Cuidados intensivos para Illarra
Ancelotti se resiste a darle la manija del equipo al mediocentro sin acompa?arlo
Carlo Ancelotti es cuidadoso con Illarramendi. Lo trata con el tacto que dedicar¨ªa un entom¨®logo a manipular un ejemplar ¨²nico de mariposa disecada. Con pinzas. Procura no exponerlo a los elementos sin protecci¨®n. Trata de no situarlo por delante de los centrales sin buena compa?¨ªa. Cuando lo ha hecho jugar esta temporada lo ha escoltado por Kroos o Modric, como si no quisiera dejarlo solo en el mediocentro sin referencias poderosas. Con la excepci¨®n del partido de ida en Sof¨ªa, contra Ludogorets, el entrenador italiano no ha querido darle demasiada responsabilidad. Ayer, en una ocasi¨®n perfecta para examinar las cualidades del muchacho en campo abierto, volvi¨® a acompa?arlo de Kroos. Todo sea por evitar cualquier posibilidad de desorientaci¨®n.
Los funcionarios del departamento de f¨²tbol del Madrid cuestionaron a Ancelotti en repetidas ocasiones su excesivo celo en el cuidado conservador del vasco. Muchas veces le sugirieron que el muchacho, de 24 a?os, lo har¨ªa bien como mediocentro ¨²nico. Hubo gente dentro del club que anim¨® al entrenador a darle minutos importantes la temporada pasada. El debate en la mesa de Valdebebas fue constante. ?Qu¨¦ es lo mejor para el desarrollo de un joven? ?Echarlo a los leones para que se curta a base de zarpazos? ?Reservarlo para partidos suaves hasta que alcance el punto ¨®ptimo de maduraci¨®n? La discusi¨®n dur¨® toda la temporada 2013-14 y Ancelotti lo acab¨® poniendo en Dortmund, en los cuartos de final de la Champions. Fue una decisi¨®n de la que se arrepinti¨®. Illarra cometi¨® errores que por poco le cuestan al equipo su eliminaci¨®n y a ¨¦l la carrera. El entrenador juzg¨® en sus conversaciones con la directiva que hay momentos cr¨ªticos que pueden hundir a determinados chavales si no est¨¢n preparados para sobrellevarlos. El fichaje de Illarra cost¨® 40 millones de euros pero eso no le convert¨ªa en un futbolista decididamente listo para ejercer un papel preponderante en un Madrid exigido por la urgencia de ganar la D¨¦cima. Un a?o de experiencia en Primera con la Real era demasiado poco. Sobre todo, apunt¨® Ancelotti, cuando en la Real vivi¨® al amparo de Markel Bergara, un especialista en resolver problemas defensivos que patrull¨® sin descanso el espacio que dejaba el chico entre el mediocampo y la defensa.
La prudencia de Ancelotti se prolong¨® a este curso, lo mismo que el debate interno dentro del Madrid. En el funcionariado que va y viene entre el Bernab¨¦u y Valdebebas los hay atrevidos y cautos en esta materia. La postura de los atrevidos se redobl¨® antes de viajar a Sof¨ªa. Fue la ¨²nica ocasi¨®n en la que Ancelotti accedi¨® a poner a Illarra como mediocentro ¨²nico, escoltado por Modric a la derecha e Isco a la izquierda. El experimento no acab¨® de convencer en la caseta. Nunca estuvo tan cerca el Madrid de interrumpir la que se convertir¨ªa en esta imponente racha de victorias. El partido acab¨® 1-2 y los t¨¦cnicos volvieron a verificar que el centrocampista no estaba completamente formado para asumir el exigente rol de proteger a los centrales ¨¦l solo.
?Ancelotti no volvi¨® a poner a Illarra en el eje del campo. NI en la Copa contra el Cornell¨¢, en donde le peg¨® a Khedira, ni asegurando la clasificaci¨®n en primera posici¨®n del Grupo B de la Champions, contra el Ludogorets en el Bernab¨¦u. Al contrario, mantuvo a Toni Kroos, el jugador que m¨¢s minutos acumula este curso, para formarlos a los dos en un doble pivote. El resultado fue bueno. No es f¨¢cil medir la competencia de dos volantes en un partido contra un equipo tan limitado como el b¨²lgaro, y menos si en el minuto 20 el ¨¢rbitro expulsa a un rival (con raz¨®n) y pita un penalti que da lugar al 1-0. Pero Illarra y Kroos dieron muestras de un creciente entendimiento. No solo se conjuntaron para hacer las coberturas sino que alternaron con orden maniobras de ataque. Esto es lo m¨¢s dif¨ªcil. Y en esto Illarra tiene calidad. Las mejores ocasiones del Madrid en jugada elaborada en la primera hora del encuentro fueron precipitadas por cuatro pases suyos. El primero a Isco, el segundo a Cristiano, y los dos siguientes a Bale. Cuatro acciones de los receptores mano a mano con el portero Stoyanov. Que no se resolvieran con ¨¦xito no fue culpa del asistente.
Illarra cumpli¨® contra el Celta en Liga, el s¨¢bado, y volvi¨® a cumplir ayer contra el Ludogorets. No es poco. Sobre todo, considerando que se le vio lucirse con fortuna en jugadas que pueden devolverle la seguridad en s¨ª mismo. Esa cuota de aplomo, de confianza, de amor propio, que Ancelotti procura que adquiera trat¨¢ndole con la paciencia propia de un cient¨ªfico de la preparaci¨®n psicol¨®gica.
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