al tramo final del encuentro. En la hora suprema, Rub¨¦n hizo una parada de campeonato a Kakuta y Tito lanz¨® muy cerca de su escuadra.

El Almer¨ªa se cans¨® de perdonar y el Rayo supo esperar su momento. Sali¨® Manucho, que pein¨® un bal¨®n para que Bueno la pusiera de cine al segundo palo. Kakuta remat¨® de volea y anot¨® un golazo. En dos toques y a falta de cuatro minutos para el final, el Rayo le mostr¨® al Almer¨ªa lo f¨¢cil que es hacer un gol cuando hay calidad. Rumi¨® sus penas el Almer¨ªa, que todav¨ªa no conoce el triunfo en su estadio: cuatro derrotas y tres empates le contemplan.

Casi todo lo hizo bien el Almer¨ªa ante el Rayo. Fue m¨¢s intenso, m¨¢s r¨¢pido y jug¨® al f¨²tbol con mucha verticalidad. Mostr¨® el equipo andaluz mucha ambici¨®n ante un Rayo anestesiado, que apenas pudo mostrar algo de su juego por la ausencia continuada de Trashorras y Bueno. El trepidante ritmo del Almer¨ªa, protagonizado en especial por Wellington, una aut¨¦ntica bala por la derecha, no encontr¨® fruto porque a un equipo como el andaluz le resulta muy dif¨ªcil ser eficaz cuando se juega a esa velocidad. Solo los grandes son capaces de acertar despu¨¦s de tanta carrera.

El Almer¨ªa, en realidad, se comi¨® a un Rayo sin chispa, angustiado en cada disputa, sin el recurso de manejar el bal¨®n ante la escasa presencia de Trashorras. El Almer¨ªa dominaba en ambas bandas y poco a poco fue creando claras ocasiones de gol. Primero fue Zongo a pase de Hemed. Luego, Dubarbier se top¨® con Cristian. Wellington tampoco acert¨® con el meta argentino, que hizo un parad¨®n m¨¢s tarde a disparo de Hemed. Una catarata de oportunidades que ven¨ªan a confirmar la pesadilla que sufre el conjunto andaluz en su estadio, donde todav¨ªa no conoce el triunfo despu¨¦s de siete partidos (cuatro empates y tres derrotas).

Padeci¨® el Almer¨ªa, gran dominador del encuentro, su falta de gol. Al Rayo, ap¨¢tico, lo movi¨® Paco con uno de sus cambios marca de la casa. A los 38 minutos mand¨® a Lic¨¢ a la ducha. El extremo estaba sufriendo un tormento ante Dubarbier y Zongo. Entr¨® Aquino para equilibrar la pelea en la banda derecha.

Sigui¨® pujante el Almer¨ªa en la segunda mitad. Al menos en los primeros 20 minutos. Zongo y Thievy volvieron a errar dos ocasiones claras y la maldici¨®n del equipo andaluz se antojaba insalvable. Adem¨¢s, las cosas del f¨²tbol, en el Rayo se lesion¨® Fatau y entr¨® Jozabed. El andaluz, de la cantera del Sevilla, tiene mucha clase. Nada m¨¢s salir dio un pase de cine a Kakuta. Rub¨¦n le hizo un parad¨®n.

El Rayo vio que pod¨ªa hacer da?o y el Almer¨ªa se qued¨® sin fuerzas, impotente ante tanto error. Sali¨® Manucho y gan¨® un bal¨®n a¨¦reo. Bueno, en su ¨²nica acci¨®n de m¨¦rito, la puso en el segundo palo, donde emergi¨® Kakuta para volear con precisi¨®n. Como ocurriera en Granada, el Rayo se llev¨® tres puntos de oro en los instantes finales. Supo sufrir y aprovechar sus oportunidades. Paco, adem¨¢s, descubri¨® el talento de Jozabed. Otras veces, el Rayo jugar¨¢ mucho m¨¢s y perder¨¢. Es la ley del f¨²tbol.