Sergio Garc¨ªa no tiene precio

Casado de ser Doctor Jekyll y mister Hyde porque impon¨ªa su f¨²tbol en casa sin contabilizar triunfo alguno a domicilio, el Espanyol festej¨® en Vallecas una victoria que ni busc¨®. Refugiado en su ¨¢rea y conforme con la iniciativa rival, se fio a la defensa y al talento de Sergio Garc¨ªa. Y con eso le bast¨® para quebrar al Rayo, equipo tan atildado como gallardo, excelente sumiller de f¨²tbol pero, anoche, con muy mal regusto.

Jug¨® el Rayo con tres defensas, apuesta coherente de J¨¦mez con su visi¨®n del espect¨¢culo y con el f¨²tbol ofensivo que persigue, pues entiende que su equipo se expresa con el bal¨®n en los pies y no persigui¨¦ndolo. Pero le sali¨® cara la jugada, sobre todo porque puso a tres laterales en el cierre para tener piernas en la correcci¨®n. As¨ª, nada m¨¢s subir el tel¨®n, en un pelotazo sinsentido de Colotto, Tito evidenci¨® la laguna t¨¢ctica. En vez de proteger el esf¨¦rico por el acoso de Sergio Garc¨ªa como har¨ªa un central, decidi¨® correr como exige un lateral. Y, obsesionado con el bal¨®n, no atendi¨® a la salida de Cristian ?lvarez ¡ªquiz¨¢ ¨¦ste tampoco le grit¨®¡­¡ª y le embisti¨® para descorcharle la pelota de los guantes. Por lo que Sergio el travieso se cobr¨® la pifia para celebrar su sexto gol del curso.

Pero con ?lvaro, central redomado que actu¨® de mediocentro, el Espanyol no teji¨® jugada alguna y apenas inquiet¨® de nuevo al rival, acaso una ocasi¨®n de Bailly que err¨® al tirar la pierna como una guada?a dentro del ¨¢rea. Por lo que el esf¨¦rico y el protagonismo fue del Rayo, que por momentos evoc¨® a la Naranja Mec¨¢nica del 74, m¨¢s por la movilidad y anarqu¨ªa de los futbolistas sobre el c¨¦sped que, l¨®gicamente, por sus figuras y facilidad para llegar al gol. As¨ª, conjugaba el esf¨¦rico con tino Pozuelo para Kakuta y Moreno, ciclones por el costado con el quiebro como saludo y despedida, bien conectados con Bueno y Leo Baptist?o. Pero sin una boya, les cost¨® graparse en el ¨¢rea rival. Y cuando lo hicieron, las manos de Casilla y V¨ªctor S¨¢nchez ¡ªpenalti claro que no se pit¨®¡ª evitaron la definici¨®n de Moreno. Hasta que Kakuta sac¨® un centro y, entre Bueno y la coronilla de Colotto, la pelota cay¨® a las botas de Baptist?o y de ah¨ª a gol.

Sigui¨® con su mon¨®logo el Rayo, con posesi¨®n y presencia en campo ajeno. Pero le falt¨® aguij¨®n y de eso anda sobrado Sergio Garc¨ªa. Cogi¨® un bal¨®n en el costado, alz¨® la cabeza y centr¨® al segundo palo, a la cabeza de Lucas V¨¢zquez. Gol y triunfo despu¨¦s ampliado con un ¨²ltimo tanto del mismo Sergio, ya con el tiempo cumplido. El ¨¦xito de la racaner¨ªa; la derrota del atrevimiento.