Un vuelo de campeonato

Una fracci¨®n m¨ªnima de tiempo. Un segundo, poco m¨¢s. Cuando todo el Lusail Multipurpose Hall ten¨ªa el coraz¨®n en un pu?o, con 24-24 en el electr¨®nico y el bocinazo final amenazaba con prolongar la noche, lleg¨® el cl¨ªmax de una velada sobrecogedora. Ca?ellas, ese h¨¦roe discreto, alz¨® el vuelo y sorte¨® la mara?a de brazos y escollos daneses para dibujar un fotograma que quedar¨¢ para la videoteca hist¨®rica del balonmano. Espa?a, todo coraz¨®n, derrib¨® a Dinamarca y logr¨® el pase a las semifinales del Mundial despu¨¦s de un pulso taquic¨¢rdico.

Y eso que los n¨®rdicos no eran un rival apetecible, ni mucho menos. Pese haberles sometido en la final de 2013, con un ejercicio de balonmano imponente en el Palau Sant Jordi, los daneses contaban en su expediente con el aval de la estad¨ªstica: de los seis ¨²ltimos pulsos, cinco triunfos para ellos. El m¨¢s reciente, el del Europeo del a?o pasado. Por si fuera poco, en sus filas, un repertorio tremendo. Del portero Landin, un gigante portentoso, al icono y virtuoso Mikkel Hansen, un genio con manos de oro y recursos para todo.

Intentar maniatarlo se antojaba una misi¨®n complicada, casi ut¨®pica, as¨ª que se trataba de que infligiese el menor da?o posible. Pero reducir el potencial de Dinamarca a la varita de su cerebro es una concepci¨®n demasiado simplificada. El equipo dirigido por Gudmundsson puede llegar a desarticular a su contrincante en todas las facetas del juego, desde la defensa al contragolpe, pasando por el poder¨ªo de su primera l¨ªnea. Serenidad y cabeza, por tanto, demandaba Cadenas desde el banquillo en el tramo inicial, con much¨ªsimo ritmo.

El peque?o Eggert, desde el extremo izquierdo, las enchuf¨® de todos los colores. Un tiro preciso, un golpe de mu?eca, una par¨¢bola exquisita desde los siete metros; puro veneno en ese flanco. A Espa?a no le interesaba que su rival se perfilase desde ah¨ª, territorio Hansen, as¨ª que trat¨® de inclinar la pista hacia el lado opuesto. Por esa otra parcela deambulaba otro Aladino capaz de todo. Menos el¨¦ctrico, s¨ª, pero con un cat¨¢logo igualmente soberbio. Cuando Ca?ellas procesa el ataque, Espa?a es otra cosa. Un rectificado por aqu¨ª, un lanzamiento en suspensi¨®n por all¨¢. Qu¨¦ ingenio tiene el 21. Su acierto y el de Valero Rivera sostuvieron a los de Cadenas en el primer acto.

El duelo, muy equilibrado, se dirim¨ªa sobre una fin¨ªsima p¨¢tina de matices. Gol arriba, gol abajo. Un zarpazo y la r¨¦plica. Como se presupon¨ªa, fue en las defensas donde se libr¨® una lucha a plomo. Ambas en versi¨®n 6-0. La de Espa?a, absolutamente elogiable. Para sortear los kilom¨¦tricos brazos de Guardiola y Viran Morros hace falta un francotirador o un pertiguista. Como no los tiene, Dinamarca tambi¨¦n decidi¨® levantar su muro. Intent¨® franquearlo una y otra vez Maqueda, un gladiador sobre la pista, todo arrojo, pero no hab¨ªa manera. Tampoco Aginagalde, amarrado por Christiansen y Ren¨¦ Toft, con poca cintura pero sobrado de chasis. Landin, tutelado por el m¨ªtico Svensson desde la grada, les sac¨® una tras otra. Por eso tuvo que irrumpir Entrerr¨ªos, otro ejemplo de pundonor y de dar la cara cuando vienen mal dadas. Paso al frente del capit¨¢n.

La igualdad fue tal que el encuentro lleg¨® con 11-11 al descanso. Ni aristas ni picos de sierra. Linealidad, ataque y respuesta, t¨² me bloqueas que yo te bloqueo. Menuda batalla. ¡°?Campeones del mundo!¡±, les recordaban los seguidores espa?oles, en ligera inferioridad num¨¦rica, a los jugadores daneses. A ver si se vienen abajo, pensaron. Pero de eso nada; en mala hora. Mikkel Hansen se solt¨® su melena vikinga y tom¨® impulso. Muelles, brazo armado y zambombazo. Hasta en cuatro ocasiones consecutivas repiti¨® la secuencia y Dinamarca despleg¨® las alas.

Menos mal que P¨¦rez de Vargas se contorsion¨® como un gimnasta para romper la cadencia. Asombroso lo del joven meta del Barcelona en este torneo. Fren¨® al dandi dan¨¦s y despu¨¦s a Larsen a bocajarro. Incluso a Eggert, casi infalible, le detuvo el bal¨®n desde los siete metros. Sobre ¨¦l se cimienta buena parte del futuro de la selecci¨®n. Y el presente, negociado que comparte con hombres como Ca?ellas y Rivera. El primero se desfond¨® hasta que se le agot¨® el dep¨®sito, pero nunca se escondi¨®; el segundo fue como siempre un bistur¨ª desde el extremo izquierdo. Pocos jugadores en el mundo tienen su temple y su acierto delante del portero.

Espa?a volte¨® la historia y se fue de dos (20-22), pero Dinamarca se repuso a base de agallas y oficio. La psicolog¨ªa ped¨ªa paso. Empate en el marcador a falta de tres minutos. Gudmundsson se jug¨® la carta de Green bajo el marco y el relevo de Landin estuvo fino. Mientras, Aginagalde, completamente anulado. Mal panorama. ¡°?S¨ª se puede, s¨ª se puede!¡±, animaban con fuerza a los Hispanos. A falta de un minuto, Rivera (10 de 11 al final) dio otro aguijonazo, pero Larsen, que hab¨ªa recibido un palo previo de Morros, sac¨® su mazo. En medio de la tensi¨®n, con las fuerzas al l¨ªmite, frot¨® la l¨¢mpara el genio. Cuando quedaba un segundo para el desenlace, Ca?ellas vol¨® en suspensi¨®n y carg¨® a la izquierda de Green. ?xtasis espa?ol. Francia espera este viernes (19,00, La 1) en las semifinales a un campe¨®n con alma de titanio.