Zamperini, el coraje del atleta
¡®Invencible¡¯, de Angelina Jolie, cuenta la vida y la resistencia a la barbarie b¨¦lica de un deportista ol¨ªmpico en Berl¨ªn 1936
A Smith, el delincuente juvenil de La soledad del corredor de fondo, el atletismo le permiti¨® descubrir los mecanismos que hacen perpetuarse las clases sociales en el Reino Unido de la posguerra y la capacidad de rebelarse. A Louie Zamperini, hijo de emigrantes italianos en la California de entreguerras, ladronzuelo y broncas, el atletismo le permiti¨® compartir dormitorio con Jesse Owens en los Juegos de Berl¨ªn en 1936, y m¨¢s tarde, durante la guerra, convertirse en un h¨¦roe. A ambos, y a otros grandes campeones como Emil Zatopek, la carrera de fondo les dot¨® de una resistencia y de una capacidad de sufrimiento, de llegar m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites, que ni ellos pod¨ªan sospechar antes de ser puestos a prueba por las circunstancias y tormentos de la vida.
Antes de ser carne de celuloide ¡ªen su vida real se basa Invencible, la pel¨ªcula de Angelina Jolie reci¨¦n estrenada¡ª, Louie Zamperini, nacido en Nueva York en 1917 y fallecido el pasado mes de julio, fue carne de papel y best seller ¡ªsu biograf¨ªa, escrita por Laura Hillenbrand y publicada en 2010, se convirti¨® en n¨²mero uno en ventas fulgurantemente en Estados Unidos¡ª, Zamperini fue carne de ca?¨®n, h¨¦roe y prisionero de guerra, y antes a¨²n fue atleta, el mejor mediofondista de su generaci¨®n en Estados Unidos, donde lleg¨® a tener el r¨¦cord juvenil de la milla (4m 21,3s, en 1934, a los 17 a?os).
Zamperini comenz¨® a correr porque unas compa?eras de clase que practicaban atletismo le desafiaron a una carrera, y ¨¦l lleg¨® el ¨²ltimo. Tal fue su verg¨¹enza que se escondi¨® debajo del tablado de las pistas del instituto. Le rescat¨® su hermano mayor, ya atleta destacado, quien tom¨® la responsabilidad de entrenarlo, hacer de ¨¦l un hombre y convertirlo en un adicto a los aplausos y a la fama de su nuevo estatus.
A los 19 a?os, Zamperini, junto al resto del equipo ol¨ªmpico norteamericano, se embarc¨® en el Manhattan con rumbo a Alemania, a los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn organizados por Adolf Hitler a mayor gloria del ideal nazi y como prueba de su proclamada superioridad aria. Las victorias del negro Jesse Owens en las pruebas de velocidad y salto de longitud sobre sus rubios chavales no desmoralizaron a Hitler, quien asemej¨® a Owens, y a todas las personas de origen africano, con un animal, y de ah¨ª su superior velocidad.
Sin embargo, al mismo Hitler le maravill¨® la velocidad desplegada en la ¨²ltima vuelta de la final de los 5.000 metros por el blanco Zamperini, quien pese a terminar octavo, v¨ªctima de su mala forma (estaba sobrealimentado, dijeron sus entrenadores) su mala t¨¢ctica (corri¨® siempre a cola) y su despiste, y de la tremenda superioridad del fondo finland¨¦s heredero de Paavo Nurmi, tuvo el coraje y las fuerzas para correr en solo 56s los ¨²ltimos 400m, un r¨¦cord incre¨ªble entonces. Tan impresionado qued¨® Hitler que, seg¨²n la biograf¨ªa de Hillenbrand, convoc¨® a Zamperini a su palco de honor en el estadio y le dijo en alem¨¢n: ¡°Ah, t¨² eres el chaval que corre tan r¨¢pido¡±. O as¨ª se lo tradujo el int¨¦rprete al ardoroso y gordito Zamperini.
A la mayor¨ªa de los participantes en aquella carrera del verano de 1936, la guerra que desencaden¨® Hitler tres a?os m¨¢s tarde les cambi¨® inevitablemente la vida. El ganador, el finland¨¦s Gunnar H?ckert, quien se aprovech¨® de la ca¨ªda del favorito, su compatriota Ilmari Salminen, ya campe¨®n de los 10.000m, muri¨® el 11 de febrero de 1940 combatiendo contra los sovi¨¦ticos en el istmo de Karelia.
Zamperini tambi¨¦n fue declarado oficialmente muerto en 1944, pero fue un anuncio precipitado.
De regreso a California, Zamperini comenz¨® a prepararse para los siguientes Juegos, los previstos en 1940, que nunca se celebraron. En 1941, despu¨¦s de Pearl Harbour, Zamperini se alist¨® en la aviaci¨®n y fue destinado al Pac¨ªfico. A?o y medio m¨¢s tarde, en mayo de 1943, su bombardero despeg¨® de una isla de Hawai y horas despu¨¦s, por problemas mec¨¢nicos, se estrell¨® contra el Pac¨ªfico, a cientos de kil¨®metros de la costa m¨¢s cercana. De sus 11 tripulantes solo sobrevivieron tres, entre ellos Zamperini, que lograron acomodarse en dos balsas de emergencia. Perdido en el oc¨¦ano, Zamperini y su compa?ero recorrieron m¨¢s de 3.000 kil¨®metros en la balsa, sin agua ni v¨ªveres, en 47 d¨ªas, hasta ser rescatados por un petrolero japon¨¦s.
El salvamento fue el inicio de dos a?os de sevicia y tormentos en un campo para prisioneros de guerra japon¨¦s en el que un cabo, Mutsuhiro Watanabe, El P¨¢jaro, guiado m¨¢s por el sadismo y el deseo de humillar a un deportista ol¨ªmpico que por el c¨®digo del honor que exhibi¨®, por ejemplo, el comandante japon¨¦s del Puente sobre el r¨ªo Kwai, hizo todo lo posible por acabar con la resistencia de Zamperini. Pero este, un conjunto de huesos y un pellejo colgante de muerto de hambre, descubriendo en su interior fuerzas desconocidas, fue capaz de sobrevivir y de convertir al humillador en humillado, como en una ocasi¨®n en la que bati¨® a un atleta japon¨¦s en una carrera organizada para ridiculizarlo.
Terminada la guerra, v¨ªctima de depresiones y pesadillas, Zamperini se sumi¨® en el alcoholismo, del que le sac¨® un predicador. Se cas¨® y tuvo una hija. Organiz¨® campamentos de atletismo para chicos con problemas. Recorri¨® Estados Unidos dando charlas sobre motivaci¨®n y vida. Volvi¨® a Jap¨®n para hacer un relevo con la antorcha ol¨ªmpica de los Juegos de Nagano 98 en el lugar que ocup¨® el campo en el que fue prisionero. Muri¨® a los 97 a?os.
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