Regalos para todos en Bala¨ªdos

Hubo tres goles en el primer cuarto de hora y pod¨ªa entenderse que estaban expuestos todos los ingredientes que aderezan el entretenimiento. No fue as¨ª. Celta y Athletic depararon un horror que no ayuda a dignificar ni la Copa ni el actual momento de la clase media-alta del f¨²tbol espa?ol. Se supone por clasificaci¨®n liguera y trayectoria reciente que gallegos y vascos est¨¢n en ella, pero no es as¨ª ni por su momento de forma ni por las sensaciones que destilan, inseguros, desconfiados, plagados de carencias y de defectos.

La tarde goleadora en Bala¨ªdos tuvo m¨¢s que ver con ese tipo de taras que con el acierto o el talento. Todo comenz¨® con excesivo relajo. Lo pag¨® el Athletic con un gol nacido de un saque de banda defendido sin tensi¨®n, pero sobre todo al Celta, que comenz¨® a perder el partido, y posiblemente la eliminatoria, en dos acciones calcadas, sendos balones al ¨¢rea de Susaeta en los que el Athletic toc¨® el bal¨®n las veces que quiso para llevarlo a la red, m¨¢s espabilado en el juego a¨¦reo, como si su rival se adocenara con el solete que desped¨ªa una amodorrada tarde de Reyes.

Se despist¨® el Celta en las marcas y entreg¨® lo m¨¢s sagrado en el f¨²tbol, su propia ¨¢rea. Marcaron San Jos¨¦ y Aduriz y convirtieron el gol de ?lex L¨®pez en un entrem¨¦s. Y se complic¨® el equipo de Berizzo porque la tiritona atr¨¢s se acompa?¨® de una alarmante falta de fluidez. La pelota no sali¨® con claridad desde atr¨¢s porque varias v¨ªas estaban tapiadas y bastantes piezas retocadas y otras resguardadas en el banquillo. Se agrup¨® el Athletic, anul¨® los caminos e identific¨® a quienes pod¨ªan abrirlos, a Augusto y sobre todo a Orellana, que se movi¨® para prender incendios por varios puntos del ataque, pero al que le falt¨® nutrici¨®n para alimentarlos.

Llegaron los tres goles para abrir el partido y de pronto ¨¦ste se cerr¨®, sin opciones, sin f¨²tbol, sin nada, apenas alg¨²n destello individual de tipos corajudos que siempre cumplen como Jonny, de la diestra de Susaeta en la ejecuci¨®n de las acciones a bal¨®n parado, del oficio y despliegue de Aduriz, al que se encomienda el Athletic para eludir la vulgaridad. Poco ocurri¨® hasta que lleg¨® la segunda tanda de regalos.

As¨ª empat¨® el Celta, tras un c¨®rner que despej¨® la zaga del Athletic primero en direcci¨®n correcta y luego hacia su propia porter¨ªa. Cara a esa direcci¨®n err¨®nea envi¨® torpemente el bal¨®n Balenziaga para dar una precisa asistencia a Charles. Y as¨ª se adelant¨® de nuevo el Athletic, que primero volvi¨® a desatar el p¨¢nico en otro bal¨®n parado de Susaeta que remat¨® Laporte fuera sin oposici¨®n y alcanz¨® de nuevo la red cuando en una siguiente situaci¨®n, aparentemente controlada por el Celta, David Costas hizo un mal despeje, forzado por no se sabe que prisa, para dejar la pelota en los pies de Etxeita, que s¨®lo tuvo que dar un sencillo pase a Susaeta para que este definiese, por cierto hacia el palo que debe tapar siempre un portero.

La tarde goleadora en Bala¨ªdos tuvo m¨¢s que ver con ese tipo de taras que con el acierto o el talento

Cinco goles despu¨¦s Bala¨ªdos apenas hab¨ªa visto f¨²tbol. El Celta ya ten¨ªa en la rec¨¢mara a Orellana, por aquello de dosificar esfuerzos en un jugador excesivamente baqueteado en la Liga. Ya hab¨ªa movido piezas Berizzo en el descanso sin necesidad de realizar sustituciones, pero para dejar claro que aquello necesitaba una o varias vueltas. Costas pas¨® de lateral derecho a central izquierdo antes de acabar expulsado por ver dos tarjetas amarillas, Jonny viaj¨® del lateral zurdo al diestro y Sergi G¨®mez comenz¨® como central, prosigui¨® como mediocentro y acab¨® de nuevo en la l¨ªnea de cuatro cuando su equipo se qued¨® con un jugador menos.

A partir de ah¨ª fue todav¨ªa menos concreto el Celta, apresurado por el marcador y el reloj, pero incapaz siquiera de variar su libreto para tratar de explotar la espalda de la zaga rival, enrabietado por los errores que le hicieron ir contra corriente toda la tarde, ni siquiera atinado para mantener abierta la eliminatoria porque en la culminaci¨®n de la opereta, en el no va m¨¢s de tanta d¨¢diva, con el partido ya aletargado, Cabral reaccion¨® para defender un saque de esquina colg¨¢ndose en el ¨¢rea peque?a del cuello de Aduriz. Fue como si se lo quisiera llevar puesto al vestuario, pero el ¨¢rbitro lo impidi¨® con un en¨¦rgico pitido, una tarjeta amarilla y un penalti que dio al Athletic el cuarto gol y le deja muy cerca de ganar un espacio entre los ocho ¨²ltimos contendientes del torneo copero.