El cuento del ¡®draft¡¯
Los 76ers de Filadelfia son horrorosos. Tan horrorosos que la semana pasada se pusieron a una derrota de batir el r¨¦cord de todos los tiempos de la NBA de partidos perdidos a principios de temporada. Su condici¨®n horrorosa no es casual. Es un secreto a voces que el equipo pierde adrede con el fin de aprovisionarse de las consiguientes primeras elecciones del draft, que espera que devuelvan a la franquicia una cierta apariencia de respetabilidad.
El problema con este plan es que ¡°dejarse ganar¡± ¡ªcomo se llama a ese comportamiento en mi lengua materna¡ª no funciona. Es decir, funciona en el sentido de que proporciona mejores elecciones en el draft al equipo autor de todas esas derrotas; pero an¨¢lisis tras an¨¢lisis queda de manifiesto que tener mejores seleccionados ahora no suele guardar relaci¨®n con ganar en el futuro pr¨®ximo. La mayor¨ªa de los conjuntos ganadores llegan a serlo no por el impacto de un joven de 19 a?os de la Universidad de Kentucky, sino porque llevan mucho tiempo construyendo un equipo, o porque han firmado un contrato con LeBron James en su mejor momento.
Es un secreto a voces que los 76ers pierden adrede con el fin de aprovisionarse de las pr¨®ximas primeras elecciones
De hecho, la mayor parte del tiempo los primeros seleccionados consiguen sus victorias en otro lugar. Desde el advenimiento de la loter¨ªa del draft en 1985, solo cinco jugadores han ganado el campeonato de la NBA con los equipos que los reclutaron en el sorteo: Sam Elliot, David Robinson, Tim Duncan, Jason Kidd y Darko Milicic. En los casos de Elliot y Kidd, sus equipos ganaron ¨²nicamente cuando volvieron a hacerse con ellos. Y Milicic no condujo exactamente a los Pistons de Detroit a la victoria. Se pas¨® la mayor parte de la temporada mirando a las animadoras.
Pero las personas suelen ser est¨²pidas e incompetentes cuando se trata de estad¨ªstica, y a veces a esas personas las ponen a cargo de equipos de baloncesto. Por lo tanto, es improbable que conjuntos como los 76ers de Filadelfia abandonen sus respectivas carreras hacia lo m¨¢s bajo. Es decir, a menos que la NBA haga algo para resolver el problema.
La soluci¨®n m¨¢s sencilla ser¨ªa suprimir la loter¨ªa del draft, pero parece exagerado. La mayor¨ªa de los jugadores seleccionados en el sorteo no salvar¨¢n una franquicia, aunque ciertamente Andrew Wiggins no har¨ªa que un buen equipo como los Golden State Warriors fuese peor. La siguiente mejor idea es una proscripci¨®n al estilo europeo, pero esa soluci¨®n es problem¨¢tica para la NBA, porque la NBA es estadounidense y los estadounidenses son tozudos y se embarullan f¨¢cilmente con cualquier cosa con apariencia europea.
Lo cual lleva a este sencillo (e inconfundiblemente estadounidense) arreglo: una sanci¨®n econ¨®mica. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si el equipo de la NBA que acabase con la peor puntuaci¨®n tuviese que pagar una multa de, pongamos, 30 millones de d¨®lares, el segundo peor, de 15 millones, y el tercero peor, de cinco millones? El dinero se podr¨ªa repartir entre los equipos de las eliminatorias, o donarlo a obras de caridad, o d¨¢rselo a usted y a m¨ª por haber apoyado la idea en su fase incipiente.
La NBA ya paga por ganar. El a?o pasado los Spurs de San Antonio se llevaron a casa cuatro millones de d¨®lares adicionales por ser los vencedores de un campeonato. ?Por qu¨¦ no penalizar la derrota? Sobre todo si beneficia al deporte y a sus aficionados. La loter¨ªa del draft de la NBA no fue creada como una recompensa, sino como un premio de consolaci¨®n. Y si los malos equipos no pueden recordar este hecho, la NBA deber¨ªa hacerles pagar por ello. Literalmente.
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