El d¨ªa que me rend¨ª a Riquelme
Juan Rom¨¢n Riquelme debut¨® en Primera un 11 de noviembre de 1996. Partido contra Uni¨®n de Santa Fe. En la Bombonera. No recuerdo los preliminares con precisi¨®n. Solo s¨¦ que ve¨ªa a un chico muy silencioso, muy seguro de s¨ª mismo. Se notaba sin necesidad de hablar, en el contacto con la pelota, en la forma de jugar, por c¨®mo corr¨ªa la cancha, por las decisiones que tomaba. No trataba de complacer a las figuras. ?l era ¨¦l y no contemplaba estar al servicio de otro. Ten¨ªa vida propia y se extend¨ªa sobre el equipo. Potenciaba a los dem¨¢s jugando para los dem¨¢s. Y particularmente a m¨ª me liber¨®.
Yo jugaba en los ¨²ltimos 30 metros y necesitaba alguien as¨ª al lado. Luego ¨¦l revivi¨® una frase de Bilardo: ¡°Vos ponete en el lugar donde no lo marquen a Latorre...¡±. Yo atraer¨ªa las marcas porque a ¨¦l no lo conoc¨ªan, y as¨ª ¨¦l podr¨ªa agarrar la pelota y ser el due?o del equipo. Estos jugadores suelen tener una memoria prodigiosa para los detalles. Personalmente, no logro acordarme de lo que dijo Bilardo. Antes del partido me met¨ªa en una c¨¢psula muy privada para soportar el peso del entorno.
Solo Zidane se le puede comparar. Es lo mejor que dio el f¨²tbol argentino en d¨¦cadas
El clima en La Bombonera conspira contra el jugador con pausa. Es una atm¨®sfera muy ca¨®tica. La gente no deja de cantar. No puedes escuchar lo que te dice tu compa?ero. Cuando el equipo no est¨¢ bien se profundizan todos los defectos, y cuando est¨¢ bien se exaltan las virtudes. Te lleva la corriente. Los murmullos. Es una sensaci¨®n muy dif¨ªcil de explicar. Pensar en esas condiciones, tomarse dos segundos para organizar, es un atributo de los elegidos. Otros jugadores necesitan el ambiente como una vitamina para la excitaci¨®n. ?l no viv¨ªa del derroche f¨ªsico, de ese fervor. Lo suyo era pura inteligencia. Era un estratega. Ten¨ªa una cabeza incre¨ªble y lograba que el entorno no contaminara su f¨²tbol. ?l segu¨ªa siendo ¨¦l a pesar de todo. Iba llevando el partido hacia su ritmo, en cada jugada, en cada momento. Las demandas de la hinchada en ning¨²n momento le invad¨ªan su forma tan peculiar de pensar. Al rev¨¦s. El que condicion¨® todo fue Riquelme.
Su capacidad creativa generaba una sensaci¨®n de plenitud en el espectador
Proceder de la cantera oper¨® a su favor. La gente siempre tuvo una ligadura especial con los chicos de la casa. Forma parte del orgullo del hincha. Ese verano Bilardo hab¨ªa hecho una gran depuraci¨®n. Se hab¨ªan ido 20, entre ellos Maradona, Ver¨®n y el Kily Gonz¨¢lez, y hab¨ªan fichado 20 para cubrir el hueco. Y los jugadores nuevos fracasaban, no ten¨ªan feeling con el p¨²blico. El equipo no carburaba. Era un momento convulso, con una gran necesidad de t¨ªtulos alentada por compras desesperadas que oscurec¨ªan el porvenir de los pibes. Entonces Riquelme emergi¨® como el representante de las divisiones inferiores. Pes¨® su carisma y su forma de jugar. Era la ant¨ªtesis del ideal futbol¨ªstico del hincha, pero la veneraci¨®n fue inmediata.
Riquelme se puso la camiseta de Boca y me qued¨¦ admirado. He visto pasar muchos jugadores y la fecha del debut los pone nerviosos, no pueden demostrar, les pesa el escenario y piensan que las oportunidades son pocas. De pronto evidencian que est¨¢n sobrepasados. Con Riquelme fue todo lo contrario. Jug¨® con una naturalidad asombrosa, con frialdad. Frialdad como cualidad, no como desinter¨¦s: era ¨¦l, la pelota y el ambiente, como si todo resultase muy familiar, como si todo lo que sucediera fuera no le importase para recibir, levantar la cabeza y jugar. Con el aplomo de un veterano. Con 17 a?os fue una de las figuras de la cancha. Le dio el pase del 2-0 al Negro C¨¢ceres.
Riquelme es el mejor jugador del f¨²tbol argentino de los ¨²ltimos 30 a?os. No creo que otro vuelva a ganar tres Copas Libertadores con una incidencia total en el funcionamiento del equipo. He visto equipos que han jugado solamente para contrarrestarlo y no han podido. Y eso que ¨¦l no ten¨ªa el don de la habilidad para sacarse marcadores de encima. Pero con un simple toque, con una lectura adecuada de la jugada, con una pausa justa, con una caricia te desahogaba la maniobra. Su capacidad creativa generaba una sensaci¨®n de plenitud en el espectador. En su tiempo, no hubo otro igual. Tal vez Zidane.
Fue un l¨ªder en toda la extensi¨®n del t¨¦rmino. Aument¨® la dimensi¨®n de los partidos y cuanto mayor fue la dificultad m¨¢s natural se mostr¨®. La palabra crack incorpora momentos as¨ª. El juicio a Riquelme se hizo con t¨ªtulos en juego. Ah¨ª, ¨¦l fue inmaculado. Hay que rendirse. Est¨¢ en la sala de los indiscutidos.
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