La ¡®grandeur¡¯ interminable
Sostenida por una generaci¨®n legendaria, Francia prolonga su ciclo triunfal al batir a Qatar La selecci¨®n gala logra su quinta corona mundial
Los grandes campeones de la historia del deporte, dicen, se escriben en ciclos largos, en procesos dominadores. Y el de Francia, de seguir as¨ª, campeona del mundo por quinta vez, apunta a ser interminable. No concibe la generaci¨®n de Les Experts, liderada por un fen¨®meno competitivo llamado Nikola Karabatic y rematada con otros pilares monumentales como Omeyer -elegido mejor jugador del torneo-, Narcisse o Guigou, la posibilidad de perder el apetito. No, de ning¨²n modo. No lo contemplan y por eso siguen y seguir¨¢n ah¨ª, en lo alto, hasta que el paso del tiempo se los lleve por delante por una cuesti¨®n cronol¨®gica, que no de hambre.
Qatar, 22-Francia, 25
Qatar: Saric; Memisevic (1), Benali (1), Mabrouk (-), Capote (6), Roine (-) y Hassab Alla (-) -equipo inicial-;?Stojanovic (ps), Markovic (7, 3p), Al-Karbi (-), Borja Fern¨¢ndez (3), Damjanovic (-), Mallash (3), Madadi (1), Hamdoon (-), Zakkar (-).
Francia: Omeyer; Porte (4), Nyokas (3), Nikola Karabatic (5), Narcisse (4), Guigou (3, 2p) y Sorhaindo (1) -equipo inicial-?Dumoulin (ps), Jerome Fern¨¢ndez (1), Barachet (3), Anic (-), Joli (-), Honrubia (-), Mahe (1), Accambray (-) y Luka Karabatic (-)
Marcador cada cinco minutos:?1-2, 3-4, 5-8, 6-11, 9-13 y 11-14 (Descanso); 14-17, 17-18, 19-20, 19-21, 21-24 y 22-25 (Final).
?rbitros: Novotny y Horacek (CZE). Excluyeron por dos minutos a Mabrouk (2) y Capote (2), por Catar; y a Nikola Karabati y Sorhaindo, por Francia.
Lusail Hall de Doha: 15.300 espectadores.
Francia elev¨® su quinta corona ¨Cpreviamente lo hab¨ªa hecho en 1995, 2001, 2009 y 2011¨C con su grandeur caracter¨ªstica, despu¨¦s de un intens¨ªsimo ejercicio de balonmano. Lo hizo ante la anfitriona de la cita, Qatar, una selecci¨®n imberbe en este juego, pero que al comp¨¢s dictado por otro coloso de gen¨¦tica ganadora como Valero Rivera fue capaz de plantarse en la final y de mirar fijamente a los ojos a su adversario. Al final, 22-25 y el ¨¦xtasis galo.
One more time, una vez m¨¢s, expresaban los altavoces del Lusail Multipurpose Hall de Doha mientras los franceses brincaban de alegr¨ªa como saltamontes. Tal fue la efusividad que Dinart, otrora ejecutor y ahora asistente del t¨¦cnico Claude Onesta, termin¨® con su polo rasgado de arriba debajo de tanto chocar el pecho contra la roca Sorhaindo. A unos metros, el seleccionador regalaba sonrisas y observaba la escena con la sensaci¨®n del trabajo bien acabado. Buen estratega y mejor gestor Onesta, a un lado casi siempre para que la voz cantante la lleve el que m¨¢s sabe.
Y ese es Karabatic. Niko, en su camarilla del vestuario. ?l es el capit¨¢n general y por eso en los tiempos muertos de los momentos decisivos sus compa?eros se agrupaban en torno a ¨¦l y escuchaban sus ¨®rdenes, mientras Onesta se iba a un lado. Como l¨ªder indiscutible, guio a su equipo. A su acierto (cinco de siete en el tiro, un 71%) le uni¨® el esp¨ªritu de sacrificio propio de los grandes. Defendi¨® como un jabato e ilumin¨® el ataque. Junto a ¨¦l, ray¨® a la altura habitual y dio la cara en el tramo decisivo Narcisse (57%), uno de sus lugartenientes.
Qatar fue capaz de plantarse en la final al comp¨¢s de Valero Rivera, otro coloso de gen¨¦tica ganadora
Enfrente, Qatar se vaci¨® sin respiro. Por momentos se envalenton¨® y se disfraz¨® de Francia, pero la ley bleu pesa demasiado. Menci¨®n especial para Capote (86%, seis goles), un cubano que es un portento atl¨¦tico de la naturaleza y no inclin¨® nunca la rodilla. Ni siquiera cuando una cruceta de Omeyer escupi¨® un lanzamiento de Mallash a falta de dos minutos, con 22-24, que pod¨ªa haber cambiado el rumbo. No entr¨® ese bal¨®n. Y los franceses, brazos en alto, festejaron su ¨²ltimo ¨¦xito mientras Valero felicitaba de un lado a otro a todo el mundo, a pesar de la ci¨¢tica que le castiga. Lo hac¨ªa con resignaci¨®n, porque sabe que Francia, la pentacampeona, a¨²n es una quimera para el resto.
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