S¨¢lvese quien pueda
El autor reflexiona sobre el cese de Zubizarreta y la figura del secretario t¨¦cnico en el Barcelona
El mito entre los melanc¨®licos seguidores del Bar?a de la figura del ¡°secretario t¨¦cnico¡± viene casi de la noche de los tiempos. Creo saber qui¨¦n fue el genio que un buen d¨ªa a?adi¨® el cr¨ªptico adjetivo ¡°t¨¦cnico¡± a la palabra ¡°secretario¡±, lo cual fue un buen truco, porque el impreciso adjetivo le dio empaque, enigma y sabidur¨ªa al cargo. ?O se trat¨® simplemente de un modo original de traducir manager?
Sospecho de Pep Samitier. Baste recordar que era muy listo y en 1945, tras ganar como entrenador la Liga espa?ola, dijo que el banquillo del Bar?a ¡°quemaba mucho¡± y le cedi¨® su cargo a Enrique Fern¨¢ndez para pasar ¨¦l a llevar la ¡°secretar¨ªa t¨¦cnica¡±. Es curioso observar c¨®mo de alg¨²n modo, con setenta a?os de antelaci¨®n, le mostr¨® al otro Pep ¡ªa Guardiola, que, por cierto, como entrenador tambi¨¦n observ¨® que su banquillo ard¨ªa¡ª, una estrategia para no hundirse a la primera de cambio en el club m¨¢s complicado del mundo.
Samitier fue un t¨¦cnico partidario de la felicidad y amigo a tiempo completo de la far¨¢ndula (entre sus grandes amigos, Josephine Baker y Carlos Gardel), lo que no le impidi¨® tanto construir una plantilla del Bar?a cargada de futuro (contact¨® con Kubala) como a continuaci¨®n, tambi¨¦n de ¡°secretario t¨¦cnico¡±, montar el gran Real Madrid de Bernab¨¦u y Di St¨¦fano.
Que Zubi estaba cansado, ya nadie lo duda. Se ha cansado de aguantar que todos los ataques fueran para ¨¦l
Para el barcelonismo, Samitier cre¨® el mito del secretario t¨¦cnico que se divierte con la misma facilidad que ficha bien. Es una leyenda que origina una nostalgia muy arraigada en el Bar?a y que fustiga a los que la tienen presente y que, a tenor de lo que ha ocurrido con Zubizarreta ¡ªque no ha resistido comparaciones¡ª, parece que afecta a muchos. Por si fuera poco, Zubi ha sido un director deportivo lastrado por la necesidad en muchas ocasiones de tener que ocuparse m¨¢s de asuntos administrativos que futbol¨ªsticos: ha debido atender a reuniones sobre renovaciones o situaciones contractuales, resolver cuestiones con los scoutings (antes ojeadores), pagar facturas¡, ya s¨®lo le falt¨® poner una ventanilla para la devoluci¨®n de impresos.
Para Zubi, el f¨²tbol es el juego de lo imprevisto, es donde sucede aquello que no iba a pasar. Esta impresi¨®n la ha visto ¨¦l mismo confirmada recientemente, cuando ha ocurrido algo que iba a pasar, pero que ha terminado sucediendo meses antes de cuando iba a tener lugar: su destituci¨®n. Sab¨ªa que ser¨ªa cesado por el presidente a final de temporada, pero no en enero. Tras su adi¨®s, se escucha a todas horas el profundo silencio que sigue a toda injusticia. Porque hay una corresponsabilidad enorme en los errores, pero no salen nunca a la luz.
La absurda, por precipitada, decisi¨®n la justifica ahora Bartomeu por el hecho de que Zubi cada d¨ªa estaba m¨¢s cansado de los palos que recib¨ªa¡ ?Y ahora qu¨¦? ?Va a venir alguien que aceptar¨¢ una secretar¨ªa sin futuro? Que Zubi estaba cansado, ya nadie lo duda. ?ntegro como pocos, se ha cansado de aguantar que todos los ataques fueran para ¨¦l. Desde aqu¨ª le mandamos un afectuoso abrazo de despedida y toda nuestra admiraci¨®n. No queremos que personas valiosas sigan saliendo del club de esta forma.
Me impresion¨® ver c¨®mo despu¨¦s del partido con el Atl¨¦tico los medios estuvieron s¨®lo pendientes de si Messi ama o no a su club
?A qui¨¦n culpar¨¢n ahora los acosadores medi¨¢ticos? Me impresion¨® mucho ver c¨®mo despu¨¦s de un partido de Liga tan extraordinario como el del Barcelona con el Atl¨¦tico del domingo pasado, los medios no se hubieran dedicado a comentar exhaustivamente los riqu¨ªsimos y m¨²ltiples detalles estrat¨¦gicos que dej¨® el partido, sino que hubieran estado s¨®lo pendientes de si Messi ama o no a su club, y de hallar la pregunta que pudiera sacar definitivamente de quicio a Luis Enrique.
Sergi P¨¤mies no lo pudo decir mejor el otro d¨ªa: si ¨¦l fuera Messi, se ir¨ªa del club. No le dar¨ªa m¨¢s vueltas: se ir¨ªa.
Recuerdo que Pep Guardiola, a la hora de explicar en Munich las causas por las que se fue del Bar?a, habl¨® de ¡°la presi¨®n, por parte de la prensa y de los aficionados; cada vez que dejaba a Messi en el banquillo, por ejemplo, se armaba el l¨ªo en Barcelona¡±.
Es curioso, pero ese l¨ªo se reprodujo exacto el otro d¨ªa en San Sebasti¨¢n, cuando Luis Enrique simplemente reserv¨® a Messi. Y desde entonces caminamos tutelados por la industria del l¨ªo m¨¢s gordo, como si nos guiara el grito de un juguete roto. Como dec¨ªa muy sensatamente James Joyce: ¡°Pase lo que pase, lo correcto es marcharse¡±.
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