La aventura no tiene l¨ªmites
Barreda y Coma trataron de cambiar sin ¨¦xito el inicio de la octava etapa Los pilotos espa?oles alertaron del riesgo que supon¨ªa hacerlo desde el Salar de Uyuni
Con mirarles a la cara es suficiente para ponderar las pocas palabras que despu¨¦s salen por su boca. El agotamiento deja tantas huellas que habla por s¨ª solo. La piel rojiza escondida bajo el barro m¨¢s oscuro retrata la estampa de la mayor¨ªa de pilotos una vez que alcanzan el vivac. De ah¨ª que el mono se convierta en una segunda piel sobre la que van almacen¨¢ndose todos los desperdicios disparados desde el suelo a su paso, como la mejor de las colecciones fotogr¨¢ficas. Sin embargo, en ocasiones, a los males conocidos se les adhieren otros ¡°artificiales¡±, generados por todo aquello que conlleva participar en una prueba con m¨¢s vertientes que la deportiva. Ah¨ª es donde organizaci¨®n y pilotos siguen sin encontrarse, a pesar de que las consecuencias recaen siempre del segundo lado. Y el lunes volvi¨® el desencuentro.
Clasificaciones
Novena etapa
General
MOTOS: 1. Helder Rodrigues (POR/Honda) 5 h 06:14. 2. Paulo Gon?alves (POR/Honda) a 03:51. 3.?Marc Coma (Ktm) a 07:34.
COCHES: 1. Nani Roma (ESP/MINI) 4h 41:56. 2. Al-Attiyah (QAT/MINI) a 6:27. 3. Vasilyev (RUS/MINI) a 15:52.
MOTOS: 1. Marc Coma (Ktm) 34h 05:00 2.? Gon?alves (POR/Honda) a 05:28. 3. Pablo Quintanilla (CHI/Ktm) a 26:52.
COCHES: 1. Al-Attiyah (QAT/MINI) 31h 29:38. 2. Giniel de Villiers (SDF/Toyota) a 23:58. 3. Y. Alrajhi (SAU/Toyota) a 39:29.
El regreso a Chile desde Bolivia parti¨® la carrera. Al menos para Joan Barreda, que se diluy¨® en las dos jornadas marat¨®n a favor de un Marc Coma que, a pesar de alcanzar el liderato, no mostr¨® ni un ¨¢pice de felicidad al saberse al frente de la general. ¡°No ha sido un d¨ªa de carrera, sino de supervivencia¡±, defini¨® el de Avi¨¤, que permaneci¨® un buen rato dentro de la autocaravana de KTM recuper¨¢ndose de las secuelas f¨ªsicas de un d¨ªa de perros. Peor aspecto port¨® Jerem¨ªas Israel, a la postre, ¨¢ngel de la guarda de Barreda, pero que sufri¨® lo suyo en un d¨ªa al que poco le falt¨® para convertirse en una pesadilla. El chileno remolc¨® al de Torreblanca durante m¨¢s de 700 kil¨®metros, tragando arena y sufriendo el roce de los granos golpe¨¢ndole en los ojos. Apenas pod¨ªa abrir uno Jere a su llegada al motorhome de Honda, roja ardiente la pupila, tratando de lagrimar para expulsar tambi¨¦n la sal. ¡°He pasado m¨¢s fr¨ªo que en toda mi vida¡±, fueron las palabras de Laia Sanz, que con el mono empapado aun luci¨® una gran sonrisa, pues lo que est¨¢ consiguiendo en este Dakar bien vale sufrir a toneladas. Ayer fue 12? y escala un puesto m¨¢s en la clasificaci¨®n hasta un dorado octavo puesto, que est¨¢ por ver cu¨¢nto tiempo es capaz de contenerla.
La etapa del lunes no debi¨® partir del reluciente salar de Uyuni. As¨ª lo pidieron Barreda y Coma al un¨ªsono, representantes de un n¨²cleo numeroso de pilotos ante los que, sin embargo, no se amilan¨® Ettiene Lavigne, director de la carrera, y blanco de las cr¨ªticas una vez confirmado el desastre que muchos vaticinaron. ¡°Hubo quien se puso en la l¨ªnea de salida y al final lo pag¨®¡±, valor¨® una Laia a la que ni las inclemencias del tiempo o de la superficie parecen capaces de detener.
Alguno se adelant¨® a los problemas y le puso soluci¨®n sin perder tiempo. Joan Pedrero advirti¨® de que su Yamaha dir¨ªa basta si el radiador se le llenaba de sal y se detuvo nada m¨¢s comenzar para retirar los restos de una pasta que apuntaba al desastre. Pidi¨® ayuda incluso a unos espectadores que le prestaron una botella de agua, salvadora, que liber¨® de suciedad una de las partes m¨¢s importantes de cualquier moto. La jugada tuvo premio, y el catal¨¢n fue segundo. Pero tampoco estaba contento. Nadie acab¨® contento.
Pero de ah¨ª, de ese desgaste, de la l¨ªnea entre la extrema dureza f¨ªsica y la satisfacci¨®n viene la valoraci¨®n de la aventura. Aunque para vivirla no haga falta surcar ¡°el mar Mediterr¨¢neo¡±, como defini¨® Barreda al Salar de Uyuni, al que se propuso volver ¡°con un jet sky¡± si la cosa contin¨²a por el mismo camino. Parcheada de color rojo su piel y con la mirada ardiente por la rabia de lo ocurrido, al de Honda le quemaba la lengua. Ayer, sin embargo, la moto le anduvo durante todo el recorrido. S¨®lo tuvo un percance a la hora de localizar un way point que le retras¨® hasta el cuarto puesto, vago resultado para quien iba lanzado a por un Dakar que parec¨ªa entre sus dedos, a m¨¢s de cuatro horas ya de lo que hasta hace poco fue suyo. Puede que ocurriera porque mentalmente un tormento as¨ª no se olvida tan f¨¢cilmente.
Quien parece haber ahuyentado esa mala suerte que se le arrim¨® bien cerquita la primera etapa es Marc Coma. El l¨ªder, elegante y cauteloso en el recorrido hasta Calama, fue tercero, controlando la diferencia respecto a Paulo Gon?alves, segundo en la general, y ¨²nico capaz de atormentar al tetracampe¨®n en lo que resta de competici¨®n. Pero a los ganadores les gusta competir contra sus semejantes y no contra elementos, que si bien engrandecen sus gestas, tienen una enorme facilidad para borrarlas del mapa. De la contenci¨®n de esa ¨¦pica nace la aventura, y en el abuso de lo extremo se esconde su condena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.