Una m¨¢quina de destrucci¨®n
El deterioro, la degradaci¨®n y la decadencia galopan en ausencia de proyecto y de liderazgo en el Camp Nou
No hay club en el mundo que tenga la capacidad autodestructiva del Bar?a, especialmente manifiesta cuando se dan derrotas que no tienen consuelo, pocas tan desmoralizadoras como la de Anoeta, imposible de sobrellevar despu¨¦s de la ca¨ªda del imbatible Madrid en Mestalla. La entidad azulgrana ha entrado en combusti¨®n desde su llegada de San Sebasti¨¢n: el director deportivo (Zubizarreta) ha sido destituido, la figura (Messi) no se entrena por la misma dolencia que acab¨® con Ronaldinho, el entrenador (Luis Enrique) no se explica con los jugadores ni tiene ganas de hablar con la prensa y uno de los s¨ªmbolos de la instituci¨®n (Puyol) ha dimitido como asesor ¡ªo se ha ido¡ª, antes de que a alg¨²n directivo se le ocurriera nombrarle capit¨¢n general de una Ciudad Deportiva de la que ya fueron largadas dos figuras como Puig y Amor.
Los dos directores generales, el deportivo y el general (Rossich), han sido despachados de la misma manera, mediante un comunicado, agotados los dos por una err¨¢tica pol¨ªtica del consejo directivo
Los dos directores generales, el deportivo y el general (Rossich), han sido despachados de la misma manera, mediante un comunicado, agotados los dos por una err¨¢tica pol¨ªtica del consejo directivo y convencidos tambi¨¦n de que su salida era una cuesti¨®n de tiempo o, si se quiere, su estancia se interpretaba como una medida de gracia de Bartomeu. Ambos, sin embargo, merec¨ªan un trato diferente en su despedida, sobre todo Zubizarreta, que se hab¨ªa ganado un digno adi¨®s del Camp Nou. El presidente quem¨® de mala manera el paraguas de Zubizarreta. Aunque estaba cantado, el despido del secretario t¨¦cnico son¨® a medida f¨¢cil y populista, extempor¨¢nea, como un signo de debilidad de quienes mandan, asustados ante la carga ambiental de los pr¨®ximos partidos, el jueves con el Elche (Copa) y el domingo ante el Atl¨¦tico.
A Zubizarreta se le pod¨ªa echar por diferentes motivos, convertido en saco de todos los golpes del Bar?a. La suya ha sido una gesti¨®n controvertida, con claroscuros, especialmente criticada por la remodelaci¨®n de la plantilla y la sanci¨®n de la FIFA. Nadie puede discutir, sin embargo, su sentido de club, su condici¨®n de hombre del Barcelona. As¨ª que se impon¨ªa desvincular el cese de sus declaraciones en Anoeta. Zubizarreta expres¨® una obviedad: el presidente actual y el anterior eran corresponsables con el director deportivo de las fichas tramitadas de los menores de La Masia. La junta interpret¨® en cambio que las palabras de Zubizarreta eran una provocaci¨®n y por tanto merec¨ªan una respuesta inequ¨ªvoca por parte de Bartomeu. No hay dudas en el consejo: Zubizarreta prefiri¨® forzar su destituci¨®n a presentar la dimisi¨®n, extremo que s¨®lo se plante¨® en verano cuando el club pretend¨ªa prescindir de sus ayudantes Juli¨¤ y Valent¨ªn. Calificar las palabras del director deportivo como un acto de deslealtad o desaf¨ªo no es consecuente por tanto con su proceder en el Camp Nou.
Rosell y Bartomeu han dilapidado una herencia deportiva ¨²nica y un apoyo hist¨®rico de los socios. No le ser¨¢ f¨¢cil al presidente aguantar sin anticipar las elecciones
Zubizarreta verbaliz¨® una verdad dolorosa y negada por los rectores del Bar?a. Nada nuevo, de todas maneras, si se repasa su vida en el Camp Nou. Ya pas¨® las de Ca¨ªn para sustituir a Urruti y fue elegido como cabeza de turco de la derrota de Atenas. Ocurre ahora que su continuidad se hab¨ªa convertido en insostenible para un presidente que suelta lastre a diario para ganar tiempo con vistas a las elecciones de 2016. Bartomeu intenta desmarcarse de Rosell con tics autoritarios que evocan su etapa de responsable del baloncesto con Laporta.
Rosell y Bartomeu han dilapidado una herencia deportiva ¨²nica y un apoyo hist¨®rico de los socios. No le ser¨¢ f¨¢cil al presidente aguantar sin anticipar las elecciones despu¨¦s de los muchos frentes abiertos en el equipo y en el club, incluso en la directiva, convocada para ma?ana a instancias de uno los directivos disidentes (Freixa).
A los aficionados nada les preocupa m¨¢s que la situaci¨®n de Messi, el ¨²nico personaje que no ha sido pitado despu¨¦s de que las sospechas se hayan extendido a Luis Enrique por su mala direcci¨®n en Anoeta. El 10 est¨¢ harto de perder y no vislumbra la victoria con Lucho. No es un problema de futbolistas sino de juego, de manera que el t¨¦cnico precisa ganarse a Messi para hacer crecer al Barcelona. El problema es que el Bar?a se ha convertido en una m¨¢quina de destruir con Rosell y Bartomeu. El deterioro, la degradaci¨®n y la decadencia galopan en ausencia de proyecto y de liderazgo en el Camp Nou.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.