Ni gordo ni vago ni prepotente

Verano de 2011. En una cafeter¨ªa junto al estadio de Mestalla y la sede del Valencia, dos altos cargos de la entidad justifican la reciente marcha de Isco al M¨¢laga, que pagar¨¢ con el dinero del jeque Al-Thani los siete millones de la cl¨¢usula de rescisi¨®n. Dicen en plan jocoso que el chaval, entonces de 19 a?os, carece de las condiciones para convertirse en un profesional. Advierten de que el chico tiende a engordar, trabaja poco y peca de soberbia.

Tres a?os y medio despu¨¦s, Francisco Alarc¨®n, Isco, les ha llevado la contraria en todo: fino, laborioso y humilde para adaptarse a las exigencias de centro del campo del Real Madrid. A los tres focos de poder en ese momento en el Valencia (el presidente, Manuel Llorente; el entrenador, Unai Emery; y el director deportivo, Braulio V¨¢zquez) les pas¨® por alto su potencial.

Una capa de olvido ha ca¨ªdo sobre los cinco a?os de Isco en el Valencia, donde lleg¨® a los 14 a?os procedente del Atl¨¦tico Benamiel. Se instal¨® en la residencia de la ciudad deportiva de Paterna, no fue un buen estudiante y destac¨® en todas las categor¨ªas inferiores hasta llegar al filial valencianista, en Segunda B, donde coincidi¨® con otra futura estrella, el ariete Paco Alc¨¢cer.

El entrenador de ambos en aquel filial, Vicente Mir, ya avis¨® de que ambos llegar¨ªan muy lejos. Mir estaba seguro sobre todo en el caso de Isco. Su f¨²tbol siempre emiti¨® se?ales de lo que ser¨ªa el ¨¦xito posterior, como aquel debut en el Valencia de Emery el 11 de noviembre de 2010 ante el Logro?¨¦s en un partido de Copa del Rey. Marc¨® dos goles, uno de ellos un virtuosismo tras limpiar a cuatro rivales en la frontal del ¨¢rea.